DLujo entra en el taller de Torrelavega de Leandro Postigo, uno de los pocos torneros que quedan en España
Trabaja siguiendo la técnica transmitida por su abuelo, que inició el negocio hace más de 90 años. Sus obras son reclamadas por todo el país y, por su categoría, elabora y restaura piezas para Patrimonio Nacional
Leandro Postigo heredó de su padre el oficio de tornero, el cual lo había aprendido de su abuelo. Tres generaciones trabajando la madera, torneándola y puliéndola de manera artesanal, convirtiendo este arte en un lujo, ya que, como él mismo confesó, es de los pocos que quedan y ve que nadie le vaya a suceder.
Pero él no pierde la ilusión y sigue trabajando con métodos casi medievales, teniendo que competir con la creciente industrialización en los procesos productivos. Su trabajo es único, siguiendo los pasos de su abuelo, cuando creó el taller en el que ahora trabaja él, en la calle José Posada Herrera, 11, bajo, en Torrelavega, hace más de 90 años.
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El taller del tornero Leandro Postigo, en imágenes
En su pequeño taller, el polvo de madera se posa en todas sus herramientas, creadas por los herreros de finales de los años 20, cuando su abuelo Santiago empezó con este oficio.
Hoy, sus bolos y maderas torneadas de muebles, balcones y escaleras, recorren España y países como México. También otro profesionales, como ebanistas, escultores, tapiceros, tallistas o interioristas, como Mémi Escárcega. Su buen hacer le ha permitido ser incluido en la Red Nacional de la Construcción Nacional, lo que le ha supuesto el pasaporte a poder trabajar para Patrimonio Nacional.
Por su pericia fue reclamado para la recreación de camas y termas del Arqueositio Cántabro-Romano de Camesa-Rebolledo, un asentamiento romano de los siglos I al III después de Cristo.