El 68% de los cántabros muestra su desconfianza hacia la clase política
La Sanidad cuenta con el apoyo del 84% de los ciudadanos, pero solo el 17% considera que la región estará mejor en cinco años
La Encuesta Social de Cantabria que publica con regularidad bienal el Instituto de Estadística (Icane), se ha consolidado con el paso de los años como la mejor radiografía de la opinión popular en múltiples frentes. El formulario que maneja el organismo cántabro cuestiona por los políticos, la sanidad, la educación, la vivienda o el trabajo, por la percepción que se tiene de diferentes instituciones, del medio ambiente, la cultura o incluso del futuro de la comunidad a cinco años vista. Lo peculiar es comprobar los sesgos generacionales que existen en las respuestas, aunque hay asuntos sobre los que, en mayor o en menor medida, existe una opinión unánime. Sucede esto con la visión que los cántabros tienen de los políticos.
Solo el 8,4% dice confiar en ellos, y hasta un 68% zanja, tajante, que desconfía. El resto, no sabe o no contesta. Es un indicador claro de la mala imagen que tiene la clase dirigente a ojos de los ciudadanos de la región;aunque luego hay matices si se opina respecto del Gobierno nacional, el regional o el local.
En el polo opuesto, la opinión sobre el funcionamiento de la Sanidad cántabra registra una aprobación del 84% en una constante que se viene observando desde la encuesta realizada en 2017. Curiosa es también la diferencia de sexos, pues las mujeres tienen mayor grado de insatisfacción que los hombres.
En cuanto a las instituciones, sigue mandando la buena imagen de la Policía Nacional, que cuenta con el apoyo del 71,8% de los cántabros, lejos de la fe que tienen en la economía –un 29,5%– o en el futuro de la región de cara a los próximos cinco años, puesto que un 30,9% piensa que la situación será peor que la actual.
La encuesta busca conocer las aptitudes sociales y condiciones de vida de la población, pero es un estudio pormenorizado que deberían analizar con detenimiento aquellos que dirigen Cantabria.
Políticos e instituciones
Mayor confianza en los ayuntamientos
La encuesta puede sonrojar a muchos profesionales de la clase política, pues en ella queda reflejada la desconfianza generalizada que tiene la gente sobre su desempeño. Si se pregunta en términos generales, el resultado es desolador:solo el 8,4% de los cántabros dice confiar en ellos. Esto es, menos de uno de cada diez ciudadanos cree en sus dirigentes. Todo ello conduce también a la desidia, pues hasta el 38,5% de la población dice sentirse nada interesado por este asunto, y hasta un 17% considera que resulta muy difícil formar una opinión fundada sobre ello.
Hay también diferencias por generaciones. Los que más interés muestran por la clase política y su funcionamiento son los que se encuentran en el sector de edad comprendido entre los 35 y los 44 años, mientras que los que tienen entre 55 y 64 años son los que menos tiempo le dedican a estos debates. Por norma general, ellas dicen sentirse más despistadas para estar al tanto de la actualidad política –entre un 59% y un 60% consideran difícil o muy difícil estar al día–, unas cifras que caen en ellos para situarse entre el 41% y el 31%, respectivamente.
Aparte de la concepción general, si se desciende al detalle van apareciendo diferencias. El Gobierno de España apenas goza de la confianza del 20% de los cántabros, y eso pese a que esta encuesta se ha realizado meses antes de que se conocieran los detalles de la trama de corrupción que ha salpicado a varios miembros del PSOE. Algo mejor se posiciona el aprecio a la labor del Gobierno de Cantabria, con un 31,9% de confianza, mientras que los ayuntamientos gozan de una posición muy superior de apoyo, subiendo hasta el 41%. Tiene su lógica porque la cercanía de las personas siempre ayuda para afianzar la confianza.
Marcha de Cantabria
Buena oferta cultural y mala situación económica
El análisis que publica el Icane habla también de otros asuntos como la satisfacción existente con la oferta cultural regional. Ahí Cantabria saca cada vez más pecho impulsada por Santander, que en los últimos años se está afianzando como un referente en el norte de España. Hasta un 47,3% de los residentes en la comunidad dicen sentirse satisfechos con la oferta cultural programada. Es una cifra que ha mejorado respecto a la encuesta que se realizó en 2022 y muestra los datos más favorables desde 2010. Por sexos, entre las mujeres la cultura presenta uno de los valores más altos (49%), mientras que entre ellos, el porcentaje es menor (45,6%).
El formulario de la Encuesta Social de Cantabria contiene también cuestiones sobre medio ambiente. El 45,3% de los encuestados dice estar satisfecho con este apartado, en el que se destaca la calidad del entorno natural de la región. Un valor que también ponen en valor los visitantes y turistas.
La educación, otro frente que preocupa a los ciudadanos, se encuentra en una buena posición para alzarse con un 45,3% de satisfechos, un porcentaje cercano a la opinión que los cántabros tienen del funcionamiento de los Servicios Sociales, que llega al 40,7%. En este aspecto también se mejoran las cifras de 2022. Los hombres son más críticos que las mujeres, el 25,8% están insatisfechos, y el 39,2% satisfechos, mientras que en el caso de ellas son el 20,5% y el 42,2%, respectivamente.
Mucho más pesimistas son los datos económicos. Aquí ganan los insatisfechos, que ascienden hasta el 37%, mientras que los satisfechos son el 29,5%;pero supone una mejora respecto a la encuesta de 2022, en que los insatisfechos eran el 47%.
Sanidad
Mayor satisfacción con la sanidad privada
La opinión de la Sanidad es otro de los aspectos que obtienen mayor porcentaje de aprobación en esta edición de la encuesta, con un 84,13% de satisfacción ciudadana con el servicio en los centros hospitalarios públicos. Y eso contando que las listas de espera son un lastre en esta valoración. En el ámbito privado, la cifra asciende aún más hasta el 89,54%.
El análisis se detiene en cifras desglosadas sobre la satisfacción que arrojan los servicios dados por los especialistas o los centros médicos de familia, por poner un ejemplo;pero resulta más interesantes los hábitos que presentan los ciudadanos y que están directamente implicados en la salud. Uno de ellos es la alimentación. Los cántabros dicen consumir verdura solo cuatro días de los siete que tiene la semana. Con la fruta sucede lo mismo: solo cinco días de la semana. Por contra, aumenta la ingesta de bollería industrial, sobre todo entre los más jóvenes, en una tendencia que ha sido creciente en los últimos años.
Es más positiva la cifra de los que afirman no haber fumado en la vida –asciende al 56,7%–. Esto se debe a la mayor presencia de jóvenes que no lo han probado nunca. Y según el género, ellas siguen siendo menos fumadoras, pues un 61% dice no haber cogido nunca un cigarrillo frente al 51% de ellos.
La estadística también valora algunos servicios críticos como los servicios públicos de Urgencias. Según la encuesta del Icane, el 38,3% de los cántabros asegura que funcionan bien,pero el 7% dice estar totalmente insatisfecho. Por el camino está la escala de grises, donde no son tajantes a la hora de hablar de buen o mal servicio. En el ámbito privado, por el contrario, la situación no mejora. El 29,6% dice estar satisfecho y el 11,8% asegura estar insatisfecho.
Trabajo y educación
El 8,8% no ha finalizado la ESO o el Bachillerato
El grueso de los ciudadanos cuenta con una titulación de Educación Secundaria Obligatoria o Bachillerato –el 21,7%–;pero solo el 0,3% ha estudiado un doctorado. Los que son licenciados o graduados –que es la nomenclatura que se utiliza desde la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior– son el 13,9%. Lo más preocupante de la estadística es la gran cantidad de personas que no cuenta con los estudios obligatorios o que no ha finalizado el Bachillerato, y que ascienden al 8,8%. Es un ámbito en el que se encuentra también buena parte de la población más envejecida, sobre todo en el caso de las mujeres, que no tuvo la oportunidad de estudiar.
Esta fotografía de la educación en Cantabria ayuda a comprender el ámbito laboral. Por ejemplo, el 22,7% dice estar muy satisfecho con su trabajo actual, mientras que el grueso asegura que su puesto es aceptable –el 34,3%–. Son menos –el 4,9%– los que están insatisfechos.
Los números también hablan de la opinión que tiene el trabajador cántabro sobre su posibilidad de cambiar de empleo. El 43,6% asegura que le resultaría difícil mientras que el 39,6% piensa que lo haría fácilmente.
El documento publicado por el Icane no deja bien parada a la región para aquellos que quieren emprender su propio negocio. A esta cuestión le llega una respuesta demoledora:un 70,9% considera que es muy difícil montar una empresa en Cantabria. La burocracia es el peor enemigo en este aspecto, algo que pretende solucionar la Ley de Simplificación recientemente aprobada por el Parlamento cántabro. La concesión de ayudas también afecta a la mayor o menor facilidad que los empresarios emprendedores tienen para arrancar con un negocio.
Vivienda
La mayoría cree que la vivienda es muy cara
No hace falta realizar una encuesta de estas características para darse cuenta de que el acceso a la vivienda es un problema de primer orden que se posiciona en la cúspide de las preocupaciones de la sociedad, no solo cántabra, sino española en su conjunto. La mayoría de los ciudadanos –el 88,4%– opinan que la vivienda está muy cara. No se refieren únicamente a la promoción privada, sino también a la pública, que ha ido subiendo de precio en los últimos años por la imposibilidad de que los promotores particulares pongan en marcha proyectos si no es con un incremento de los costes del metro cuadrado.
Aún con todo, España se encuentra a la cola de Europa en la construcción de vivienda de protección oficial y eso también se refleja en la encuesta. El 73,8% de los cántabros considera que hay poca vivienda pública. Y el 40,2% cree que hay poco suelo para construirla. Y eso pese a que la nueva normativa aprobada esta legislatura ha abierto la mano a construir en suelo rústico. Una iniciativa con la que se pretende revitalizar las zonas rurales para atajar el despoblamiento.
El alquiler es otro de los frentes donde se detiene la encuesta. El 65% cree que se incentiva poco o muy poco el arrendamiento de pisos. Esto último es un problema estructural que tiene que ver con la mayor rentabilidad que el propietario obtiene del alquiler vacacional, sobre todo en Cantabria, donde muchos municipios turísticos han apartado la inmensa mayoría de la oferta de pisos con alquiler fijo para cambiarlo por el temporal. Sucede sobre todo en los municipios costeros, con Santander a la cabeza. Pero es algo que se está notando en Castro Urdiales, Laredo, Suances y otros tantos enclaves turísticos. No hay pisos para alquiler fijo.
Futuro de Cantabria
El pesimismo sobre el futuro gana al optimismo
Los cántabros ven el futuro de la región con más pesimismo que optimismo. Todos los factores analizados anteriormente pesan en esta deliberación. Sobre todo la vertiente que atiende a la economía, que no salía muy bien parada de esta evaluación. El 41% considera que la situación de Cantabria será parecida en cinco años;el 17,3% cree que estará mejor y el 30,9% piensa que irá a peor. Es una cifra inferior a la registrada en 2022, año en que se alcanzó el 36% de pesimistas, y está también muy alejada del 58% de agoreros registrado en el fatídico año 2020, con la pandemia de covid en su punto más crítico. En ese sentido no se alcanza una valoración más positiva desde 2005.
Pesa sobremanera la incertidumbre mundial, con los problemas políticos, las dudas económicas y climáticas. Lo más común, sobre todo tras lo sucedido en la pandemia, es pensar que cualquier futuro posible puede resultar peor. De ahí que los seguidores del 'carpe diem' hayan aumentado desde 2020.
Suerte para muchos residentes que el grado de identificación con la región haya crecido, pues el 59,7% de los cántabros se siente totalmente identificado y orgulloso de serlo. Sorprende además que no existen apenas diferencias por edades, pues tanto los jubilados como los estudiantes tienen el mismo grado de identificación y arraigo.
Por rangos de edad, los más jóvenes ven el futuro peor. El 44,3% de los que tienen entre 25 y 34 años piensa que el futuro será peor de lo que es hoy. Y el optimismo crece en el siguiente rango de edad que contempla la estadística, el de los que tienen entre 16 y 26 años, con un 22,5% que piensan que Cantabria tendrá mejores trabajos, salud y bienestar en los próximos cinco años.
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