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Dos aficionados pescan en la bahía con el Club Marítimo al fondo Roberto Ruiz

Con la caña como fiel compañera

Decenas de aficionados a la pesca disfrutan de su pasión en la bahía de Santander, «aunque cada vez haya menos peces»

Kevin Barquín

Santander

Lunes, 7 de julio 2025

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Juan Ignacio Anguren y su hijo esperan que alguna de sus dos cañas, ya lanzadas a la bahía desde Gamazo, justo al lado de las tumbonas, den sus frutos. Treinta años lleva pescando el padre. Antes, venía con su progenitor y ahora es él quien trata de enganchar a su hijo a la pesca. «Papá, ya terminé», dice el pequeño mientras cacharreaba con dos cubos de agua. «Me he criado en frente del Museo Marítimo, pero como ahora está cerrado vengo aquí», explica Anguren a la vez que reconoce que acude a esa zona porque le acompaña el niño, pero que si no suele ponerse «en la costa, en las playas por la noche o en acantilados, porque ahí pescas un poquitín más». Le sobra experiencia. «Tengo todos los tipos de caña que existen y conozco todas las modalidades». También lo ha hecho en barco, en el que tenía un amigo suyo, pero le vendió y Juan Ignacio no quiere comprar uno: «Es el sueño de cualquier pescador pero tampoco pescas nada». Que la pesca ha venido a menos en los últimos años es un testimonio que comparten la mayoría de los pescadores. «Es un desastre», sentencia Anguren.

El Diario Montañés ha hablado con varios pescadores que tiran su caña en la bahía de Santander. Unos practican la pesca de fondo y otros van a por maganos o calamares con cañas más pequeñas, pero la mayoría coinciden en que «cada vez hay menos peces». Guillermo del Pozo, uno de los defensores de esta idea y al que le encanta «pasar tres o cuatro horas todas las mañanas con su radio porque le relaja», cree que el motivo de la decadencia es «que no se hizo el segundo espigón». Aunque tiene la esperanza de que «próximamente lo van a hacer y espero que en unos años vuelva a haber vida». También ubicado en la zona más próxima a las tumbonas de Gamazo, describe que ahí se pueden coger dentones, lubinas, doradas, brecas, jargos, pero insiste en que este año «ha sido horrible, horroroso». Practica pesca de fondo y trata de atraer a los peces con gusana (cebo vivo).

«Tengo todos los tipos de caña y conozco todas las modalidades, pero este año es un desastre»

Juan Ignacio Anguren

Pescador de El Astillero

«Es mi primer año de pesca, me enganchó mi hermana y ahora no me lo quiero perder nunca»

Salvador Pérez

Pescador aficionado

«Vengo dando un paseo desde mi casa y me encanta estar tres o cuatro horas todas las mañanas»

Guillermo del Pozo

Pescador y jubilado

Óscar Renedo, de Torrelavega, lleva pescando varios años en Santander. Suele hacerlo en Gamazo, pero también ha frecuentado zonas como Puertochico y la Grúa de Piedra. Entre sus mejores ejemplares recuerda alguna lubina de tres o cuatro kilos, pero asegura que «cada vez hay menos. Todo comenzó con la depuradora, muchos se alimentan de residuos», apunta.

«Cada vez hay menos peces. Todo comenzó con la depuradora, muchos se alimentan de residuos»

Óscar Renedo

Pescador de Torrelavega

«Me muevo por diferentes ubicaciones, pero siempre con arena, si hay piedras trabo mucho el señuelo»

Eduardo Júarez

Pescador aficionado

«Llevo treinta años, me divierte, me entretiene y me veo muchos años más con la caña en la mano»

Marti Pérez

Pescadora aficionada

A la izquierda, un pescador lanza su caña al lado de la playa de Los Peligros. A la derecha, un pescador, sentado en un noray junto al mar. D. Pedriza
Imagen secundaria 1 - A la izquierda, un pescador lanza su caña al lado de la playa de Los Peligros. A la derecha, un pescador, sentado en un noray junto al mar.
Imagen secundaria 2 - A la izquierda, un pescador lanza su caña al lado de la playa de Los Peligros. A la derecha, un pescador, sentado en un noray junto al mar.

En la rampa de la Escuela de Vela charlan Salvador y Martina Pérez –Marti como la conocen sus amigos–, dos hermanos que buscan rellenas, cachón y sepia y que aún no habían lanzado sus cañas al agua. Salvador lleva un año y su hermana treinta, aunque ambos coinciden en que durante esta época del año todo lo que pescan, deben devolverlo al mar. «Estamos en veda y en Cantabria desde el 15 de mayo hasta el 15 de agosto está prohibida la pesca de estas especies».

De la misma manera acude al mirador del Chiqui Eduardo Juárez, a sabiendas de que lo que saque durante la mañana, tendrá que devolverlo. Éste se coloca con una caña pequeña y como cebo utiliza un señuelo de color blanco. Si algún día cambia de ubicación, suele elegir zonas donde hay arena. «Cuando hay piedras trabo constantemente el señuelo», comenta Juárez. Por las noches, se coloca en zonas donde hay focos. Otros días también se pone pasando la playa de Molinucos, pero con una caña más larga. A probar suerte.

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