Cantabria escala un puesto para ser la cuarta región con mejor calidad de vida
Navarra, La Rioja y País Vasco registran los niveles más altos; los más bajos se dieron en Galicia, Andalucía y Canarias
Cada año aumenta el número de personas que visita la región atraídas por el clima, el mar, la montaña, los paisajes, la cultura, la tranquilidad... y muchas de ellas vuelven a sus casas y a sus comunidades pensando en lo bien que se vive aquí, una impresión –y eso es lo importante en este caso–, compartida por muchos de sus habitantes. De hecho, Cantabria es la cuarta comunidad con mayor calidad de vida de España, una compleja clasificación, desarrollada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), a partir de decenas de indicadores de bienestar que componen el Índice Multidimensional de Calidad de Vida (IMCV).
En su metodología, el INE combina los datos estadísticos con encuestas que pueden incluir matices subjetivos para acercarse lo más posible a la realidad de los ciudadanos de cada región, que se aborda a través de nueve ejes: condiciones materiales de vida, trabajo, salud, educación, ocio y relaciones sociales, seguridad física y personal, gobernanza y derechos básicos, entorno y medioambiente y, por último, experiencia general de la vida. El conjunto de los resultados obtenidos en cada uno de ellos arroja ese índice general de calidad de vida.
Navarra, La Rioja y País Vasco aventajan en el estudio a Cantabria, que ha avanzado un puesto de 2023 a 2024, adelantando a la Comunidad aragonesa, hasta sumar un índice global de 103,42 –el año de referencia, con uno de 100, sería 2008–. La media nacional es de 101,47.
Un remanso de paz
Cantabria destaca en dos de estos apartados, seguridad física y personal y entorno y medioambiente, que vienen a coincidir con esa imagen como un remanso de paz y tranquilidad en un marco incomparable; en ambos casos ocupa el segundo puesto entre todas las comunidades. La subdimensión de seguridad evalúa el grado de protección de las personas frente a situaciones de violencia, delincuencia o inseguridad en su entorno, y se establece a partir de las tasas de homicidios y criminalidad, la percepción de inseguridad al pasear solo de noche y los problemas de seguridad y vandalismo en el área en que se reside. Asturias ocupa el primer puesto de esta lista, que cierra Cataluña.
El que hace referencia al medioambiente evalúa la exposición a contaminación y ruidos, el acceso a zonas verdes y de recreo y la percepción de la población sobre la calidad del entorno en el que reside, lo que incluye aspectos como la limpieza, el mantenimiento de los espacios, la tranquilidad o la sensación de bienestar general donde se vive. Navarra y Canarias ocupan, respectivamente, el primer y último puesto en este epígrafe.
La región destaca también, aunque de forma menos acentuada, en lo que respecta a la salud y la educación, capítulos en los que ocupa la cuarta posición. El de salud recoge tanto la información sobre el acceso a a la atención sanitaria como la procedente de encuestas que reflejan el índice de masas corporal de los participantes, si son o no fumadores y si practican ejercicio físico. Se constata una clara mejora de este índice desde 2021, escalando desde 100,70 hasta los 105,42 de 2024. Navarra encabeza la relación y Castilla-La Mancha la cierra.
En cuanto a la educación, se valora el nivel educativo y formativo de la población, y también su capacidad para adquirir y mantener conocimientos a lo largo de la vida. Pese al buen puesto de Cantabria, el estudio del INE refleja una caída de dos puntos desde 2023, hasta los 113,31 de 2024. El País Vasco lidera esta tabla, en la que Murcia tiene la peor nota.
Más discreta es la valoración que obtiene Cantabria en lo que respecta al trabajo y las condiciones materiales de vida, secciones en las que alcanza las posiciones séptima y octava, respectivamente.
El IMCV mide, por un lado, el grado de acceso al trabajo, la estabilidad laboral y la incidencia del desempleo prolongado y, por otro, la calidad del empleo, su capacidad para garantizar un nivel de vida adecuado y un equilibrio entre la vida laboral y personal. Baleares y Extremadura se sitúan en los dos extremos.
Para determinar el índice de las condiciones materiales de vida se tienen en cuenta numerosos datos, desde los que reflejan la situación económica de los hogares y las personas, a través de la renta, la desigualdad y el riesgo de pobreza, hasta aspectos relacionados con las dificultades económicas cotidianas y la calidad de las condiciones de vivienda de los hogares, además de su capacidad para afrontar situaciones económicas adversas y mantener su estabilidad financiera a lo largo del tiempo. El País Vasco goza de las mejores condiciones materiales, según el IMCV, y Canarias padece las peores.
Desde 2020, el índice que representa el apartado de ocio y relaciones sociales ha caído en picado en Cantabria, como también lo ha hecho en toda España. En la región, ese desplome ha supuesto pasar de 104,70 a 94,42, el punto más bajo desde que el INEinició este estudio. En la comparativa con otras comunidades, Cantabria es décima, mientras Navarra ocupa el primer puesto y Canarias, el último.
Este resultado invita a la reflexión, no tanto por lo que afecta al ocio, que se analiza por el grado de satisfacción de los cántabros con la disponibilidad y aprovechamiento de su tiempo libre, sino por la imagen que ofrece de las relaciones sociales: Cantabria es una de las regiones donde la gente está menos contenta con sus relaciones personales, un análisis que incluye la frecuencia de las reuniones con amigos, familiares o compañeros, la posibilidad de contar con familiares, amigos o vecinos a los que pedir ayuda, tener a alguien con quien hablar de temas personales y, en definitiva, la confianza que se deposita en los demás.
Vidas sin mucho sentido
Más preocupante aún es la valoración que los cántabros hacen de su experiencia general de la vida, que los hunde en el puesto duodécimo de toda España, por debajo incluso de la media nacional, en una relación que encabeza Navarra y cierra Galicia.
Aspectos como la valoración que las personas hacen de su vida, la frecuencia e intensidad de sus sentimientos de felicidad y la percepción que tienen sobre la utilidad y el significado de su propia existencia aparecen recogidos aquí, sin mucho éxito.
Ese mismo puesto, el número doce, es el que la región ocupa en gobernanza y derechos básicos, sección liderada por la Comunidad Valenciana y en la que Castilla y León aparece última. En el caso de los cántabros, más que su nivel de confianza en los principales pilares institucionales del Estado 'suspenden' en implicación en la vida pública y política.
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