José Luis Vallines | Expresidente del PP, exsenador y exvicepresidente del Gobierno
«Di la cara por el PP y me dejaron tirado, el partido me negó el pan y la sal»«Claro que Revilla sabía lo que estaba pasando con el funcionario de Obras Públicas. Es imposible que existiera esa trama sin su conocimiento»
José Luis Vallines (Cuba, 1944) fue uno de los protagonistas de la etapa más convulsa de la política cántabra. En aquellos años 80 y 90, en los que el Parlamento era un polvorín y Juan Hormaechea acaparaba todos los focos, Vallines rozó con los dedos la Presidencia de Cantabria en más de una ocasión. Senador, número uno del PP antes de la llegada de Gonzalo Piñeiro y vicepresidente de aquel Gobierno de gestión que lideró Jaime Blanco durante siete meses, Vallines regresó a la política de la mano de su amigo Nacho Diego, pero acabó enfrentado al partido de su vida tras la llegada de María José Sáenz de Buruaga. A sus 81 años, sigue la actualidad política a través de los periódicos desde su despacho de la empresa Canfrisa en la calle Lealtad de Santander.
–¿Ha bajado tanto el nivel político hoy en día que idealizamos el pasado o realmente en su época había más altura de miras?
–De este tema suelo hablar bastante con los taxistas cuando critican a los políticos. En la época de la Transición había muy buenos profesionales que, con la ilusión de aquella nueva etapa democrática en el país, se incorporaron a la política sacrificando lo demás. Pero ahora eso no existe. Tenemos una sociedad que los paga mal, los critica... Entonces, ¿quién se va a querer dedicar a eso? Pues, o gente que está empezando su carrera profesional, o los que van a lo que van. Y eso es lo que está pasando. Hijos de puta hay en todas las familias y en todos los ámbitos. La sociedad también es culpable de lo que está pasando.
Las frases
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PP «El mejor presidente de la historia de Cantabria ha sido Nacho Diego, pero confió en quien no debía»
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UPCA «Hormaechea era un político estupendo. Todo lo que hacía tenía sentido político y por el bien común»
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Regionalismo «El PRC puede sobrevivir a Revilla con Paula Fernández. Creo que es una chica seria y capaz
–Está muy mal visto ser político ahora...
–Ya, pero se van cambiando de poco en poco. Los funcionarios no. Siempre son los mismos. Y para que haya un caso de corrupción importante tiene que darse la participación de los dos: un político y un funcionario. En solitario no pueden hacer nada.
–Pues en el 'caso Obras Públicas' solo se ha juzgado y condenado a un funcionario, sin ningún responsable político encausado.
–¿Y crees que Miguel Ángel Revilla, que ha sido presidente y consejero, no notó nunca nada? Cuántas veces se habrán quejado las empresas de lo que estaba pasando ante él y a José María Mazón... ¿Crees que no lo sabían? ¿Cómo no lo van a saber? Y ellos tenían la obligación de investigar lo que estaba pasando. Es imposible que exista esa trama sin que lo sepan y lo toleren. No me cabe ninguna duda que sabían lo que pasaba porque los propios afectados se iban a quejar.
–Es decir, como mínimo ha habido dejación de funciones.
–Sí, y estupidez también.
–He hablado con dirigentes del PP de su época y me dicen que no tiene trato con ellos ya.
–Ocasionalmente con Nacho Diego, con quien tengo casi una relación de padre-hijo. Pero sí, muchas amistades de aquella época se acabaron. En los momentos de tensión te das cuenta de quienes son tus verdaderos amigos y quienes son buenas o malas personas. Yo suelo decir, sin aludir a nadie en concreto, que se puede ser abogado del Estado y tonto al mismo tiempo.
–Usted llegó a llevar a juicio al PP para reclamarle lo que invirtió al comprar TeleBahía entre 2008 y 2015. Pero lo perdió.
–El partido me dejó tirado. Durante la presidencia en el PP de Nacho Diego había interés por tener un medio afín o, al menos, uno que no fuera contrario. Di la cara y me puse al frente de TeleBahía. Pero salió mal. En 2015 acabó la aventura y cuando, poco después, llegó la nueva presidenta, María José Sáenz de Buruaga, le reclamé que el partido me devolviera lo invertido. Y me negaron el pan y la sal. Me di de baja del PP, mandé una carta a Mariano Rajoy... pero perdí.
–¿Y desde entonces no ha tenido relación con el partido?
–No, nada en absoluto.
–¿Cómo vivió aquel Congreso fratricida de 2017 entre Buruaga y Diego?
–Fue un fraude electoral. Nacho se equivocó haciendo la campaña fuera de la sede del partido y le hicieron todas las trampas del mundo. Todas. A mi juicio, Buruaga no ganó limpiamente ese Congreso.
–Han pasado ocho años, ¿aún no se han cerrado las heridas?
–Siguen abiertas y mal cicatrizadas.
–¿No habla nunca con Buruaga?
–No, ni quiero volver a hacerlo. No he vuelto a hablar con ella desde aquella etapa.
¿Qué opinión le merece el Gobierno actual del PP?
–Normalillo. Tiene gente que sabe y gente que, en fin... Y encima tienen a la peor presidenta del Parlamento de la historia de Cantabria.
–Uno de sus rivales políticos de aquellos años, Revilla, está inmerso en su sucesión.
–Lo tienen complicado porque ha ocupado ese puesto mucho tiempo y parece que no se quiere ir del todo. Claro, ¿dónde va a ir?
–¿Ve a Paula Fernández capaz de ocupar su lugar?
–Sí, es de lo poco que reconozco de valor en ese partido. Me parece una chica seria.
–¿Puede sobrevivir el PRC sin Revilla?
–Creo que con Paula Fernández sí porque he seguido su trayectoria y me parece capaz.
–Usted ha estado cerca de ser presidente de Cantabria en varias ocasiones. Cuando el PP puso a Ángel Díaz de Entresotos y a Juan Hormaechea por delante de usted, la vicepresidencia del año 90, las elecciones del 91 como candidato popular... ¿Le ha quedado esa espina clavada?
–No, en absoluto, porque nunca lo quise ser. Lo que pasa es que siempre estaba en primera línea porque las circunstancias eran las que eran.
–¿Se sintió defraudado con su partido en aquella época?
–Bueno, algunas veces, pero creo que eso es normal en política o en una relación de amistad o un matrimonio...
–Ahora que han pasado tantos años, ¿cambiaría alguna decisión que tomó entonces?
–Pues, hombre, por mi bienestar y por el de mi familia, seguro que sí. ¿Qué hacía yo presentándome de candidato contra Hormaechea en 1991? No había nadie que quisiera hacerlo y me tocó.
–¿Cómo recuerda a Hormaechea? Fue su gran enemigo.
–Era un político estupendo. Todas las cosas que hacía tenían sentido del bien común. Lo he criticado mucho, pero hizo muchas cosas, como aquel asfaltado de las carreteras de los pueblos, que llegaba hasta las cuadras y que salvó la vida a la gente que vivía allí. Todo lo que hacía Hormaechea tenía sentido. Es cierto que tenía sus cosas personales e íntimas, pero...
–¿Ha sido el mejor presidente de la historia de Cantabria?
–El mejor ha sido Nacho Diego, lo que pasa es que le tocó gobernar en una época muy jodida. Y también cometió errores, claro, como confiar en personas en las que no tenía que haber confiado.
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«Ayuso puede ser el futuro del PP, pero antes veo a Feijóo como presidente de España»
¿A Feijóo le ve de presidente de España?
–Sí, yo creo que sí.
–¿Le gusta el tipo de oposición que hace a Pedro Sánchez?
–Hay cosas que me gustan y cosas que no me gustan.
–¿Le parece demasiado agresiva?
–No, no, no... Simplemente hay cosas que me gustan y otras que no. De la misma manera que tiene compañeros que no me gustan. Pero, en general, lo tiene todo a favor para conseguirlo. Si me preguntas por Isabel Díaz Ayuso, pues creo que es una política cojonuda, pero también tiene un problema grave con Miguel Ángel Rodríguez como asesor. Le conocí cuando vino Aznar a Santander. Estábamos en el Palacio de Festivales y apareció un tío de barba que no conocíamos de nada y nos preguntó cómo iba a empezar el acto. Le dijimos que Aznar subía en ascensor y bajaba por las escaleras para recibir un aplauso largo y completo. Se negó de entrada. «De ninguna manera», dijo. Se lo dije a Aznar y me hizo caso. Fue un éxito. Así fue como le conocí y después he seguido su trayectoria.
–Entonces, ¿Ayuso es el futuro del PP?
–Podría ser, pero creo que Feijóo tiene futuro.
–Antes deberá desalojar a Pedro Sánchez.
–Lo de ese hombre es increíble. Puso una moción de censura a Rajoy por una condena por lucro ilegal del PP en un municipio de Madrid, que luego se anuló. ¡Y él tiene a su secretario de Organización en la cárcel y al otro enjuiciado! Aquí no dimite nadie, está claro que la política de ahora no tiene nada que ver con la anterior. Antes había más sentido de la ejemplaridad. Lo que sucede ahora no me lo puedo creer.
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