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Diversión en Camargo en el parque hinchable más grande del mundo: «Me lo estoy pasando pipa»
Cientos de padres y niños asisten cada día a disfrutar de los toboganes gigantes, rampas, obstáculos y castillos
A las puertas del recinto, decenas de padres se aglomeraban este lunes tras la verja, móviles en mano, intentando adivinar qué se iban a encontrar al cruzarla. Dentro, ya se escuchaba música. Grandes éxitos nacionales e internacionales marcaban el ritmo de un mundo elástico de 4.000 metros cuadrados repartido en diez áreas de juego. Eran las primeras horas de apertura del parque hinchable más grande del mundo, que ha llegado a Cantabria, y la expectación era total.
Niños nerviosos se alineaban en la fila. Algunos parloteaban sin parar, otros observaban con calma cómo avanzaba la entrada. Lo que estaba claro es que aburrirse no era una opción. Media hora antes de que se abrieran oficialmente las puertas, ya se había formado una larga cola bajo la sombra, uno de los bienes más cotizados del día. Dentro también la había, así como zonas con sillas y sombrillas para quienes esperaban a los pequeños.
En la web, todas las entradas estaban vendidas salvo las del último turno del día. Un grupo de chicos que viajaban en autobús desde el centro de Santander había intentado comprarlas por el camino, sin éxito. «Al menos a las ocho no hará tanto calor», bromeaban, resignados. En taquilla aún quedaban algunas entradas para los más despistados, que se daban cuenta al entrar al parking del centro comercial Valle Real.
A pesar de los 27 grados que marcaba el termómetro, más de 250 niños saltaban sin descanso entre toboganes gigantes, rampas, obstáculos y castillos inflables. «Pensaba que iba a quemar porque ha estado el sol calentando durante muchas horas», comentaba Laura Peña, madre de una niña de seis años. «Me he quedado más tranquila al ver que no quemaba. Ahora solo falta que no se haga ningún rasponazo», comentaba de forma irónica.
Y como en todo evento familiar, no faltaron los pequeños sustos. En menos de cuarenta minutos, la megafonía había llamado a tres padres: «Borja, tu hijo Diego te espera en el bar». Nada grave. El recinto está completamente cerrado y vigilado, por lo que todo se resolvía rápidamente.
Los menores de doce años tenían que ir acompañados de un adulto, y estos también debían pagar entrada, de quince euros, aunque no fuesen a subirse a nada. «Me parece un poco caro porque solo voy a entrar para vigilar, pero bueno, todo sea por hacer un plan diferente. Merece la pena ver cómo se divierte», decía Laura. Para reducir el gasto, algunas familias optaban por organizarse. «Tenía el día libre y no me importaba traerles. Así no estamos todos los padres mirando y nos ahorramos un par de entradas», explicaba Sonia Pérez, de Colindres, que había llevado a su hijo junto a cuatro amigos más. Ellos revoloteaban de un hinchable a otro mientras cantaban de diversión. «Me lo estoy pasando pipa», exclamaba uno de ellos.
Dentro del recinto, la única condición es llevar calcetines. Una medida de seguridad imprescindible que, en caso de olvido, podía solucionarse comprando un par en el mismo lugar. Solo se desaconseja la entrada a mujeres embarazadas; el resto de la población es más que bienvenida. Como resumía el eslogan del evento: «De 0 a 99 años, porque la diversión no tiene edad».
El ambiente era total. El olor a crema solar llenaba el aire, y las botellas de agua y los abanicos eran casi uniformes entre los padres. «Hace calor y nos hemos traído un par de botellas porque seguro que de gastar tanta energía estarán sedientos», comentaba uno desde la zona de espera.
A la salida, las caras lo decían todo: agotamiento, sudor, sonrisas. «Lo que más me ha gustado ha sido el hinchable con el tobogán alto», Luís Sanz, un niño, con el pelo despeinado y las mejillas encendidas. El junto a su grupo de amigos habían aprovechado los ochenta minutos «a tope». Como ellos cientos de niños más que salían para dar paso a los siguientes. Y como remate final, bocadillo en mano y promesa de volver otro día.
El recinto, estará disponible hasta el 30 de agosto, funciona con pases limitados de ochenta minutos cada uno. De lunes a jueves por las tardes (de 17:30 a 20:30) y los viernes y sábados también por la mañana (de 10:00 a 14:30).
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