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Algunas de las gotas estudiadas por los científicos. DM .
El estudio del ámbar de El Soplao abre una nueva línea de investigación al descubrirse savia fósil

El estudio del ámbar de El Soplao abre una nueva línea de investigación al descubrirse savia fósil

Un equipo del IGME está estudiando gotas de resina que formaron dobles emulsiones, sustancias con aplicaciones en la industria farmacéutica

Violeta Santiago

Santander

Martes, 16 de junio 2020, 17:26

Las investigaciones de un grupo de científicos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) en el yacimiento de ámbar de El Soplao han concluido con un nuevo descubrimiento que abre la puerta a futuras vías de investigación. Por primera vez y de forma inesperada, según subrayan los investigadores en un artículo publicado en Scientific Reports hace unos días, se demuestra la existencia de savia fósil, a partir de la cual se podrá abordar la identificación de los árboles que produjeron la resina en el pasado geológico, el reconocimiento de aspectos fisiológicos de estas antiguas plantas resinosas o la determinación de aspectos ambientales de los antiguos bosques.

Los expertos del IGME creen que la ventana al pasado que supone El Soplao «se ha hecho más grande» con este hallazgo y han destacado la importancia del ámbar como contenedor de información paleontológica. «No podía haber mejor contenedor para conservar la savia que el ámbar o resina fósil, que además tiene su origen en un daño en los conductos que transportan los 'jugos' de los árboles», ha explicado el equipo integrado por Rafael Pablo Lozano, Enrique Peñalver, Eduardo Barrón y Ana Rodrigo del Museo Geominero (IGME) así como Ricardo Pérez de la Fuente del Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford y José Luis Viejo de la Universidad Autónoma de Madrid.

Los responsables del descubrimiento subrayan que, una vez más, el ámbar del periodo Cretácico de El Soplao «demuestra ser una inagotable fuente de conocimiento». «En esta ocasión, se trata de pequeñas gotas de savia que se mezclaron con la resina al salir al mismo tiempo, formando unas texturas muy peculiares, conocidas como dobles emulsiones», reseñan.

Las dobles emulsiones son en la actualidad todo un campo de investigación, con cientos de publicaciones acumuladas, ya que son clave para elaborar muchos productos industriales, por ejemplo, para introducir y estabilizar principios activos sensibles dentro de determinadas sustancias. El descubrimiento de las dobles emulsiones fosilizadas -desconocidas hasta el momento- podría aportar claves en la actual investigación dirigida a la producción industrial de estos elementos.

Según ha informado el Gobierno de Cantabria -a cuya consejería de Educación y Turismo está adscrita la empresa pública El Soplao- el principal reto fue el análisis químico de la sustancia oscura de unas gotitas incluidas en ámbar. Para ello se utilizaron un conjunto de sofisticadas técnicas analíticas como la Espectroscopia Raman, la Espectrometría de Masas y el Microanálisis con Microsonda Electrónica. El estudio detectó elementos inorgánicos como calcio, magnesio, potasio o sodio y, junto a ellos, aparecieron lo que parecían azúcares o residuos de azúcares que resultaron ser sustancias polares (con cargas eléctricas separadas, como los azúcares).

En el yacimiento de Rábago, el ámbar que contiene la savia se encuentra en forma de grandes masas arriñonadas o con aspecto de tortas aplastadas, a diferencia de las piezas que contienen insectos fosilizados, cuya forma recuerda a las estalactitas. En el interior de esas masas arriñonadas hay abundantes bandas claras y oscuras alternándose. El ámbar es fluorescente cuando se observa bajo una luz ultravioleta (como la utilizada para detectar billetes falsos), es decir, reacciona bajo esta radiación emitiendo una luz azul muy brillante. Por este motivo este ámbar tiene un color púrpura cuando se observa con luz solar, ya que una parte de la radiación del sol es ultravioleta.

Las preguntas de la exploración

A lo largo de la exploración, los expertos comprobaron que las bandas oscuras estaban formadas por una constelación de gotitas microscópicas de color marrón oscuro. Cada gotita tenía en su interior otras más pequeñas y de tonalidad clara, por lo que al microscopio el aspecto es vacuolado. Otros científicos habían considerado cada una de estas gotitas como microorganismos fósiles que conservaban sus vacuolas celulares. Pero no todo encajaba con esta explicación, ya que el tamaño de los puntos era demasiado variable para tratarse de microrganismos fósiles.

«El trabajo ha sido un verdadero reto dado que las gotas a analizar tienen tamaños microscópicos»

De esta forma, los investigadores españoles iniciaron un estudio minucioso no solo de las características morfológicas de las gotitas, sino también de su composición química, aunque el trabajo «ha sido un verdadero reto dado que tienen tamaños microscópicos«, han señalado. Según aseguran, se trataba de desvelar el misterio que conecta estas raras gotas fósiles con la industria farmacéutica y cosmética al observar que, técnicamente, eran lo que se llama dobles emulsiones. Si una emulsión es una mezcla de dos líquidos inmiscibles, una doble emulsión es una emulsión de emulsiones, donde cada gotita de uno de los líquidos contiene gotas más pequeñas del otro.

Su trabajo se ha financiado gracias al proyecto CRE (CGL2017-84419), del Ministerio de Ciencia e Innovación y ha contado con el apoyo de la empresa pública El Soplao S.L.

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