Lolo Sainz fallece a los 78 años

Tras toda una vida entre motocicletas, tras muchos años de trabajo intenso, tras haber pasado noches sin dormir para reparar esa avería imposible, tras haber realizado miles de kilómetros para acudir a competiciones, tras de haber forjado una empresa reconocida, respetada y admirada, y tras haber conseguido ser líder de ventas en la región durante muchos años consecutivos, Lolo Sainz ha cruzado la meta de la vida sin hacer ruido, pero con un unánime reconocimiento a su trayectoria y a su forma de ser.

La mejor herencia que deja Lolo es su familia, que siempre le acompañó en sus avatares empresariales y quienes ahora más que nunca, como vienen haciendo desde hace años, seguirán la estela de este pionero. Su esposa, Rosa Agüero, sus hijos Blanca, Lolín y Óscar, sus nueras y yerno, sus nietos... todos han compartido y heredado la filosofía y la forma de ser de Lolo.

En el año 2010 Lolo fue objeto de un merecido homenaje con motivo de la celebración del cincuenta aniversario de la apertura de su establecimiento Motos Lolo. Compartió honores con el «campeonísimo» Ángel Nieto, a quien también se le tributó un homenaje por su trayectoria (12+1 títulos de campeón del mundo de motociclismo) en el contexto de una concentración que tuvo lugar el 8 de mayo en Beranga y Santander.

Desde muy joven Lolo Sainz comenzó con apenas 14 años, de la mano de Mario Poncela, en un local de la calle Moctezuma, frente a la antigua sede de El Diario Montañés. Era un pequeño taller de motos y motocarros donde Lolo comenzó como pinche para aprender un oficio.

En 1960, Lolo, no sin esfuerzo y sacrificio, se instaló por su cuenta, primero en la calle Fernández de Isla de Santander y más tarde en un callejón de la calle Alta, donde permaneció hasta el año 1975. Fueron momentos difíciles, donde el día no tenía horas suficientes, donde se comía con la familia en el taller, en los que también iniciaron su propia andadura profesional en el mismo sector sus dos hermanos, Titín en Santander y Marcelino en Torrelavega.

Con una inauguración de un nuevo taller y de una nueva tienda en los que atendía a todas las marcas de motos, Lolo, con el respaldo en todo momento de su familia y especialmente el de su esposa Rosa Agüero, siempre estrechamente vinculada al negocio, empezó una nueva etapa en 1975, asumiendo la representación en la región de la marca Bultaco, con la que en aquellos momentos brillaba Ángel Nieto.

Las necesidades del negocio y de salvar los momentos de crisis de aquellos años le llevaron a adentrarse en el ámbito de la maquinaria agrícola, que vendía y reparaba aprovechando su experiencia con las motos.

La pasión por las motos, por la competición y por la mecánica, situaron a Lolo también en la primera línea de las carreras de velocidad, en aquella época se disputaban en El Sardinero con una gran presencia de público.

Además de correr con una mítica Bultaco, Lolo siempre apoyó a jóvenes pilotos, especialmente de moto cross. Luego llegaron sus hijos, Lolín y Óscar, que se adentraron también con éxito en la competición. Lolín compitió desde los cuatro años en moto cross, llegándose a proclamar campeón de España junior.

Por su parte, Óscar optó por las carreras de velocidad en los circuitos donde alcanzó una tercera plaza en el Campeonato de Europa de superbikes, ganando carreras; además, tiene en su palmarés ocho participaciones en pruebas del Mundial.

Uno de los aciertos que tuvo Lolo en su trayectoria familiar y profesional ha sido forjar un relevo a su medida y muy cualificado, que hoy protagonizan sus hijos, Lolín y Óscar, y su hija Blanca. Son ellos los que hoy están al frente del concesionario Motos Lolo Yamaha -antes fueron concesionarios de Honda, Derbi y Kawasaki-.

Con un moderno área de exposición para la venta de motos nuevas -y usadas- y con zona de taller de reparación dotada de los más modernos aparatos de diagnóstico y y reparación, Motos Lolo mantiene su carácter de pionero en el sector en la región. A todo ello se sumaron en el año 2005 las instalaciones de la boutique, una tienda abierta también en la calle Justicia donde el motero puede encontrar todo tipo de ropa y complementos de las principales marcas del mercado.

En los últimos años, Lolo no ha dejado de acudir cada día al concesionario y, aunque tenía confianza plena en sus hijos, le gustaba estar al tanto de todo lo que pasaba en las instalaciones.

Hace un año, su yerno, Nacho Bartolomé, inauguraba el concesionario de Kymco en Santander, en la calle Isaac Peral, Alta Moto.