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Lápidas: Un trabajador esculpe, ayer, una lápida que representa la libertad sobre dos elementos: una paloma y las nubes. Es un trabajo «muy minucioso y exigente», explica el empresario Pepín Nereo, quien reconoce que «este tipo de encargos especiales es cada vez más demandado», al igual que las losas con incrustaciones de cerámica o pirograbadas. «Para mí, lo que ahora hacemos es arte funerario», subraya. Alberto Aja
Mil maneras de despedirse de esta vida

Mil maneras de despedirse de esta vida

Arrojar las cenizas desde un velero o pedir lápidas singulares es posible en Cantabria, donde abrirá la primera inmobiliaria funeraria

Miguel Pérez

Santander

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Viernes, 1 de noviembre 2019, 07:45

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Hay mil maneras de morir y otras tantas de despedirse de esta vida. En un nicho tradicional, con un retrato convertido en lápida o ésta en una obra de arte, a bordo de un helicóptero o un velero desde el que aventar las cenizas, con música e, incluso, picando algo. Un cátering. Una tradición en Estados Unidos, Reino Unido o Alemania destinada a hacer catarsis y recordar al difunto. Por haber, incluso existen lápidas para perros. Pequeñas. Breves. Evidentemente laicas. La silueta del can y su nombre. Emocionales.

A todo eso es posible acceder en Cantabria, aunque todavía priman las ceremonias tradicionales. «Los ritos en la región han cambiado poco, aunque sí se han producido dos transformaciones importantes. Los funerales de cuerpo presente ya son los menos y el ceremonial del cementerio también se está perdiendo. La gente de 40 años ya no va al camposanto. Opta por la incineración», afirma Manuel Sordo, jefe de organización de la funeraria La Montañesa. Lleva 40 años en el oficio. Una mirada le basta para saber si un empleado tiene un mal día o ha discutido con un compañero. Y entonces envía a otro trabajador a visitar a los allegados del fallecido. «El trato es fundamental. Son familias que vienen rotas y no puedes agravar más los problemas», sostiene.

La estadística certifica sus palabras. El 40% de las despedidas en esta comunidad son cremaciones. Más o menos en la línea del resto de España (41,22%). La previsión es que en 2025 esta fórmula sobrepase a los enterramientos (60%). «No es una cuestión de precio, pues están bastante igualados», añade Sordo, quien matiza cómo con frecuencia parte de las cenizas acaban en una joya. «Se va a eso», dice, sobre todo en el apocalipsis de los sentimientos, «cuando fallecen hijos» y el sentido lógico de la vida se quiebra. «No está el cuerpo, pero queda la parte simbólica».

Más que Voces: «Es muy bonito despedir a un ser querido con música clásica», afirma la sorprano Estrella Cuello (a la derecha de la imagen), responsable de un ensemble –solista, violinista y organista– formado por profesores de conservatorio. «En un concierto el público está pendiente de nosotros; en los velatorios somos el acompañamiento». ¿Qué canciones les piden? «Cada uno tiene su repertorio, pero suelen ser temas alegres, una mezcla de clásica y bandas sonoras, e incluso pop siempre que el cura nos deje»
Más que Voces: «Es muy bonito despedir a un ser querido con música clásica», afirma la sorprano Estrella Cuello (a la derecha de la imagen), responsable de un ensemble –solista, violinista y organista– formado por profesores de conservatorio. «En un concierto el público está pendiente de nosotros; en los velatorios somos el acompañamiento». ¿Qué canciones les piden? «Cada uno tiene su repertorio, pero suelen ser temas alegres, una mezcla de clásica y bandas sonoras, e incluso pop siempre que el cura nos deje»

De simbolismo sabe mucho Pepín Nereo. Frente al cementerio santanderino de Ciriego, su oficina trasluce los efectos de una evolución generacional en las pompas fúnebres. La muerte es también milennial. Él mismo advierte: «No las llames lápidas; para mí, son cuadros, obras de arte». Se refiere a la galería de losas que llenan las paredes y el taller de la empresa. Ayer, víspera de Todos los Santos, la lista de encargos superaba los cincuenta. En un sólo día. La jornada anterior fueron más. Todas juntas narran cien, doscientas historias anónimas. La marmolería es un cónclave de almas.

«¿Trabajos singulares? Muchos, cada vez más. Van en aumento las familias que quieren que a sus deudos se les recuerde de una manera especial, con una leyenda o una fotografía de un lugar que les era especialmente querido», subraya Nereo. Lápidas pirograbadas, cerámicas y, un poco más allá, otras con símbolos naturales. «Se usan en las ceremonias no católicas, como la que refleja el árbol de la vida, una idea de mi padre», explica este empresario, que reconoce que la otra cara de la moneda radica en la inversión en tecnología.

«Hemos tenido que incorporar sistemas nuevos. Yo diría que al sector lo estamos cambiando los propios profesionales, que debemos adaptarnos a los tiempos». ¿Y cuáles son? «Tiempos en los que se están cayendo todos los tabús. Persisten, sí, sobre todo en las personas mayores, pero la mentalidad de los jóvenes es otra. Cuando piden una lápida, quieren algo más colorido que les recuerde a sus allegados con alegría».

Que la muerte llega a todos es el axioma más certero de la historia de la humanidad. El año pasado se produjeron 426.053 fallecimientos en España. El sector funerario facturó 1.530 millones de euros. El 51% corresponde a las exequias. Otro 17% se lo llevan los impuestos y el resto son extras, desde la contratación de un grupo de cámara hasta el traslado de las cenizas a un lugar peculiar. Y ahí la pregunta que se hace un buen número de familias que tienen claro que su última voluntad será la cremación es: ¿Qué hacer con el panteón o el nicho que compraron los padres o los abuelos?

Un empleado revisa el estado de los nichos, ayer, en Ciriego en vísperas de la festividad de Todos los Santos.
Un empleado revisa el estado de los nichos, ayer, en Ciriego en vísperas de la festividad de Todos los Santos. Alberto Aja

El alma según Mozart

Ese mismo interrogante se hizo hace 14 años PepínNereo, que el próximo enero abrirá en Cantabria la primera inmobiliaria funeraria de España. Su objetivo consiste en poner en contacto a personas que quieren comprar un lugar en el camposanto con otras que lo tienen, pero optan por la incineración. Inmofune, que así se llama la sociedad, ha sido registrada por el empresario, a quien la idea se le ocurrió «un día mientras paseaba por la avenida de Pereda y veía locales cerrados con el cartel de 'se alquila' o 'se vende'».

El proyecto le ha llevado tres lustros hasta que ha logrado patentarlo. Prevé ponerlo en funcionamiento a nivel estatal. «El sector se estaba quedando parado y es como el roble al que hay que agitar para que caigan los frutos», ilustra mientras explica que «ahora mismo hay mucha gente a la que poseer un mausoleo le supone un auténtico problema porque no sabe qué hacer con él y le cuesta un dinero en mantenimiento. Y tampoco sabe que puede venderlo. En los cementerios ves muchos abandonados o que ni siquiera se sabe de quién son».

Las lápidas para perros se han convertido en una iniciativa en auge y ya pueden verse en varios jardines de la región.
Las lápidas para perros se han convertido en una iniciativa en auge y ya pueden verse en varios jardines de la región.

Álvaro Pérez es el gerente de la funeraria Albia en Santander y Torrelavega. Él mismo la define como «innovadora» y coincide en que, a pesar de que la región «no es la más moderna» en protocolos funerarios, «las cosas empiezan a cambiar poco a poco». Disponen de un departamento de atención psicológica y en su catálogo se encuentra la posibilidad de celebrar «ceremonias ancestrales en emplazamientos únicos» o de esparcir las cenizas desde helicópteros, avionetas o goletas. «En otras comunidades ya se está innovando en este sentido, despidiendo las cenizas en el mar o con globos». La motivación es la luz. «Se trata de celebrar la vida, no solo el rito funerario. Queremos que la gente tome su muerte o la de su ser querido como una celebración. Existe también un gabinete psicológico y a los familiares les entregamos un libro de ayuda al duelo donde se explica la negación, la aceptación y el recuerdo; porque a la gente le cuesta pedir ayuda», destaca.

Schubert y Mozart han acompañado a numerosas almas. A la soprano Estrella Cuello y su Ensemble Más que Voces suelen requerirles para cantar en funerales y velatorios. «Se trata de hacer más bello, profundo y solemne el momento», observa esta profesora del Conservatorio de Torrelavega, cuya voz ha brillado en 'La Traviata' y 'La Bohème'. Recuerda como todo comenzó con las bodas. «De ahí se extendió. Un día vino una joven a verme. Su madre había fallecido y me dijo: 'Ella se quedó muy feliz de cómo cantaste en mi boda. ¿Podrías hacerlo para ella en su funeral?». También intervino el amor por la música. «Debe acompañarnos en todos los momentos de nuestra vida –recomienda estrella Cuello–. La música eleva el alma a Dios».

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