El plan ahora está en casa
Pandemia. Las familias cántabras se adaptan al confinamiento y encajan como pueden sus aficiones a las medidas de contención del Covid-19
E n una situación de alarma se requieren medidas excepcionales y, a partir de mañana lunes, el confinamiento será más restrictivo en todo el territorio nacional, limitando los movimientos a las tareas más básicas y de primera necesidad como acudir al trabajo, ir a comprar o a la farmacia. Este fin de semana ha sido todo un reto para las familias cántabras que empiezan a tomar conciencia de que contener al Covid-19 es una tarea de todos si se quiere proteger a las personas más vulnerables.
Los planes de las próximas semanas se limitarán a la casa y eso obligará a muchas familias a reorganizarse y establecer rutinas o recuperar viejas aficiones para que el tiempo pase mucho más rápido para todos. En este sentido, los cántabros empiezan ya a reaccionar de forma positiva y a plantar cara al virus que nos ha marcado temporalmente la agenda de la vida. Motivarse es relativamente fácil, muchos miran ya a Italia, un espejo en el que no se quieren ver reflejados a corto plazo.
Trabajar desde casa y dar clase a distancia van a ser su día a día, combinado con pequeñas salidas a los lugares permitidos evitando las aglomeraciones. Algunos optarán por desempolvar la librería, otros consumirán todos los contenidos de la televisión a la carta, mientras los niños le dan a la consola y, los más afortunados, sobre todo aquellos que viven en entornos rurales, saldrán al jardín a estirar las piernas. Los animales de compañía serán también un buen antídoto contra el abatimiento.
Irene Pérez
«Hay que ser responsable con los más vulnerables»
Irene Pérez es vecina de Cabezón de la Sal, tiene 32 años y espera un bebé para esta primavera. Debido a la crisis sanitaria y a su situación personal, Irene ha optado por el teletrabajo. «Soy consciente de la suerte que tengo de poder trabajar desde casa y valoro mucho las empresas que se están desarrollando en el mundo del teleworking. Me parece algo avanzado y necesario, no solo en una situación de crisis como la actual, sino también en muchas facetas que te plantea la vida», resume. No es la única medida que ha adoptado frente a la pandemia, porque tanto ella como su pareja han decidido atender a rajatabla las recomendaciones de las autoridades. «No saldremos de casa en nuestro tiempo libre y fines de semana más allá de lo estrictamente necesario para cubrir las necesidades básicas. Considero que hay que ser responsables con aquellos que son más vulnerables», sentencia. Aunque ella no teme a la enfermedad por su embarazo, explica que sí le preocupan personas cercanas a ella, que están en el hospital, y tienen un «alto riesgo» si se contagian. Por ello lanza un mensaje a la sociedad: «Es responsabilidad de todos protegernos para proteger a los demás».
Enrique Fernández e Isabel Serrano
«Tenemos que hacer las cosas bien, evitar aglomeraciones»
Es sábado por la mañana, brilla el sol y hace una temperatura de lujo en Liébana. El matrimonio formado por Enrique Fernández e Isabel Serrano ha salido a dar un pequeño paseo por los alrededores de su casa en la localidad de Ojedo. Él es un guardia civil jubilado de 65 años y explica que, de momento, la medida de confinamiento en esta zona se está llevando «bastante bien».
Ellos han estado dentro de la casa pero viendo «este espléndido día» han salido un poco a pasear por La Campaña. Una zona rural despejada de aglomeraciones y gente que les permite estirar las piernas y «respirar aire fresco». Reconocen que son unos «privilegiados» por poder disfrutar de ese entorno. Enrique matiza que ellos están «tomando todas las precauciones, evitando las aglomeraciones y los sitios públicos donde puede haber gente, porque hay que ser precavidos», incide.
Daniela Egusquiza y Dana Pascual
Diversión animal desde el sofá del salón
Para Dana Pascual y Daniela Egusquiza, dos amigas de Medio Cudeyo de 14 y 15 años, es importante pasar tiempo juntas y disfrutar de la compañía de Tobi, Luna y Simón, las mascotas perrunas de la familia Pascual Pérez. Se trata de un bichón maltés, un bichón frisse y «un intento de perro crestado chino», define Ágata Pérez, la madre de Dana que es quien cuida este fin de semana a esta familia numerosa. «Estamos todos en casa, viendo la tele o con el ordenador», explica. Ella es médico oncólogo y, a partir de mañana lunes, volverá al trabajo para continuar su labor diaria. Las consultas en su unidad se han aplazado un tiempo «pero se mantienen los tratamientos de quimioterapia y radioterapia a los pacientes», matiza. Su marido Agustín trabaja en una gran empresa y ya le han comunicado «la posibilidad de trabajar desde casa», añade. Su recomendación como médico es que la gente «se atenga a lo que les están indicando las autoridades».
«Felices»
En casa de Dana hay otro mensaje que se quiere trasladar y es que «no se abandone a los animales» por la crisis sanitaria del coronavirus. La familia es sensible a este tema ya que Luna y Simón «son adoptados», explican. «Queremos que la gente entienda que ellos no tienen nada que ver con la transmisión de la enfermedad, y que el Covid-19 no puede servir de excusa para abandonarlos, porque si lo hacen es porque no les quieren», insiste Ágata.
Con el confinamiento en casa, Luna, Simón y Tobi «están felices» porque tienen toda la atención posible de sus humanos. «Están como locos, van del sofá a la cama, saltando y jugando, para ellos si que son verdaderas vacaciones», resume la doctora.
Juano Valle e Inma González
Lectura, cine y rock and roll
Cuando uno no puede salir de casa hay que combatir el aburrimiento, buscar motivaciones para adaptarse a la nueva situación que se nos plantea. Eso es lo que básicamente hacen Juano Valle e Inma González, una pareja de Santander que ha decidido pasar el tiempo haciendo lo que a ellos más les gusta: ella leer y él practicar su propia música.
En pijama y zapatillas, y desde el sofá de su casa se toman las cosas con «tranquilidad», tal y como van sucediendo las digieren, rehuyendo del otro virus que ha traído aparejado el Covid-19, el de hacer acopio de comida en el supermercado como si fuera el fin de los tiempos. «En Italia mira lo que está pasando y están todos los supermercados abiertos, no creo que nos dejen sin comer», dice Juano.
Este vecino de Santander es pintor, pero su tiempo libre lo dedica a su banda de música, Los Tinkermans, aunque también hace algún bolo con Los Gordini en Escenario Santander. «Ahora nos lo han cerrado y no podemos ensayar, pero no nos quejamos, creo que hay que procurar confiar en las autoridades», defiende.
En el tema del trabajo, el futuro inmediato lo ve un poco más «complicado» porque las obras, tanto en espacios públicos como privados, se están paralizando por la pandemia. «Anoche iba a ir a trabajar a pintar a un bar y, ahora, con la orden de cierre, lo hemos aplazado hasta nueva orden. Igual podemos hacer alguna casa pero en sitios públicos lo vemos difícil», explica.
Juano e Inma salieron ayer un poco a la calle, para hacer «unas compras» de última hora y, después, «nos hemos ido a casa», dice, «a leer, ver cine que nos gusta mucho y a tocar la guitarra», sintetiza. Esa será, a partir de ahora, la rutina de esta pareja santanderina.