Seis delegados de Gobierno en siete años

Desde que Pedro Sánchez es presidente, Cantabria ha visto pasar a seis delegados del Gobierno distintos en siete años. Un récord de fugacidad que contrasta con la longevidad asociada a este cargo en las tres décadas anteriores. La principal razón es que la sede de Calvo Sotelo se ha convertido en el campo de batalla de las guerras internas del PSOE regional. Desde 2018, el sillón de delegado se ha ido alternando entre las facciones que, en un momento u otro, iban acaparando el poder orgánico en el partido. El último en tomar posesión es el actual secretario general del PSOE cántabro, Pedro Casares, que ha desalojado a Eugenia Gómez de Diego, último asidero institucional que le quedaba al sector crítico liderado por Pablo Zuloaga.

Periodista. Fue el gobernador civil de Santander durante el golpe de Estado del 23-F.

Nombrado por Leopoldo Calvo Sotelo. Antes fue gobernador civil en Álava con Suárez.

PSOE. Fue la primera mujer en ser candidata a la Presidencia de una región (La Rioja).

PSOE. Condenado en 1998 por malversar fondos de la Delegación en Navarra.

PSOE. Abogado catalán. Trabajó en el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat.

PSOE. Diputado del Congreso las tres primeras legislaturas de la democracia.

PP. Fue diputado nacional por UCD. Uno de los redactores del Estatuto de Autonomía.

PP. Ha sido consejero de Industria y ahora es el director del Parque Científico.

PSOE. Fue concejal de Santoña, diputado regional y jefe de gabinete de Lola Gorostiaga.

PP. Fue concejal de Santander y ahora es el director del Servicio de Emergencias.

PSOE. Alcalde de Bezana, vicepresidente del Gobierno y secretario general socialista.

PSOE. Alcalde de Villaescusa, presidente del partido y secretario de Organización.

PSOE. Economista. Concejala de los ayuntamientos de Santander y Piélagos.

PSOE. Concejala de Santander y directora general y consejera del Gobierno cántabro.

PSOE. Concejal de Santander, diputado nacional y actual secretario general del PSOE.

De hecho, la toma de posesión de Casares no ha sido un acto al uso. Normalmente, el delegado del Gobierno suele jurar o prometer el cargo en una ceremonia modesta en la sede de Calvo Sotelo. Lo del pasado lunes fue más parecido a un evento social, con la presencia del ministro de Economía incluida, en el Paraninfo de la UC. Algo así como la celebración de la toma del último reducto 'zuloaguista', con decenas de dirigentes y militantes socialistas apoyando a Casares, además de las autoridades que suelen acudir a este acto.

El líder del PSOE cántabro se convirtió, así, en el sexto delegado de los últimos siete años. Le precedieron Eugenia Gómez de Diego (1 año y 7 meses), Ainoa Quiñones (3 años y 10 meses), Eduardo Echevarría (11 meses), Pablo Zuloaga (10 meses) y Samuel Ruiz, último altavoz del Gobierno del PP, que dejó el cargo en 2018 tras la moción de censura a Mariano Rajoy y la llegada de Pedro Sánchez.

Precisamente, aquel año cambió la filosofía del cargo. O, mejor dicho, el perfil de la persona que lo ostentaba en Cantabria. Hasta ese momento, la Delegación se había reservado a dirigentes veteranos que llegaban allí para retirarse o como premio por los servicios prestados. Pero Zuloaga lo cambió todo. Convertirse en el portavoz de La Moncloa en la región le daba una visibilidad que necesitaba con urgencia. Con la Alcaldía de Bezana como único bagaje, el entonces nuevo secretario general del PSOE utilizó la Delegación como trampolín mediático durante un año, justo antes de las elecciones a la Presidencia de Cantabria.

Una vez en el Gobierno, como vicepresidente del bipartito con el PRC, Zuloaga dejó el cargo a Eduardo Echevarría, exalcalde de Villaescusa, como pago por su apoyo y del sector de Francisco Fernández Mañanes, del que era afín, en el Congreso de 2017 en el que desalojó a Eva Díaz Tezanos. A Mañanes, por su lado, le encontró acomodo, primero, como director de la Zona Franca del Puerto y, después, como presidente de la empresa pública Equipos Nucleares, con un sueldo bruto anual de 180.000 euros. Pese a la derrota de Zuloaga y la llegada de Casares, Mañanes sigue en el puesto, a la espera de si la nueva Ejecutiva del PSOE mueve ficha para relevarlo.

Las luchas del poder en el partido, entre Madrid y Santander, desembocaron en un toma y daca en Delegación con la llegada de Ainoa Quiñones y su abrupto e inesperado relevo tres años después por Eugenia Gómez de Diego. Algo inusual hasta ese momento en la balsa de aceite que había sido siempre la Delegación del Gobierno en Cantabria.

Sin ir más lejos, Samuel Ruiz, último delegado del PP y ahora director del Servicio de Emergencias del Gobierno regional, permaneció en el cargo los siete años de mandato de Mariano Rajoy. Antes que él, el socialista Agustín Ibáñez acumuló otros siete años como portavoz de La Moncloa, el mismo tiempo que estuvo allí José Luis Rodríguez Zapatero.

La etapa de José María Aznar tampoco vio grandes movimientos en Santander. Alberto Cuartas ocupó el despacho de Calvo Sotelo durante casi las dos legislaturas enteras, salvo los últimos siete meses, que fue revelado por Pedro Nalda, actual director del Parque Científico y Tecnológico (Pctcan). Durante los catorce años de mandato de Felipe González (1982-1996) se alternaron cuatro delegados en Cantabria, aunque uno de ellos, Antonio Pallarés, fue el más longevo con nueve años en el puesto.

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