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El besugo era ayer uno de los productos estrella en algunos mostradores de las pescaderías del Mercado de la Esperanza. Fotografías: maría gil María Gil Lastra

La última cesta del año

Los clientes apuran hasta el último momento para hacer sus compras de Nochevieja. Carnes, pescados y mariscos mantienen sus ventas mientras cae la compra de uva

Pedro Fomperosa

Santander

Jueves, 31 de diciembre 2020, 07:05

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Lechazo, jamón, paté, langostinos, almejas, uvas... En la cesta de la compra hay ciertos productos que no fallan para el menú de Nochevieja. «Ya que son unas fechas tristes, por lo menos vamos a darle placer al paladar», comenta Vanesa Mazo, clienta del Mercado de la Esperanza. Esta noche se atará el delantal para cocinar, en lugar de disfrutar de la comida de su madre. La limitación a seis el número de personas que pueden reunirse le obliga a quedarse en casa, así que Vanesa hoy cocinará para su familia más estrecha. Ella, como tantos otros, ha esperado al penúltimo día para bajar al mercado a por los alimentos de Nochevieja.

«El mejor momento para venir es a primera hora, además ahí encuentras el producto más fresco posible», comenta un vigilante. A esa hora, ayer, había una cola de varias personas para acceder. En Navidad, estas esperas se han hecho habituales en el Mercado de la Esperanza. Las aglomeraciones han pasado de rodear los mostradores a colapsar los diferentes accesos.

María Gil Lastra
Imagen secundaria 1 - La última cesta del año
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«Las ventas han sido similares a las de otros años, pero la gente ha comprado comida para varios días en vez de para uno o dos», aclara Asunción Puente, dueña de Pescadería Asun. Los pescados estrella en estas fechas son los de horno, asegura, «en concreto el rape, pero también la lubina o el besugo». Según ella, lo que más les ha afectado es el mal tiempo, no porque hayan recibido menos clientes sino por la materia prima. «Habría que dar a la gente un premio porque han aguantado ahí lo que no está escrito. Han esperado unas colas insoportables», indica Asunción. La restricción del aforo en el interior ha obligado a muchas clientes a aguantar bajo la lluvia. «Todos los días desde las 08.30 horas —abre a las 08.00— hay cola hasta el cierre», dice. Eso ocurre en cada una de las múltiples puertas que tiene el mercado.

Jesús Ruiz es uno de los clientes habituales del mercado y ha vivido varias veces las novedosas colas: «Hoy -por ayer- he esperado diez minutos, pero he visto días que había bastante más gente», comenta. Él, para Nochevieja, se lleva unos langostinos salvajes, «el producto estrella» de congelados Plaza. Según Pablo Plaza, dueño del establecimiento, «las Navidades están funcionando como todos los años. Lo que sí se nota es que la gente entra más espaciada en el tiempo por las colas. En esta situación, tiene que ser así».

En la planta de arriba están los puestos de carne y embutidos. Los reyes son el jamón, el lechazo y el solomillo. «Si para Nochebuena han comprado lechazo, ahora en Nochevieja eligen solomillo o chuletillas», explican en la Carnicería Tato. Aquí tampoco han notado la diferencia respecto a otros años: «Hemos vendido prácticamente lo mismo, parece que la gente se ha arreglado para repartir la comida en varios días», sugiere Tato, y se queja de que al mercado «viene mucha gente en familia y en estas condiciones debería venir sólo la que compra, para no colapsar».

En Charcutería Pastor, Javier Pastor ha notado que «al no juntarse las familias están comprando menos cantidades». «En una casa donde eran doce y ahora son seis no van a comprar lo mismo de todos los años», entiende él. A pesar de ello, «los clientes son los mismos y vienen a comprar igual», dice. Los reyes de su comercio son el jamón ibérico y la paleta ibérica, por delante de los patés. «Estamos contentos con la campaña navideña», resume, y piensa que «está bien que se limite el aforo por la seguridad de todos, que este año es lo más importante».

Menos reunidos, menos uvas

En la planta superior también están las fruterías. Enfrente se tienen Frutería Ciana y Frutería Lucas. Sus propietarios, Mauricio Rivero y Lucas charlan sobre las ventas. Quizás son los que más han notado las últimas restricciones. «Hemos vendido muchas menos uvas», afirma Lucas. Han pasado de vender por kilos a venderlas en gramos. «En algunas familias se suelen juntar más de 15 y 20 personas y ahora son sólo seis. Este producto se vende para un momento muy concreto como las campanadas», añade.

Las uvas son el producto estrella en las fruterías durante la última semana del año. Mauricio cree que el precio —este año son más caras— no influye en este producto y que lo que sí afectan son las limitaciones. Lucas piensa que «la gente ha cocinado menos y eso se nota en los productos del día a día, como las hortalizas». A esto, Mauricio añade que «son las abuelas quienes cocinan las grandes comilonas para mucha gente, y eso falta este año». Sin embargo, ellos también detectan que por estas fechas «se acerca gente nueva al mercado en busca de calidad, además de los habituales que vienen siempre».

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