Factorii nació en Canarias en el año 2011. Empezaron siendo pequeños, pero consiguieron un equipo humano tan entusiasta y profesional que pronto se convirtieron en una empresa de referencia. Comenzaron a expandirse fuera de España con pequeños trabajos en Marruecos, hasta que consiguieron un encargo mayúsculo: fabricar todas las salas de conferencias y reuniones al ejército de Mauritania. “Fueron ellos los que nos contactaron. Vinieron dos veces a Canarias y después ya firmamos el proyecto”, explica Abraham Guzmán. En esta ocasión, el respaldo de Banco Santander fue fundamental para lanzarse fuera de España. No solo les asesoraron, sino que también contaban con la seguridad de que gracias a su acompañamiento no tendrían problemas en los pagos.

Los comienzos no fueron fáciles, pero Guzmán asegura que los primeros pasos se dieron con humildad. No basta con tener un buen producto: hay que saber relacionarse, entender culturas y, sobre todo, construir confianza. En estos años de expansión por la costa africana, han desarrollado una filosofía empresarial que pone en el centro a las personas. Ese enfoque, que combina compromiso social con visión estratégica, les ha permitido identificar cuatro claves fundamentales para cuidar la salud financiera de su empresa.

Cuando una empresa se adentra en nuevos mercados, la tentación de centrarse solo en sus números es fuerte. Pero según Guzmán, esa visión es totalmente cortoplacista. “Tienes que lograr que el proveedor local también gane. Si no lo haces, no estás construyendo nada duradero. No te puedes centrar solo en tu cuenta de resultados”, explica. Para él, la cercanía no es ninguna pose, es una herramienta fundamental de gestión. “Es necesario crear una red de confianza, y eso significa que lo que hables con ellos tiene que ser real. Darles lo que buscan y que se trate de un producto de calidad”, añade. La cercanía, por tanto, no es un extra, es un valor estratégico que influye directamente en la salud financiera de la empresa, ya que relaciones sólidas significan menor rotación de proveedores, más estabilidad operativa, y mejores condiciones de colaboración a largo plazo.

RED DE CONFIANZA

EMPATÍA CON EL CLIENTE

Expandirse en ningún caso significa imponer. Uno de los aprendizajes más valiosos para Factorii ha sido saber escuchar. Cuando llegaron a Mauritania, se enfrentaron a diferencias logísticas, culturales y sociales, pero fueron lo suficientemente abiertos para entender “que no puedes llegar a comerte el mundo”. Para Abraham, ser cautos es fundamental: “Hay que entender que allí, pese a las dificultades que tienen, quieren lo mismo que nosotros: que las cosas se hagan bien y que te ajustes al precio adecuado. Cuando te das la mano, en términos generales, se llega a buen puerto. Ha sido bonito aprender de ellos, al final son personas buenas que tienen las mismas necesidades que tú”, explica.

Puede parecer un detalle menor, pero reconocer el papel del equipo marca la diferencia en una empresa. En Factorii, cada logro fuera de Canarias se celebra de forma colectiva. “Te pones una meta y el equipo la hace realidad. Eso es lo que cuenta”, dice el CEO. Abraham insiste en mantener los pies en el suelo. Para él, el éxito no tiene que ver con una cifra concreta, sino con ver a su gente satisfecha. “La sonrisa del equipo, ese momento en el que sabes que lo han dado todo es tremendamente valioso”, afirma. Esa cultura interna, basada en el respeto y el reconocimiento, se traduce en compromiso y también en mejores resultados financieros.

En definitiva, Factorii quiere que su camino hacia la expansión sea saludable, no basta con tener buenos productos o un plan financiero sólido: también hace falta cuidar al equipo, saber adaptarse, valorar cada pequeño logro compartido y contar con un apoyo tan eficaz como el ofrecido por Banco Santander, un socio estratégico que les ayuda a minimizar riesgos.