"El capitán de navío Manuel Calderón fue un verso libre en el franquismo"
Olav Mazarrasa rescata las memorias del militar,que se presentan hoy en Estvdio, concebidas también como un retrato de la sociedad de los años veinte y cuarenta
Rosa Ruiz
Viernes, 17 de febrero 2017, 07:03
Las memorias del capitán de navío Manuel Calderón (Deba, Guipúzcoa, 1899) son un caso inusual en los tiempos actuales de amplía circulación de un texto inédito. Estas memorias con las que Open Ediciones inaugura la colección Papeles recuperados han permanecido inéditas durante cuarenta años, a pesar de que habían sido leídas y difundidas por muchas personas tal y como señala el editor en el libro que finalmente ha salido la luz gracias a la constancia y tesón de Olav Mazarrasa Mowinckel (Santander, 1950) que tuvo acceso la copia mecanografiada que el propio Calderón fue entregando capítulo a capítulo a sus amigos santanderinos Ramón Gorbeña y Luz Mazarrasa, tíos de Olav.
El libro, que lleva por título Memorias de un marino vasco se presentará hoy, viernes, en la librería Estvdio a las 19.30 horas desvela, a veces con mucho sentido del humor, distintos aspectos de la vida cotidiana de la sociedad española antes y después de la Guerra Civil y de los grupos sociales que medraron al amparo del franquismo en lugares como Santander, San Sebastián o Burgos. Además proporcionan la versión de este capitán de navío, que llegó a ser ayudante personal de Franco, sobre relevantes hechos históricos y militares como el Alzamiento en el Ferrol, la batalla de Matxitxaco o la ocupación alemana del sur de Francia.
¿Pero quién era Manuel Calderón? Olav Mazarrasa que ha tardado varios años en recopilar las memorias y publicarlas asegura que "era un militar que iba a su aire y que seguía siempre su propio sentido común. Un tipo que no aceptaba estupideces y un verso libre en el franquismo". Los primeros conocimientos que tuvo de él fueron en su infancia "Ramón Gorbeña, director de la compañía Bergé y Cia, era el marido de mi tía Luz Mazarrasa. De niño me encarga de ir a la oficina que la compañía tenía en el Paseo de Pereda de Santander para recoger unas cartas para mis padres cuyo contenido mis hermanos y yo nunca pudimos conocer", explica. Ya de adulto, en 1993, en una de esas limpiezas generales que se hacen en las casas encontró esas cartas que remetía el comandante de marina Manuel Calderón. "Empecé a leerlas, con pereza al principio, y en seguida no pude dejar hacerlo. En dos días había leído lo que parecían unas memorias, firmadas por Manolo, y que me recordaron los tiempos en los que leíamos al gran Emilio Salgari, solo que las aventuras parecían reales", continúa.
Y es que Calderón, que título esas memorias que enviaba a Gorbeña por correspondencia como Esta es mi vida, a pesar de su posicionamiento militar a favor del alzamiento de Franco no tuvo dudas en salvar de la pena de la muerte e incluso buscar trabajo a los gudaris vascos contra los que había luchado "y hasta escondió en su casa de Fuenterrabia a Robert Mitchum, que había amenizado en el Bidasoa al incendiarse su avión de caza abatido por los alemanes".
Olav Mazarrasa que ha investigado sobre su biografía y entrevistado a sus descendientes ha podido constatar que otras aventuras que describe Manuel Calderón "no son del todo exactas. Seguro que algunas las habrá exagerado o adornado", pero no tiene duda de que fue un tipo "que parecía estar en todas las salsas" y que «aunque seguro también hizo muchas tropelías, en general, era buena persona".
Tuvo muchos ahijados, uno de ellos el boxeador José Manuel Ibar (Urtaín) y el libro recoge una de las cartas que este ya en la cresta de la ola escribió a su padrino.
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