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Ilustración: Marc González

La incierta vuelta a la normalidad de la cultura cántabra

La era poscovid ·

Tras el periodo marcado por la crisis sanitaria, distintas voces del sector en la región confían en que las ayudas y el trabajo colectivo permitan remontar su compleja situación

Lunes, 1 de noviembre 2021, 07:49

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Unión entre los profesionales de las distintas disciplinas y nuevas sinergias entre los creadores de diferentes géneros, fomento de nuevas formas de trabajo y colaboración... Los profesionales de la cultura cántabra reconocen que la pandemia ha tenido algunas consecuencias positivas, pero el balance general apunta a un periodo muy complejo en el que las carencias estructurales del sector se han acentuado. Han llegado ayudas, pero en muchos casos insuficientes o mal planteadas. La escena, la música, el arte, el cine y el sector editorial de la comunidad analizan su presente y valoran sus perspectivas de futuro.

Librerías y editoriales

Remar juntos

Durante la cuarentena la lectura se convirtió en un salvavidas para las largas horas de confinamiento. Las librerías tuvieron que permanecer cerradas y las editoriales pararon sus lanzamientos. El balance de toda este crisis sanitaria por parte del gremio de libreros, tal y como señala su presidente, Luis Lisaso, tiene que pasar obligatoriamente por el agradecimientos a todos los clientes que volvieron a sus locales cuando reabrieron «adaptándose de una forma ejemplar a las normativas, a guardar distancia social, usar gel y mascarillas...». Un agradecimiento que hace extensivo a las ayudas que concedió el Gobierno regional de Cantabria y que diferencia de las que se recibieron de los municipios. «No todos los ayuntamientos respondieron de la misma manera y a muchas localidades nunca llegaron», asegura Lisaso, quien también recuerda que una de las librerías más veteranas de Santander, Estvdio, tuvo que cerrar por la crisis. «No creo que las autoridades de otras regiones, por ejemplo el País Vasco, hubieran dejado morir un sitio con tanta tradición».

Sin embargo, sus perspectivas para los nuevos tiempos son «optimistas». «Siempre y cuando los libreros trabajemos unidos como venimos haciendo en los últimos meses». Los que también abogan por remar junto a los libreros son los editores. «Tenemos que apoyarnos porque nuestras empresas dependen de ellos». El que habla así es Jesús Herrán, de la editorial Valnera, quien precisamente dimitió como presidente del gremio durante esta crisis cuando el Gobierno regional anunció que reduciría a la mitad los 140.000 euros que concedía a las editoriales. «Afortunadamente ahora se ha anunciado que se volverá a dar esa cantidad. Otra buena noticia para nosotros, tras sucesivas consultas, es que se subvencionarán tres libros a cada editorial».

En cuento al futuro del sector, Herrán mantiene sus reservas. «Nos estamos apoyando en las presentaciones públicas y en los actos presenciales. La vuelta a las Ferias en Santander y Madrid nos han dado un balón de oxígeno, pero como la mayoría somos empresas pequeñas tenemos miedo a la capacidad de aguante de las librerías. Otro tema que nos preocupa es la falta de papel. Muchas fábricas de cartón que hacían las portadas de los libros han dejado de trabajar para nosotros para hacer las cajas de cartón que utiliza Amazon en sus pedidos. Este problema puede convertirse en una gran amenaza de futuro», concluye.

«Nuestro futuro depende de la capacidad de aguante de las librerías, si bien últimamente vemos una gran amenaza en la falta de papel»

Jesús Herrán | Gremio de editores

«Las instituciones se han dado cuenta de la importante labor que hacemos las galerías y por fin podemos regresar a las ferias»

Juan Silió | Asociación de galeristas

Artes escénicas

Un nuevo amanecer

Además del sector editorial, el audiovisual o el sector artístico, también las artes escénicas han sufrido las consecuencias de la pandemia. La vicepresidenta de la Asociación Cántabra de Empresas Productoras de Artes Escénicas (Acepae), Patricia Cercas, que forma parte de la compañía La Machina Teatro, resalta que «durante este periodo varias asociaciones culturales de Cantabria nos hemos unido para intentar reajustar aspectos que no estaban bien en nuestra comunidad», algo que permite hablar metafóricamente de «un nuevo amanecer, porque de alguna forma esto nos ha despertado un poco a todos y nos ha llevado a buscarnos. Se ha generado una unión muy positiva». Cercas valora positivamente la respuesta del sector en unas circunstancias tan complicadas: «En mi opinión vamos poco a poco pero con paso firme y seguro; en Cantabria pudimos empezar a trabajar enseguida y desde finales de mayo no hemos parado de trabajar». Entre los aspectos negativos, la representante de Acepae también destaca la necesidad de que «se ajusten las medidas sanitarias que se aplican a la cultura porque son más estrictas que las de otras muchas actividades». En ese sentido señala que «no se entiende cómo todavía hay tantas restricciones dentro de un teatro y no las hay en los estadios o para tomar una cerveza». Asimismo, Cercas se muestra orgullosa de la actitud demostrada por sus compañeros: «Creo que todos los profesionales se han portado de una forma admirable, siendo muy responsables y rigurosos con la pandemia y las medidas; en ese sentido esta situación nos ha unido mucho como sector».

Frente a este discurso positivo, Cercas se muestra más crítica a la hora de valorar las ayudas recibidas: «Muchas veces han venido con letra pequeña y ha habido muchos profesionales que no han podido acogerse a ellas», explica, y resalta que «dada la situación del sector todas las ayudas son pocas». La forma en que se han planteado es uno de los aspectos más criticados: «En nuestra comunidad también se ha vivido un poco aquello del 'café para todos', porque se ha dado dinero a todo el mundo». En esa línea destaca que «los planes como 'La Cultura Contraataca' se han hecho para todos también, pero en algunos casos han recibido una sola actuación en un periodo en el que no podías salir fuera a trabajar, y con un 'bolo' no vivimos», explica la actriz, quien pese a la incertidumbre actual se muestra optimista de cara al futuro.

«No se entiende que las medidas en la cultura sean tan estrictas cuando en otros ámbitos ya se han eliminado todas las restricciones»

Patricia Cercas | Acepae

«Hay músicos que han tenido que empezar a trabajar en otras cosas porque les ha sido imposible mantenerse con la música»

Sergio Mayoral | Musicant

«La recuperación va a ser más lenta para las empresas relacionadas con las artes escénicas. El público todavía tiene miedo a volver a las salas»

Rocío Álvarez | Pecca

Cine

Benditas ayudas

En el sector audiovisual, las dos principales asociaciones de Cantabria, AcuCa y Pacca, coinciden en que «hay un antes y un después de la crisis sanitaria», que en este caso les ha favorecido. La Asociación Audiovisual AcuCa, que este año ha cumplido doce años de actividad, lleva desde entonces trabajando en dignificar el sector, tal y como recuerda su presidente Vicente Vega. Con los mismos fines en 2020 varias productoras de cine de la región se unieron para crear Pacca. Ambos colectivos reconocen que en la actualidad se están logrando sus objetivos y el sector vive un momento que definen como dulce. Reconocen que las ayudas que el Gobierno regional ha dado este año por primera vez para la realización de largometrajes, junto a las que ya recibían para rodar cortos permiten llevar a cabo muchos proyectos que antes eran inviables.

«Por fin podemos impulsar el cine en nuestra región», asegura Marta Solano, presidenta de Pacca quien también afirma que «esperamos que esta ayuda se pueda ir incrementando porque aún resulta pequeña». Vicente Vega, presidente y fundador de AcuCa coincide: «Veníamos peleando desde hace muchos años por esto y creemos que ahora es nuestro momento».

Arte

Cultura menospreciada

En cuanto a las artes plásticas, los diferentes colectivos de Cantabria se muestran mucho más escépticos. Para la Asociación de Galeristas de Cantabria, que preside Juan Silió, es fundamental que se mantengan las subvenciones que se pusieron en marcha durante la pandemia. «Las instituciones se han dado cuenta de la importante labor que hacemos». El problema, según señala, «es la manera de gestionar esas ayudas. Es importante que sea una gestión personalizada y no en mano de una única persona», dice.

Como otros sectores, las salas de arte de la ciudad tuvieron que inventar nuevas vías de negocio y se muestran optimistas con los nuevos tiempos. «Las ferias vuelven a abrir y esto supone uno de los principales puntos de encuentro con nuestros clientes», recuerda. En su balance, Laura Cobo y Carmen Quijano, representantes del Instituto de Arte Contemporáneo en Cantabria, critican tanto el «abandono del sector por parte de la Administración Pública» como el hecho de que «la cultura, junto con la hostelería, han sido los sectores que más restricciones han sufrido».

A la hora de valorar las ayudas, destacan que «el problema que tenemos en el ámbito de la cultura es que administrativamente son muy difíciles y complicadas de gestionar». Valoran el hecho de que hayan llegado «ciertas subvenciones» pero critican la complejidad del «proceso administrativo, que implica tener que hacer justificaciones extensas y enormes». «Todas las ayudas son correctas pero se necesita un apoyo mucho mayor porque son pequeños puntos que no cubren una brecha cada vez mayor», afirman. Desde la Asociación Cultural de Artistas Independientes (Acai), el fotógrafo Javier Lamela también se muestra escéptico con el futuro del sector: «Soy optimista, pero no creo que el futuro inmediato sea muy complaciente para nuestro ya delicado mundo del arte». En ese sentido, Lamela explica que «la practicidad económica suele ser inexistente, los artistas seguirán trabajando porque es su forma de vida aunque las mayorías de las veces no se les pague por ello».

Empresas culturales

La incertidumbre continúa

Rocío Álvarez preside la Plataforma de Empresas Culturales de Cantabria (Pecca), un colectivo que aúna a los distintos sectores culturales. «Es muy difícil hacer un balance global de la crisis porque cada uno la ha sufrido de distinta manera». Sin embargo cree que la recuperación va mucho más lenta para las empresas de artes escénicas. «El público aún tiene miedo a acudir a las salas y los aforos siguen reducidos», dice. También lamenta que el espíritu de unidad que imperó en el confinamiento se ha diluido. «Ahora vivimos en una especie de sálvase quien pueda».

«Todas las ayudas están bien pero hace falta mucho más apoyo, porque son pequeños puntos que no cubren una brecha cada vez más grande»

Laura Cobo y Carmen Quijano | Instituto de Arte Contemporáneo

«Hemos visto cerrarse sitios tan emblemáticos como Estvdio, pero saldremos de esta crisis si trabajamos juntos como estos últimos meses»

Luis Lisaso | Asociación de libreros

«Soy optimista, aunque no creo que el futuro inmediato sea muy complaciente para nuestro ya delicado mundo del arte»

Javier Lamela | ACAI

Música

Un panorama complicado

Otro de los sectores culturales que ha sufrido de forma directa el impacto de la pandemia ha sido el musical. Desde Musicant, la Asociación de Músicos en Cantabria, Sergio Mayoral explica que «ha habido gente que se ha ido separando de la música y están trabajando en otras cosas» ante la imposibilidad de subsistir de ésta. La crisis sanitaria ha tenido también algún efecto beneficioso, como el hecho de que «se está apostando menos por propuestas de gran formato y eso ha supuesto una mayor visibilidad para grupos e iniciativas más pequeñas». A la hora de valorar el respaldo recibido desde la Administración Pública, Mayoral señala que «en general no se puede hablar de un gran cambio pero los programas que ha habido han estado bien, como 'La Cultura Contraataca'», aunque critica que «el sistema de las ayudas es el mismo de siempre y funcionan como hasta ahora, cuando casi siempre cobras tarde, y eso si el músico puede aspirar a las ayudas, porque tienen unos requisitos que dejan a mucha gente fuera».

Ante lo complicado de la situación, el músico cántabro defiende que «lo que no puede ser es que haya tantos desajustes en la regulación del sector y todo se arregle poniendo nuevos parches, tanto desde la Administración como desde el propio sector». La visión del ámbito musical cántabro de José Santos, director del Aula de Música de la Universidad de Cantabria, coincide parcialmente con la de Mayoral. A juicio de Santos, la pandemia ha generado «mucha frustración, porque hubo varios momentos en que parecía que la situación mejoraba y se empezaron a plantear iniciativas que después hubo que suspender». Para el músico cántabro la situación también ha tenido algún impacto positivo, como el hecho de que «se han desarrollado nuevas formas de colaborar entre los músicos, especialmente a través de herramientas tecnológicas, algo que ya existía pero que se ha extendido y consolidado».

De cara al futuro, Santos esgrime un optimismo moderado: «Quiero pensar que en 2022 todo se habrá normalizado bastante y recordará a la situación previa a la pandemia». Pese a ello, es consciente de que la huella de la crisis en el sector va a durar: «Hay propuestas e iniciativas que va a costar volver a poner en marcha», y cita al Ensemble de la Universidad de Cantabria, que lleva un año y medio parado y retomarlo va a costar». Santos también alude a la situación de los profesionales de la música en la región: «Hay algunos que compatibilizan la interpretación con la docencia y han podido capear mejor la situación, pero hay otros que solo vivían de tocar y algunos de ellos lo han pasado mal, hasta el punto de que varios están ahora mismo haciendo trabajos precarios para subsistir».

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