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Crystal Fighters, durante el concierto que dieron en las cuevas de Zugarramurdi en 2013.
De concierto en un ascensor

De concierto en un ascensor

... O en una cueva, o en un autobús. ¿Y por qué no en la Antártida? Desde la despedida en el tejado de los Beatles, estos han sido algunos de los directos más sorprendentes

Eider Burgos

Miércoles, 2 de marzo 2016, 13:12

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30 de enero de 1969. La azotea de Apple Corps., Londres. Cinco músicos y un concierto de improviso. Saben de quién se trata, ¿verdad? Son The Beatles, en su famoso concierto en el tejado. Se considera que su directo supuso un cambio de era; por lo que significaba -el adiós de una de las formaciones más relevantes de la historia del pop- y por su propio ser: un concierto sopresa en lo alto de un edificio. Nadie había visto nada igual.

Desde entonces, muchos han sido los que han tratado de ir más allá de las salas y los estadios. Entendiendo la profesión como algo más que la consecución de canciones en directo, son muchos los músicos para los que un buen espectáculo vale más que mil singles. En los últimos 50 años hemos podido acudir a conciertos en los rincones más variopintos: desde la azotea de un edificio hasta las mágicas cuevas de Zugarramurdi. Ese fue el caso de los británicos Crystal Fighters que en 2013 eligieron el enclave navarro para presentar su disco 'Cave Rave' (Fiesta en la cueva). Amantes confesos del folklore vasco, no pudieron evitar la tentación de montar su particular akelarre con luces y música pagana para un público exclusivo de 400 personas.

Menos aún pudieron disfrutar del que en 2007 ejecutaron los canadienses Arcade Fire dentro de un ascensor. No con dos ni tres músicos, ¡sino diez! Una guitarra, dos violines, un xilófono, un saxo y una revista como percusión, entre otras cosas, en un gran elevador propio de hospital para tocar 'Neon Bible', single homónimo al disco que acababan de publicar. Al terminar, la tropa salió a la calle, donde les esperaba una marabunta de admiradores. Lejos de limitarse a saludar, se metieron de lleno en la marea para interpretar 'Wake Up', uno de sus mayores 'hits'.

Este miniconcierto fue posible gracias a La Blogothèque, un proyecto francés especializado en montar directos en rincones inesperados con los más destacados nombres del panorama musical actual. Ellos fueron también los que se llevaron a los chicos de Phoenix en 2013 hasta Versalles. Lo curioso: que el palacio quedó completamente desierto. Allí, más solos que la una, interpretaron 'Entertainment'.

Directos de récord

  • del cielo al subsuelo

  • En esta búsqueda por romper con el típico concierto de escenario y luces, algunos consiguen colarse en el esperpéntico libro Guinness de los Récords. Por ejemplo, el directo literalmente más alto de la historia. Primero fue el ecléctico

  • Jamiroquai

  • en febrero de 2007, cuando con su espectáculo 'Gigs in the Sky' alcanzó los 35.000 pies de altura. Poco le duró, pues dos años después

  • The Black Eyed Peas

  • actuó a 41.000 pies; un año más tarde

  • James Blunt

  • subió mil pies más. Finalmente, los británicos

  • Kim Wilde y Tony Hadley

  • (vocalista de Spandau Ballet) volaron hasta los 43.000 pies de altura. Son ellos los que a día de hoy ostentan el récord por un

  • concierto ante 128 pasajeros

  • en favor de la asociación

  • Comic Relief

  • , que lucha contra la pobreza en el Reino Unido, y lo que también se hicieron con el récord al Harlem Shake realizado a mayor altitud.

  • ¿Y qué hay del concierto más profundo? Este corrió a cargo de

  • Katie Melua

  • , que gozó de un relativo éxito en 2006 gracias a 'Nine Million Bicycles'. Aprovechando la ola, esta británica nacida en Georgia se plantó con su banda

  • en los bajos de una plataforma petrolífera noruega

  • , en medio del mar del Norte. Nada menos que a 303 metros bajos el mar, para lo que tuvo que entrenarse primero. «Es la gira más extraña que he hecho en mi vida», aseguró entonces.

También solísimos actuaron Pink Floyd en el anfiteatro de Pompeya entre el 4 y el 7 de octubre de 1971, pero es que el lugar es Patrimonio de la Humanidad y el público no puede entrar así como así. Las ruinas romanas asistieron al directo de 'Echoes', 'One of These Days' y 'A Saucerful of Secrets' con motivo de la grabación de una película documental de la banda.

Con algo más de público -«Dos docenas de amigos, fans y pingüinos»- tocó Metallica en la Antártida el 8 de diciembre de 2013. El concierto, que sirvió como cierre a una gira mundial, buscaba concienciar sobre el cambio climático y el derretimiento de los polos. Tanto fue así, que el espectáculo se ejecutó dentro de un iglú hermético y los espectadores escucharon la música a través de unos auriculares para evitar la contaminación acústica.

Cambiando completamente de tercio, el conjunto de Los Ángeles también ejecutó un contundente directo en una cárcel. Concretamente, en la de San Quentin, la única con un corredor de la muerte en California y la más antigua del estado. Allí rodaron el vídeo de 'St. Anger' (2003), uno de los temas más conocidos de la banda de trash metal. Precisamente es la misma prisión en la que Johnny Cash actuó cuarenta años antes durante una serie de conciertos que le llevó por varias penitenciarias de los Estados Unidos. El más conocido se produciría un año antes, a su paso por la cárcel de Folsom, que derivó en la famosa 'Folsom Prison Blues' (1968).

De tour por Estados Unidos pero por los garajes de ocho afortunados fans se fueron Foo Fighters en 2011. La idea surgió de la propia elaboración del disco que por entonces promocionaba la banda de Dave Grohl (el que fuera batería de Nirvana), 'Wasting Lights', grabado en el garaje del cantante. De esta pequeña gira salió el documental de 40 minutos 'Foo Fighters Garage Tour' y que ellos mismos compartieron en la red.

Del barco al autobús

Pero si había unos a los que les encantaba dar la nota en los lugares más insospechados, esos eran The White Stripes, disueltos hace cuatro años. El dúo formado por los entonces casados Jack y Meg White realizaron en 2007 una pequeña gira de conciertos sorpresa por Canadá en la que cambiaron los escenarios por la pista de la bolera en la ciudad de Saskatoon o por un autobús en Winnipeg.

Los gamberros punkarras Sex Pistols se decantaron por dejar el asfalto y subirse a un barco, aunque sus intenciones iban más allá del puro espectáculo. Era el 7 de junio de 1977 y en solo dos días se celebraría el Jubileo de la Reina Isabel II, blanco de críticas en su recién estrenado 'God Save the Queen'. Para 'celebrar' tan real fecha, Johnny Rotten y compañía alquilaron un barco y realizaron el mismo recorrido que realizaría la monarca dos días más tarde al ritmo de «Dios salve a la reina / Ella no es un ser humano / No hay futuro». El revuelo fue tal, que la Policía obligó al barco a atracar y arrestó al mánager de la banda y a varios de los asistentes a la fiesta.

Los de U2 no se subieron a un autobús con el común de los mortales, pero sí montaron todos los instrumentos en un enorme remolque y se fueron a actuar en marcha por las calles de Manhattan en 2005. El concierto pilló por sorpresa a cientos de viandantes que persiguieron el vehículo hasta Brooklyn, donde los irlandeses echaron el freno y concedieron un pequeño concierto. La tarde dio para el realizar el vídeo 'All Because Of You'.

¿Y recuerdan el concierto de The Beatles en lo alto de la azotea? Pues veinte años después Bono y compañía les rindieron homenaje en un tejado de los Los Ángeles. Ellos sí avisaron con antelación de lo que se traían entre manos, y el concierto semisorpresa dio para para el vídeo de 'Where The Streets Have No Name'. Unos y otros, The Beatles y U2, tuvieron que responder ante las autoridades por el ruido y provocar el caos en la circulación. Parece que, como dicen, sí que supuso un cambio de era. La reafirmación de que un concierto memorable vale más que mil singles.

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