Baselitz, el mundo 'patas arriba'
Las pinturas 2014-2025 del artista alemán invierten el renovado Museo de Bellas Artes de Bilbao tras la apertura de su primera fase. El artista de la posguerra germana es conocido internacionalmente por retratar durante décadas a su mujer, Elke, y a él mismo, cabeza abajo, lo que sitúa a sus cuadros entre la abstracción y figuración
En las entrañas de sus figuras imponentes se revela un pulso de violencia y melancolía, siempre «entre la grandeza y la agitación». Es Georg Baselitz, uno de los grandes referentes del arte europeo contemporáneo. Una personal figuración basada casi exclusivamente en el cuerpo –el suyo y el de su esposa Elke– que vivió un cambio radical en 1969 cuando decidió alterar las reglas al invertir la posición de la imagen pictórica como un rasgo de estilo que desde entonces se ha mantenido constante. En palabras del poeta y crítico José María Parreño: «… el mundo 'patas arriba'. El mundo regido por el absurdo que conoció es el que intenta replicar aplicándole el mismo tratamiento».
Sus pinturas, 2014-2025, bajo el epígrafe 'Algo en todo', integran una muestra con medio centenar de obras realizadas a lo largo de la última década por uno de los artistas más destacados de la segunda mitad del siglo XX. Baselitz es el primer nombre propio de la nueva etapa del Museo de Bellas Artes de Bilbao que acaba de reabrir su edificio de 1970. Curiosamente la primera vista conocida de la capital vizcaína se ha sumado simbólicamente a esta reapertura. El centro vasco, que gana 5.000 metros cuadrados de espacio expositivo, acoge en paralelo también una muestra de arte contemporáneo.
De este modo, tres años después de la colocación de la primera piedra de las obras del nuevo proyecto de ampliación y reforma, se inauguró la pasada semana su primera fase. El Museo ha trasladado su actividad pública al edificio de 1970. Una construcción catalogada dentro del movimiento moderno internacional, claramente influido por Mies van der Rohe, firmada por Álvaro Líbano y Ricardo Beascoa que constituyó la primera ampliación del museo y, al mismo tiempo, «el primer equipamiento museográfico español diseñado específicamente para albergar arte contemporáneo».
Esta reciente rehabilitación se enmarca en el plan de ampliación proyectado por Norman Foster y Luis María Uriarte que recupera su esencia arquitectónica original a la vez que incorpora los requerimientos actuales en materia de funcionalidad, accesibilidad y seguridad. En 2026 se abrirán los 6.000 m2 proyectados por Foster. El nuevo museo, al que llaman 'La Acrópolis', aunque se la nombra popularmente como «la txapela», asoma sobre el antiguo edificio como de un promontorio apoyado sobre tres grandes pilares en V. Este se cerrará con una cubierta de cristal que dará lugar a una gran plaza, anexa a la actual Plaza de Chillida, la cual se abre a la Gran Vía y servirá de entrada principal. El Museo estima que una vez abiertas las tres fases de las obras, —las dos rehabilitaciones más el nuevo edificio– se superarán récords de visitantes, cifra que ahora se sitúa en los 250.000 espectadores al año. Este nuevo rostro tiene como pilares artísticos y tarjeta de presentación la renovada plaza Eduardo Chillida que acoge 'Elogio del hierro III' (1991), escultura homenaje a Bilbao por encargo de BBVA al artista, cedida ahora en depósito. La citada Vista de Bilbao (c. 1700), cuadro inédito recientemente adquirido que enriquece significativamente la iconografía de la Villa.
En la planta baja del edificio la exposición 'Ataria (bat)', que recorre 50 años de obras concebidas específicamente para Bilbao y/o el propio museo, desde 1973 hasta 2023. Y en el primer piso las pinturas de Baselitz. De este modo, la arquitectura de Líbano y Beascoa, el gesto escultórico de Chillida, la memoria de Ataria y la pintura de Baselitz «consolidan el diálogo del museo con el presente y proyectan su papel en la vida artística de la ciudad y en el contexto internacional».
Los imponentes lienzos reunidos en el Museo bilbaíno –algunos llegan a medir más de cuatro metros de alto– reflejan las obsesiones temáticas de Baselitz en imágenes extraordinarias impregnadas por la persistencia de la conciencia del propio cuerpo y la autobiografía, y de la historia del arte. «Figuras, cabezas, manos, piernas, medias de nylon y águilas que condensan una nueva expresividad y la genial lucidez» de la producción más reciente del pintor alemán. Baselitz, (Deutschbaselitz, 1938), que con 87 años aún continúa pintando en su estudio de Salzsburgo, es el artista de la posguerra alemana conocido internacionalmente por retratar a su mujer Elke, y a él mismo, una y otra vez, durante décadas, cabeza abajo. El creador germano se dio a conocer en los 60 con una pintura figurativa de carácter expresivo de gran formato.
La muestra aborda, además, la idea de que la fuerza creativa supera las limitaciones físicas de la ancianidad. De este modo, Baselitz entra ya a formar parte de una genealogía artística en la que se hayan otros pintores de larga trayectoria como Miguel Ángel, Tiziano, Goya o Picasso.
Las cuarenta y nueve obras reunidas para la exposición son producto de toda una vida dedicada al arte y constituyen una especie de quintaesencia de las inquietudes creativas que Baselitz ha depurado durante la última década. En el origen de su trayectoria se sitúa el rechazo a la pintura abstracta norteamericana y europea, y al realismo socialista oficializado por la Unión Soviética y la República Democrática Alemana, que Baselitz «sustituyó por el interés en su propia biografía, incardinada en la cultura alemana y en la marca indeleble de la guerra y la posguerra europeas».
Por otra parte, y como recuerda Rosenthal en su texto para la muestra, la obra de Baselitz reconoce e incorpora numerosas referencias plásticas que no solo proceden del arte contemporáneo –Frida Kahlo o Marcel Duchamp, entre muchos– sino también de artistas del Renacimiento italiano o alemán, el Romanticismo alemán o del llamado arte primitivo africano. Con ellos comparte la orientación temática de su obra y el uso de técnicas tradicionales, como la pintura al óleo o tempera sobre lienzo, la acuarela y la tinta sobre papel, el grabado o, ya en la década de los ochenta, la escultura en madera.
El repertorio temático se restringe a diversas partes del cuerpo que a lo largo de su carrera ha reinventado constantemente. El motivo de la mano, que aparece en 2019 en laca dorada, «adquiere un nuevo significado al acercarse con su brillo de oro a las representaciones de la hamsa o 'mano de Fátima', un símbolo milenario de la espiritualidad oriental para evitar desgracias y atraer la buena suerte».
El museo
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Reapertura Edificio de 1970. Programa inaugural: Muestra de Georg Baselitz. Pinturas 2014-2025. 'Algo en todo'. Hasta el 1 de marzo de 2026. medio centenar de pinturas seleccionadas por el historiador británico Norman Rosenthal. Y la colectiva 'Ataria (bat)'.
Otro conjunto relevante de obras –«escandalosamente juvenil»–, aporta un nuevo hallazgo plástico de Baselitz: el uso de medias de nailon sobre piernas y brazos pintados. El collage aparece también en otras pinturas en las que Baselitz usa telas como elementos expresivos. En ocasiones las coloca junto a desnudos de apariencia vulnerable que, de este modo, «adquieren, una presencia y una espiritualidad funerarias».
Destaca una pintura de 2024, representación monumental de un águila, símbolo de la fuerza vital presente en la heráldica alemana que ya había utilizado en los años setenta. Boca abajo, con medias y sobre un límpido fondo azul, recibe el irónico título 'Ich kann kein Sex' [No puedo tener sexo]. Una vez más, Baselitz vuelve sobre sus pasos para reafirmarse en la vida, ya sin drama. En los últimos tiempos –como cuenta Bernard Blisténe tras una visita al estudio del pintor en marzo de 2024-, Baselitz interviene la superficie del cuadro con el andador que utiliza. «Una nueva reinvención con la que deja las huellas visibles de su biografía y la prueba material de una vida dedicada a la pintura».
El museo ha editado un cuidado catálogo con textos especializados a cargo de los citados Rosenthal, Blistène, más Éric Darragon.
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