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Retrato del esacritor José María de Pereda. Zenón Quintana
Tapón Virginal

El descorche literario de Pereda

En 1854 escribe su primera obra 'La fortuna en un sombrero', una comedia en un acto, escrita en romances con asonante, que no se publica hasta 2004

Viernes, 5 de septiembre 2025, 07:27

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«Es de Polanco y José María se llama». Remedando a Corrochano, la tarjeta de presentación de José María de Pereda y Sánchez de Porrúa (Polanco, 06.02.1833-Santander, 01.03.1906) queda para la historia sucintamente así prefigurada.

1Bien material. De la venta de la casa natal de Pereda se ha hablado tanto últimamente que poco más cabe añadir al infinito abanico de los quesiqués. Sobre el coste de la transacción, ha de primar la voluntad política, el afán de preservar un bien de infinito interés cultural para Cantabria infinita. Ojalá nunca se pierda la casona montañesa, con dos escudos blasonados en la fachada, construida en 1766, como se perdieron tantas otros bienes patrimoniales: San Quintín (villa de Pérez Galdós), la casa de los Gutiérrez Solana con Solanas hasta en los retretes, etc.

2Primeras aproximaciones. Una tempranísima semblanza de Pereda («alta la frente, cargada de nubes») publica Enrique Menéndez Pelayo en 'De Cantabria' (1890). Madrugadora también es la aproximación biográfica que José Antonio del Río Sainz inserta en el tomo segundo de 'La provincia de Santander' considerada bajo todos sus aspectos (1899): «Febrero 7, de 1834. Nace en el lugar de Polanco, ayuntamiento de su nombre y partido judicial de Torrelavega el que hoy es afamado y perínclito escritor don José María de Pereda, honra de la provincia de Santander y una de las notabilidades literarias del día en España, muy conocido y estimado por sus libros entre todas las clases ilustradas del extranjero».

Aparecidas ambas improntas cuando al novelista aún le quedaba cuerda para rato, los errores fácilmente observables el tiempo los ha limado.

3Síntesis biográfica. José María de Pereda y Sánchez de Porrúa nace en Polanco el 6 de febrero de 1833. Padres: Juan Francisco y Bárbara Josefa. Casados muy jóvenes, el cielo favorece con veintidós hijos su aplicación matrimonial. De ellos, sólo nueve sobrepasan la juventud. La familia vive, y no mal, de la agricultura y la ganadería. En Polanco, José María cursa estudios primarios. Luego, para preparar su ingreso en el Instituto Cántabro la familia se traslada a Santander. Alumno desde 1843, más aprende en la calle que en las aulas. Solitario por naturaleza, desarrolla un temperamento neurótico e hipersensible de lento y tenaz avance.

4En la villa y corte. Otoño de 1852. Por designio familiar, se traslada a Madrid, para cursar estudios preparatorios de ingreso en la Academia de Artillería de Segovia. Se aloja en una pensión de la calle del Prado, nº 2. Y como los cañones le importan una higa: orilla la carrera que no siente y frecuenta la tertulia del Café de La Esmeralda, los bailes de Capellanes, los teatros y cuanto suene a farándula.

Falto de vocación militar, vive en sus carnes la Vicalvarada hasta el punto de rondar perder la vida por una metropolitana bala perdida. Malos tiempos corren para la lírica. ¿Y cuándo no? No importa. Toma pluma, tintero y papel y escribe de corrido su primera obra literaria: 'La fortuna en un sombrero' (1854).

¡Albricias, ha nacido un escritor! Mas la fortuna se resiste a salir del sombrero. El autor novel ni estrena ni imprime. Ciento cincuenta años permanece el texto en forma manuscrita hasta que, en 2004, el proverbial Salvador García Castañeda le confiere carnalidad tipográfica y perfila su naturaleza: «Es una comedia en un acto, escrita en romances con asonante que cambia en cada escena, excepto dos de ellas que van en redondillas». Hállase como Ms 718, autógrafo en Colección Vial, Biblioteca Menéndez Pelayo, Santander, Fondos Modernos. Su cuarteta de cierre es promisoria:

Por lo mismo, placentero,

me lancé a la Providencia,

que por una coincidencia

me la dio... en este sombrero.

5El año del cólera. Soltero, virgen de letra impresa y ayuno de fortuna, vuelve a Santander en el año 1855. Fallece su madre. Y él mismo ronda con cruzar la raya. Tan sombrío pasaje lo borda José Montero en 'Pereda' (1919:52), biografía de imprescindible lectura: «Acabando el año 1855, fue atacado del cólera y le asistió como médico don Agustín Pelayo, abuelo materno del insigne autor de la 'Historia de las ideas estéticas' y del noble y sutil poeta don Enrique Menéndez Pelayo».

Sucesivas desgracias familiares agrian su carácter, sumiéndole en tristezas que aconsejan para curarse el sol de Andalucía. En 1857, viaja allá y tarda un ay en regresar. «Por entonces –aclara el biógrafo– se había formado en la capital santanderina un grupo de jóvenes de buen humor y claro ingenio, aficionados a entablar coloquios con las Musas. Pereda se unió a ellos, a quienes ya conocía y trataba como amigos o condiscípulos. Fundada 'La Abeja Montañesa', por don Cástor Gutiérrez de la Torre, todos se dedicaban a plumear en sus páginas. El futuro maestro de la novela publicó su primer artículo titulado 'La gramática del amor' en el número correspondiente al 28 de febrero de 1858».

Sentado así por Montero en 1919 y confirmado por Cossío en 1934, verdad de Pero Grullo es que las 'Obras Completas de Pereda' nunca serán obras completas de Pereda hasta que incluyan su primera obra conocida (comedia teatral) y su primer ensayo editado (gramática amorosa), completo, de principio a fin.

6Descorche literario de Pereda. El explosivo salto del tapón virginal se concreta en dos fechas y fechos:

—Primera obra escrita de Pereda: 'La fortuna en un sombrero '(Madrid, 1854).

—Primera obra editada de Pereda: 'La gramática del amor' (Santander, 1858).

Los peredianos encontrarán transcrita y analizada aquélla en García Castañeda (2004). Y ésta, en la edición razonada que preparo. Donde resalto su manifiesta condición de tratado tendente a elucidar la etérea esencia del amor, con su particular gramática de uso: desde el sustantivo a la interjección.

En opinión del autor de 'Sotileza', la interjección se sublima «cuando el amor nos subyuga hasta el punto de robarnos la razón». Que en eso consiste el amor: en perder la cabeza. Como él locamente la perdió por Diodora de la Revilla. Con quien, al casar, perdió también la soltería. Y se dejó perilla.

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