Leica, una mirada con sello centenario
Se cumplen cien años de la creación de la primera cámara que generó la legendaria marca. Un símbolo clave en el desarrollo tecnológico y cultural de la fotografía. La exposición 'Leica. Un siglo de fotografía' reunirá en el Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa en Madrid, 174 imágenes de autores vinculados con la icónica cámara
Detrás de algunas de las imágenes más icónicas de ese álbum que recorre la historia, asoman miradas que han fijado la realidad en el tiempo. Más allá del azar y del oportunismo, la mayoría corresponde a fotógrafos que supieron captar y trazar un relato. Y tras una gran parte de esos ojos, surge una Leica. Imágenes icónicas, impacto visual, construcciones de lugares en el mundo: la muerte del miliciano en la Guerra Civil, de Robert Capa; el hombre que salta un charco, de Cartier-Bresson; el apasionado beso de un marinero con una joven en Times Square para celebrar el fin de la II Guerra Mundial de Alfred Eisenstaedt, o el retrato del Che Guevara de Alberto Korda.Sello, marca, el pequeño aparato, la Leica I, con su película de 35 milímetros , cumple cien años. Cabe hablar de revolución y de símbolos, de un cambio en la manera de tomar imágenes.
Sello, marca, el pequeño aparato, la Leica I, con su película de 35 milímetros , cumple cien años. Cabe hablar de revolución y de símbolos, de un cambio en la manera de tomar imágenes.
Leica es, sí, una marca alemana con una larga trayectoria en el mundo de las cámaras fotográficas que, desde siempre, ha destacado por su calidad y elaborado diseño. Pero, también, se afirma desde el consenso, es más que una imagen; una forma de expresión, una pasión y un compromiso con la autenticidad y la perfección. Ahora la icónica marca alemana de cámaras celebra su centenario con una exposición fotográfica sin precedentes en un espacio emblemático como el Fernán Gómez, Centro Cultural de la Villa de Madrid. La exposición, bajo el epígrafe 'Leica. Un siglo de fotografía' celebra, a través de un recorrido plural por la obra de grandes fotógrafos internacionales, los cien años de la creación de la primera cámara de la marca, la legendaria Leica I. Desde el próximo miércoles, día 10, hasta el 11 de enero de 2026, la cita propone «un viaje por cien años de arte, emoción y legado».
Las imágenes más icónicas
«Con la Leica I, presentada en 1925, comenzó una nueva era: los fotógrafos podían trabajar de forma rápida, discreta y justo en el centro de los acontecimientos. Las imágenes más icónicas del siglo XX serían impensables sin ella: reportajes de guerra, escenas callejeras, retratos íntimos... 100 años de Leica significan 100 años de historia, arte y emoción contados a través de fotografías icónicas que nos conmueven y nos conectan», en palabras de Karin Rehn-Kaufmann, Art Director Leica Gallery International y comisaria de la exposición.
La propuesta reúne 174 fotografías de una selección de autores vinculados con Leica durante la pasada centuria y lo que llevamos de esta. Entre ellos el público tiene acceso a la obra de autores como Bruce Davidson, Elliott Erwitt, Ralph Gibson, Sebastião Salgado, Joel Meyerovitz o Jane Evelyn Atwood, junto a otras más desconocidas, «ampliando así nuestro conocimiento de la historia de la fotografía y de la propia historia de Leica desde que Ernst Leitz II decidió producir en serie el revolucionario invento de la 'Ur-Leica' de Oskar Barnack, cuyo prototipo original es de 1914, pero su desarrollo posterior se retrasó debido al estallido de la primera guerra mundial hasta 1925.
«No sólo queríamos mostrar las fotografías más famosas e icónicas, sino también momentos personales, sorprendentes y llenos de intimidad. Nuestra selección no es estrictamente cronológica, sino que sigue un hilo emocional. Buscamos imágenes que cuenten una historia, que hagan tangible la magia de la mirada Leica, a través de décadas, géneros y puntos de vista. La cámara Leica es una herramienta, sí, pero son las personas que hay detrás de ella las que dan forma al momento. Por eso nos centramos en la voz visual única de cada fotógrafo», detalla Rehn-Kaufmann.
Viaje por la historia y el futuro
El Centro Cultural de la Villa de Madrid se convierte así desde la próxima semana en el espacio que acoge la mayor exposición internacional del centenario. A través de un recorrido coral, puede descubrirse cómo la marca ha acompañado a grandes fotógrafos y ha sido testigo de momentos clave de la historia. La exposición incluye además un recorrido por la propia historia de Leica. La huella española se enriquece con la obra de casi una treintena de fotógrafos entre los que figuran nombres como Agustín Centelles, Ricard Terré, Gonzalo Juanes, Manuel Sonseca, Clemente Bernard, Manolo Laguillo, Anna Turbau, Javier Campano y Alberto García-Alix, entre otros, que completan «un fascinante recorrido por la fotografía de calle, el documento social, el paisaje urbano, la naturaleza o el retrato».
Además, se incluye una selección de cámaras clásicas como Leica I (1925) y Leica II (1932), junto con materiales audiovisuales e históricos procedentes de la colección del Ernst Leitz Museum que Leica tiene abierto al público en la ciudad alemana de Wetzlar y que ilustra en Madrid la evolución tecnológica y estética de Leica durante un siglo de historia. La celebración del centenario se amplía en Leica Gallery Madrid (con sede en José Ortega y Gasset, 34) con una exposición donde se podrán contemplar «más fotografías emblemáticas que forman parte de este testimonio único».
Leica, asimismo, en paralelo ha previsto una serie de experiencias que incluirán workshops, charlas con expertos y visitas guiadas. Una de las actividades más relevantes será el Leica Classic Day que se celebrará el día 27 de este mes en en Leica Store & Gallery Madrid con un claro enfoque en la comunidad de la cámara y de la fotografía clásica entre conferencias y cámaras singulares.
Un relato fotográfico
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En datos 'Leica. Un siglo de fotografía' se podrá visitar en la Sala de Exposiciones del teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa desde el próximo día 10 al 11 de enero de 2026 en horario de martes a domingo de 10.00 a 20.00 horas. El acceso será gratuito.
«Un viaje por la historia y el futuro de una marca que ha sido testigo y narradora de un siglo de imágenes inolvidables». Por ejemplo, Henri Cartier-Bresson, que en 1932 compró su primera Leica y captó con ella la icónica imagen 'Derrière la gare Saint-Lazare' –el hombre que salta un charco–, símbolo del 'instante decisivo'. La primera cámara Leica fue mucho más que un prototipo. Como motor de innovación, fue el punto de partida de muchas otras reinvenciones y aún hoy sigue influyendo en el diseño de las cámaras.
Sus primeros prototipos los construyó en 1913 Oskar Barnack en el laboratorio E. Leitz Optische Werke, en Wetzlar, al norte de Fráncfort. Barnack adaptó la película de cine de 35 mm, ampliando el formato a 24x36 mm. Fiel a su lema, «negativos pequeños, imágenes grandes», optó por una relación de aspecto 2:3 y 36 exposiciones por rollo, un formato que imperó hasta la llegada de la fotografía digital. El pasado mes de junio una Leica batió todos los récords al venderse por 14,4 millones de euros. Subastada en Viena, perteneció al inventor de la cámara. El récord anterior lo tenía otra cámara de la Serie 0 vendida por 2,8 millones de euros en 2018.
Un aparato que marca simbólicamente el comienzo de nuestra legendaria historia y es un símbolo de la artesanía, la capacidad de invención y una nueva forma de entender la fotografía.
Helena Garay Fotógrafa y doctora en Investigación en Humanidades, Artes y Educación
Lo que los móviles aún no entienden de la fotografía
Ligereza, inmediatez, discreción o libertad de movimiento son virtudes que solemos atribuir a la fotografía móvil. Sin embargo, todas ellas ya las había aportado Leica hace un siglo. Y lo decisivo no fue solo su innovación técnica, sino que aquella pequeña cámara alemana inauguró, más que un formato, una forma de mirar.
Cada disparo era consciente, cada imagen nacía de la certeza de que merecía existir. Ser mirado por una Leica no era algo menor, significaba ser elegido, convertirse en protagonista de un relato. Podía ser el rostro de una portada, el icono de una revolución, la memoria de una guerra. Pero también, por primera vez, la sencillez de una escena cotidiana encontraba dignidad en la fotografía y la vida común se convertía en memoria. La cámara no solo registraba, confería presencia.
Esa fue la verdadera revolución de la Leica. Más allá de su tamaño, su ligereza o su portabilidad, lo que cambió fue la mirada. El fotógrafo dejó de ser un técnico encerrado en un estudio para convertirse en un testigo silencioso del mundo. Con una cámara discreta, casi invisible, podía acercarse sin ser visto, capturar en silencio, atrapar instantes que de otro modo se habrían perdido. Lo extraordinario y lo cotidiano adquirieron el mismo valor ante la lente. La Leica despojó a la fotografía de la rigidez del posado y abrió paso a una puesta en escena más natural, espontánea y cercana, reconocible por el espectador y creíble gracias a la huella de la instantaneidad. De ese gesto nació también el fotoperiodismo moderno y la posibilidad de narrar los acontecimientos mientras sucedían a través de imágenes vivas y directas. La autonomía de mirar y decidir se convirtió en libertad creativa.
Hoy, cuando pensamos en la fotografía móvil, creemos haber heredado esa misma libertad. El teléfono está siempre en el bolsillo y listo para disparar sin esfuerzo. Y, en parte, es cierto. Pero en esa abundancia se ha perdido lo esencial, el acto fotográfico como compromiso. Donde Leica obligaba a elegir, el móvil invita a acumular.
Por eso, un siglo después, Leica sigue siendo un icono. No tanto por su estética, hoy imitada en filtros y aplicaciones, sino porque encarna una forma de fotografiar que el móvil aún no comprende, la proximidad física, el silencio del encuentro, el sentido de elegir un momento y darle al instante el valor de convertirse en memoria. Fotografiar no es producir sin límite. Fotografiar es decidir. Es mirar con libertad, con intención, con compromiso. Esa fue la lección de Leica hace cien años. Y sigue siendo, todavía hoy, la gran deuda de la fotografía móvil.
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