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Marisa González. Fragmento de 'La descarga'. de la serie 'Violencia Mujer'.
Marisa González. Fragmento de 'La descarga'. de la serie 'Violencia Mujer'. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Sotileza

Marisa González, un modo de hacer generativo

La exposición antológica de Marisa González en el Museo Reina Sofía repasa la trayectoria de esta artista nacida en Bilbao en 1943, considerada una de las pioneras en España en combinar la creación artística y las técnicas de comunicación y reproducción de imágenes

Guillermo Balbona

Santander

Jueves, 22 de mayo 2025, 20:02

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Pionera en el uso de las nuevas tecnologías, adelantada a su tiempo, creadora incesante, a comienzos de los setenta, Marisa González empleaba ya la primera fotocopiadora a color en su proceso de creación en Sistemas Generativos del Art Institute de Chicago. La exposición antológica del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía repasa la trayectoria de Marisa González (Bilbao, 1943) con motivo de la obtención del Premio Velázquez en 2023. La propuesta recorre la variedad constante de medios en la práctica de González, incluyendo hibridaciones como las 'Grafías musicales' (1989-1990) que, mediante pintura y fotocopiado, traducen partituras contemporáneas al lenguaje visual. Y atiende a la vocación de instalación de algunos de sus trabajos, como 'Ensueño. Escenas de la vida cotidiana' (1998) o las 'Luminarias' del proyecto La fábrica (2000).

Marisa González. Detalle de la obra 'At the end (Al final)', de la serie 'Siluetas', 1971-1973. Colección de la autora

Con las exposiciones dedicadas a Concha Jerez (1941), Eva Lootz (1940), Soledad Sevilla (1944) y ahora a Marisa González (1943), el Museo «salda una deuda» con una generación de artistas españolas, nacidas en los años 40, hoy octogenarias. Lo que caracteriza su creatividad es el punto de partida de su relación con las nuevas tecnologías que usará de continuo como herramientas de expresión artística hasta la actualidad, y que la posicionan en el ámbito nacional e internacional como «una figura clave del arte electrónico y del feminismo». Cabe recordar que, durante los coletazos de la pandemia, justamente en la primavera de 2022, el Palacete del Embarcadero en Santander acogió la muestra 'Piel y Pulpa' de Marisa González. Otro paso importante en la programación cultural y artística de la Autoridad Portuaria que ha precedido tanto al galardón para la artista como a esta antología abierta hasta el final del verano en el Museo que dirige Manuel Segade.

Resignificar la apariencia

En esa ocasión, la selección de obras realizadas para ese recorrido «orgánico» pertenecían a la serie de bioarte que la artista comienza a mediados de los años ochenta, donde la materia viva representada, muestra malformaciones y mutaciones que se identifican con el propio proceso de adaptación natural de la evolución de una especie. Temáticas de reproducción, sexo o muerte que cuestionan la ética aplicada por una industria biotecnológica que provoca «una incesante necesidad en los seres humanos de conseguir la eterna juventud y el perfecto canon de belleza». 'Piel y pulpa, pretendió resignificar la apariencia de lo que vemos en superficie, para activar nuestra mirada dialéctica y politizar lo que nos llevamos a la boca: la vida.

Marisa González. 'Autorretrato', 1971-1973. Perteneciente a un conjunto de tres piezas. ©Marisa González, VEGAP, Madrid, 2025

Ahora, la gran antológica, comisariada por la historiadora del arte e investigadora, Violeta Janeiro Alfageme, plasma un itinerario a través de cinco décadas de producción de la artista y muestra cerca de una veintena de sus grandes series y proyectos. Su trabajo, que se desmarca de los medios artísticos convencionales, utiliza las máquinas –fotocopiadoras a color, termofaxes, y otras herramientas que en su momento han sido tecnología punta– para idear un arte que «no es copiativo o replicativo sino generativo». Marisa González ha creado un método propio, un lenguaje, en el que toman protagonismo la inmediatez, el azar, la prueba y el error. Desde sus inicios, ha participado e impulsado «un nuevo orden en el que tiene cabida la obra que no es pintura, ni estampa, ni fotografía, pero lo combina todo, aplicando las tecnologías de reproducción y producción de imágenes basadas en electricidad, electrónica y telecomunicaciones», en palabras de Janeiro Alfageme.

La artista Marisa González durante la presentación este martes de la exposición antológica 'Marisa González. Un modo de hacer generativo', en el Museo Reina Sofía. Alberto Aguado/ EFE

La creación artística de Marisa González nace del hábito de coleccionar y archivar objetos que encuentra en fábricas, playas, supermercados o basuras. Esta artista multidisciplinar precursora de la aplicación de las nuevas tecnologías de reproducción y recursos multimedia en el proceso creativo, tiene además, la imperiosa necesidad de observar con atención el mundo que la rodea a través de lentes, computadoras o cualquier dispositivo que le permita evidenciar la manipulación y mutación del procedimiento como parte de su poética. Asimismo, la temática abordada en otras piezas tempranas –imágenes relacionadas con la violencia contra las mujeres, revisiones de la maternidad– le ha valido a la artista un puesto en investigaciones recientes sobre las genealogías feministas del arte español.

Marisa González. 'El espejo de los clónicos', de la serie 'Clónicos', 1986. Colección de la autora

Vinculada al feminismo

Comprometida, en 1970 participó en la creación de la primera asociación profesional de artistas de Madrid y en 2009, de la Asociación de Mujeres en las Artes Visuales (MAV), de la que ha sido vicepresidenta. Hoy en día, continúa muy vinculada al feminismo, a través de iniciativas como el grupo de editoras Cuarto Propio de Wikipedia, en el que es autora o coautora de cientos de entradas dedicadas a mujeres del arte contemporáneo En su trayectoria, se ha interesado también por el residuo y el desecho.

En datos

  • La muestra Marisa González. Un modo de hacer generativo. Desde esta semana al 22 de septiembre. Edificio Nouvel, 1ª planta del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Comisariado: Violeta Janeiro Alfageme. Coordinación: Beatriz Velázquez.

  • Antológica Revisa la trayectoria de la artista (Bilbao,1943). Premio Velázquez de las Artes, a sus 81 años continúa desarrollando su minucioso trabajo.

A mediados de la década de 2000 prestó atención a una infraestructura masiva inoperante, la central nuclear de Lemóniz en Vizcaya. Y, en una larga serie llamada 'Presencias', de los primeros años ochenta, «descontextualizó un material tan modesto como la guata que se desprende durante el secado doméstico de la colada».

«No me puedo resistir a la basura. Donde otras personas miran escaparates, yo miro en contenedores y papeleras que revelan mucho más quiénes somos», sostiene la artista Violeta Janeiro ha destacado que la organización y producción de esta gran exposición ha sido un trabajo ímprobo pero estimulante: «El estudio de Marisa es como un gran agujero negro del que no paran de salir cosas y cada una tiene una historia». Segade, por su parte, mostró su fascinación por el estudio de la artista y por el hecho de que la exposición «permite mostrar no solo la obra de una gran artista, sino también todo su universo estético e intelectual». Con motivo de esta antológica, reconoce que trabaja durante años en cada proyecto y lo guarda todo: «Cada obra dura años.

En esta exposición hay una pequeña representación de mi trabajo. Y si de algo me ha servido usar los medios tecnológicos desde tan temprano es que, a pesar de tener un nombre tan común, lo tengo para mí en la Wikipedia y en mi página web». En realidad esta cita supone un regreso: En 1986, la artista bilbaína participó en el comisariado de una de las exposiciones inaugurales del Reina Sofía: 'Procesos: cultura y nuevas tecnologías'. Su creación se ha interesado por la temática feminista, los movimientos sociales, o la arquitectura industrial.

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