Un visitante importantísimo desatendido hasta hoy
Con Emmanuel Levinas garantizo a los lectores una fascinante aventura lectora, la entrada a un mundo filosófico a la vez clásico y ultra contemporáneo
Ahora, a mediados de agosto, el férreo sol, el astro rey, que abrillanta y requema los rostros como las narices, las orejas, los brazos de todos los agosteros de Castilla la Vieja, atardece rojo como un pimiento rojo, redondeado, ultraferoz, en todas las ajetreadas eras de la provincia de Palencia. ¿Por qué feroz? Pues porque el sol benevolente se ha fugado del propio sol intransigente y se ha ido a veranear a Santander. El férreo sol del polvo y la fatiga del polvoriento campo castellano está indignado porque este sol pitiminí se ha instalado en un hotelito de Piquío y baja a tomarse un baño entre las doce y la una en la Primera Playa por el lado donde estuvo en su día La Caracola, cuyo nombre no sé si seguirá nutriendo las vocaciones de los santanderinos y las santanderinas.
Ahora, a cambio, abrillanta la bahía y toda la montaña un sol de hierba y de salitre, de maizales, lagunejas, botes de remo y regata de traineras. «El viento en la terraza arrebata los prunus abrillanta los prunus / ¿Y nosotros? / También nos abrillanta el viento del Oeste a nosotros del color de ciruelas / Al filo de la tarde barrida acuchillada liberada del peso de la muerte / Ahí están las islas, todas las playas y puntales y las islas de entonces y balandros y radas del recuerdo»…
El visitante importantísimo hasta hoy desatendido es Emmanuel Levinas, un filósofo francés, judío, originario de Lituania (1906-1995), profesor que fue en la Alianza Israelita Universal de París, la Escuela Normal Oriental y la Universidad de París-Nanterre y de Paris 1 (Sorbona). Publicó 'Teoría de la intuición en la Fenomenología de Husserl' (1930) o 'De la existencia al Existente' (1947). Al castellano tiene un buen número de obras traducidas que nos revelan su noble empeño en trazar una reconstrucción ética de la humanidad tras la tragedia de las Guerras Mundiales, en duro diálogo con su maestro Heidegger. Pero sugiero que los lectores y lectoras que deseen leer a Emmanuel Levinas comiencen leyendo 'Reflexiones sobre la filosofía del hitlerismo' (Alpha Decay, 2023, pero es un artículo publicado en 1934, poco después del ascenso de Hitler al poder de Alemania), para pasar luego a 'Dios, la muerte y el tiempo' (primera edición en Cátedra, 1994; octava de 1998), que son sus conferencias en La Sorbona. Y sugiero, para completar ambos libros, que se leen fácilmente, que se internen por último en 'Totalidad e infinito. Un ensayo sobre la exterioridad' (Ediciones Sígueme, quinta edición de 2024) traducido por Miguel García-Baró. Levinas había sufrido la revolución bolchevique en Ucrania y los horrores de la Segunda Guerra Mundial, en la que su familia fue asesinada y él internado en un campo de concentración. Escribe García-Baró en su presentación: «La situación original de la redacción de este libro puede describirse de la siguiente manera: un filósofo lituano de habla rusa, estudiante en Francia y en Alemania, discípulo estudiante de Martin Heidegger, se encuentra en plena juventud con la persecución racial, la derrota de Francia, la amenaza de la liquidación de la cultura inspirada directa e indirectamente en la Biblia y en Platón. Y ha de reconocer que su admiradísimo maestro en filosofía colabora con la barbarie. ¿Cómo no convertirá el joven Levinas en tarea central de su vida la superación de cuanto en las doctrinas de ese maestro se pueda vincular con tantos horrores?».
Por mi parte, garantizo a los lectores españoles una fascinante aventura lectora, la entrada en un mundo filosófico a la vez clásico y ultra contemporáneo donde toda la filosofía de cabo a rabo se reanima, se enciende en una discusión impecablemente precisa. Reconozco una vez más mis limitaciones como reseñista filosófico de esta plazuela de Pombo pero a la vez agradezco una vez más poderle comentar a los santanderinos y a los montañeses que lean los mismos libros que yo voy leyendo y admirando y meditando este arduo y genial mes de agosto.
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