Borrar
El equipo Gomur-Liébana 2017 en el primer entrenamiento del año. Son ya seis temporadas en las que esta imagen se repite a principios de febrero.

El mejor equipo de amigos de España

El Gomur-Liébana 2017 empieza su sexta temporada en el pelotón élite y sub-23

Marco García Vidart

Lunes, 6 de febrero 2017, 07:48

Óscar Linares anda estos días algo triste. El chaval de Cicero, que ya forma en el equipo Continental del Burgos BH, ha visto demasiado pronto cómo se las gastan los profesionales. En la Challenge de Mallorca y en una Volta a la Comunitat Valenciana en la que además ha estado enfermo, le han llevado con el 'gancho'. «Cómo van los tíos...». Pero su gesto a veces serio muta a una sonrisa al oír los enésimos refunfuños de Alejandro González. Porque Óscar no se ha querido perder el primer día de entrenamiento del Gomur-Liébana 2017.

Los que hasta hace nada eran sus compañeros. Sus amigos. Esa escuadra de mosqueteros color de rosa que hace bueno el lema de los creados por Alejandro Dumas. 'Uno para todos y todos para uno'. Amigos sobre una bici que en 2016 bordaron el ciclismo. Otra vez triunfo en la Copa de España, 21 victorias en la temporada... Los mejores de España en la categoría sub-23 y los segundos, sólo superados por el Lizarte, en élite. En una clasificación conjunta, el Gomur-Liébana 2017 fue el mejor equipo de España.

Kevin Suárez haciendo de mecánico improvisado, las exageradas lamentaciones de 'Jandro' González... «Linares, pon portabidones a esa bici», pide el director del equipo para un rato en el que toda ayuda es poca. Entre preparativos propios de un primer día de clase y bromas, los 'gomures' se pertrechan para comenzar el entrenamiento inaugural de la temporada.

Este año, su concentración de tres días es en el Hotel Balneario de Puente Viesgo, uno de los colaboradores del equipo -los otros son Ferroatlántica, Ayuntamiento de Camargo, Born, Bioracer, Elements, Estación de Servicio G2, Nesta, Orbea y Hercos-. Por delante, un centenar de kilómetros por el interior de Cantabria. Y aunque no hace el ventarrón que se anunciaba, unas nubes negras amenazan con empaparles hasta la médula.

Los doce ciclistas comienzan la marcheta. En el equipo son 13, pero Kevin Suárez va en la furgoneta. El corraliego aún tiene el cuerpo molido de pegarse con los mejores del mundo en ciclocross. «Necesito parar unas tres semanas», comenta el subcampeón de España.

En el coche del equipo, Alejandro González está más calmado. Muchos de sus lamentos y 'broncas' tienen mucho de estudiado. Porque arrancar las primeras sonrisas en un grupo con ocho corredores nuevos es clave para el principal objetivo de 'Jandro'. «Les tiene que unir una amistad. Llevará tiempo y unas carreras, pero el objetivo es que sean trece amigos».

González recuerda cómo el 'Chava' Angulo se mató a trabajar para ayudar a Óscar Linares a llevarse la general de la Volta a Lleida después de un año en el que el de Cicero curró a destajo para el campeón de la Copa. «Y eso lo hace un amigo por otro amigo. Porque por un amigo se hace lo que sea. Ahora, si a ese del equipo no le tragas, aunque el director te mande ayudarle... Hay mil formas en el ciclismo de 'liársela'». Y como ese ejemplo de trabajo para que gane un amigo de color rosa, en el Gomur hubo otros muchos ejemplos el año pasado.

González resopla al rememorar una temporada de ensueño. De nuevo la general de la Copa con el 'Chava', 21 victorias... «¿Cómo íbamos a pensarlo?». De la Copa rememora que se gana de facto en Valencia, cuando en una montonera a diez kilómetros de meta se cae todo el equipo menos Angulo y José Daniel Viejo. Y el 'Chava' ganó en meta. «Es que la Copa se pierde en un segundo. Hay que ser muy regular en ocho días durante dos meses y, al mínimo fallo, te quedas sin opciones». Tanto Angulo como Viejo, al igual que Sergio Vega, Bernardo Ayuso y el propio Óscar Linares, dieron el salto a profesionales. «La gente me dice que con esas bajas se ha fastidiado el equipo. Y no asimilan que para nosotros es la mayor satisfacción que hay. Las victorias están muy bien, pero nuestro último fin es que los chavales den el salto a profesionales».

El rito de la quesada

La escuadra rosa atraviesa Alceda mientras el coche del Gomur para un rato para comprar una de las piedras angulares de la temporada en el Gomur-Liébana 2017. Dos quesadas como la rueda de un carro. Aunque 'Jandro' vuelve a la protesta. «Que no, que no son para ellos, que en el hotel han comido hasta hartarse». Pero hasta el coche del equipo se ríe por lo bajo. Los doce ciclistas, tras atravesar el corazón de la comarca pasiega a ratos con lluvia, encaran las primeras rampas del puerto de La Braguía.

Alguno de los nuevos, chavales de otras comunidades, pagan la novatada y los primeros esfuerzos al no dosificar. Carlos Gutiérrez, un abulense sub-23 que cumple su segunda temporada en el equipo, es el que mejor anda. Poco a poco, toda la expedición rosa llega a la cima de La Braguía, en la que hace un viento que corta. Y esas quesadas en teoría prohibidas, Alejandro González las reparte entre todos. Desde ese momento, el chico madrileño nuevo es Víctor, y el catalán -el más veterano del equipo- es Genis. También come un buen trozo Óscar Linares, que en el equipo siempre será 'Lini' y al que ya se he han pasado todas las penas. Los ladrillos con los que se construye la muralla de amistad que levanta el Gomur cada temporada están unidos con quesada pasiega.

El prestigio que ha ido cobrando el Gomur-Liébana 2017 ha hecho que muchos de esos ocho corredores nuevos, se hayan ofrecido al equipo. Atrás quedaron los años de conformarse con las sobras que dejaban los demás conjuntos de las categorías élite y sub-23.

Un punto de orgullo aparece en el rostro de Alejandro González. «Ahora escojo yo y desde agosto, hay chavales llamando para estar en el equipo». Lo mismo ocurre con las firmas que ayudan a la escuadra cántabra o las carreras por toda España. «Cuántas veces hemos ido a una prueba avisándonos el día antes». Ahora, el maillot rosa del Gomur es de lo más goloso para que luzca en la salida de una carrera de un día o una vuelta por etapas.

Pero la presión por defender ese número 1 de España es cero. «Yo no la tengo, desde luego», sentencia sin dudarlo Alejandro González, que añade que esos resultados lo que hacen es dar «tranquilidad». Porque en la escuadra rosa no se olvidan de que con sus medios y presupuesto, lo conseguido en estos dos años es como si el Racing ganase la Liga de Campeones. Suena a milagro de los gordos que la tropa de rosa fulmine a escuadras como el Caja Rural, el Lizarte, Valencia... El tema económico es, a juicio de González, el talón de Aquiles del equipo. «Deportivamente vamos muy bien, pero económicamente, no tanto. Pero seguimos un año más. Y por suerte, aunque el dinero influye y bastante en el deporte, no sirve para comprar victorias».

Los ciclistas de color rosa abandonan la comarca pasiega para dirigirse hasta las inmediaciones de Torrelavega y de ahí a Los Corrales. El Alto de Hijas los llevará de nuevo a Puente Viesgo. Hasta ese momento González no ha parado de repetir que «no nos salen los kilómetros», para añadir inmediatamente después que «bueno, ya entrenarán en casa el lunes».

A él le vale que en esa marcheta, sus chavales se vayan conociendo. Pero el inicio de la temporada está demasiado cerca. El día 26 comienza la Copa de España con el Circuito del Guadiana, en la localidad pacense de Don Benito. Por eso, el director del Gomur ordena un poco de tralla. Aunque sea en unos pocos kilómetros, quiere ver quién está bien de piernas. Alfonso Gutiérrez, al que su padre del mismo nombre le 'pica' para que levante las manos en una llegada al sprint, confirma que está en forma porque aguanta en la segunda plaza. Quien tira es uno de los nuevos, un sub-23 pero que puede ser el tapado de este año en el Gomur. El leonés Carlos Álvarez, que no tenía sitio en la Fundación Contador, hace bailar la bici con muy buenas maneras.

Tras tres horas y media sobre la 'burra', la expedición del Gomur-Liébana 2017 regresa al Hotel Balneario de Puente Viesgo. Mojada, pero contenta. Porque el gran objetivo de la mañana se ha cumplido con creces.

A base de bromas, conversaciones en la bici y trozos de quesada, los ocho nuevos que han llegado al equipo ya son uno más. Será el primer paso para que en las carreras, todos trabajen para el amigo que mejor esté. Como sucedió en esa Volta a Lleida en la que se vistió de color amarillo un Óscar Linares que durante un rato se ha olvidado del trajín de los profesionales para estar con el mejor grupo de amigos que hay en el ciclismo español de élite y sub-23. Y del que, de una forma u otra, siempre formará parte.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes El mejor equipo de amigos de España

El mejor equipo de amigos de España