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De izquierda a derecha, Nando Viella, Chema Gutiérrez, Pepe Ingelmo y Álvaro Ruiz.
Torrelavega vuelve a creer en su equipo

Torrelavega vuelve a creer en su equipo

La Gimnástica quiere que la euforia de estos días se refleje en más público y socios

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Lunes, 4 de junio 2018

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«Quién va ahora en mi sitio del autobús?», le pregunta Nando a José Manuel.«Ya no me acuerdo dónde ibas», le responde. «Yo siempre delante, no como los revoltosos», se ríe. La conversación a pie del césped del Malecón reúne a Nando Vidiella, el futbolista que más partidos ha jugado con la Gimnástica y a José Manuel Bajo, el veterano delegado gimnástico que ya ha vivido cuatro ascensos a la categoría de bronce.

Torrelavega se ha volcado con la Gimnástica en su regreso a la categoría de bronce tras un lustro de penitencia por las deudas y aquel descenso administrativo que bajó al equipo en 2013 pese a haber salvado la categoría frente alEibar.El mismo equipo guipuzcoano que muy poco después irrumpiría en Primera División.

Cerca de 2.000 personas celebraron el ascenso en la Plaza Roja en una movilización que no se recordaba como señala el presidente blanquiazul, Tomás Bustamante. Cierto que tanto el club como los más impenitentes gimnásticos lo ven con ilusión pero cierta reserva.Están a la espera de que ese ilusionante movimiento que ha surgido en torno a la Gimnástica se traduzca en nuevos socios y más asistencia al campo. Este año enTercera ha sido cerca de un millar de socios y una asistencia media a ElMalecón algo menor, pero el incentivo de recuperar la categoría que nunca se debió perder llevará a más público al estadio. Ni es lo mismo la competición doméstica cántabra que una campaña frente a equipos foráneos y con derbi con el Racing incluido.

El propio alcalde de Torrelavega, José Manuel Cruz Viadero, ya ha calentado el partido emplazando a ganar al Racing en la celebración de la Plaza Roja. Una de las muchas que han vivido los gimnásticos. Antes les recibieron en la fuente del donut recién llegados de Mallorca tras una jornada de fútbol y posterior fiesta en el avión –menos– y el autobús. Y después tuvieron sucesivas recepciones en elAyuntamiento de Torrelavega y elGobierno de Cantabria.

El deporte cántabro, acostumbrado en los últimos años a encadenar una decepción tras otra, tiene muchas ganas de celebrar algo y el movimiento ha sido mucho mayor que el del anterior ascenso, el de 2009 en Azpeitia frente al Lagun Onak. Así coinciden en definirlo históricos del club, su directiva y muchos aficionados, entre los que hay una doble tendencia: quienes ven con cierto recelo a los que se suban al carro del ganador y los que argumentan que lo que hay que conseguir es precisamente eso: enganchar a toda Torrelavega. El caso es que la identificación con el equipo se ha revitalizado y recuperado a muchos que en los últimos años se habían saturado o desvinculado por diferente motivos.

En julio se abrirá la campaña de renovación y captación de socios que en principio mantendrá los mismos precios de la temporada pasada, aunque con día del club, con un ambicioso objetivo: llegar a los 2.000 abonados. La convocatoria servirá como primer baremo para conocer el verdadero alcance de este nuevo sentimiento gimnástico a rebufo de las celebraciones, el merchandising conmemorativo y el incentivo de compartir el título de máximo representativo cántabro con el Racing, en la misma categoría.

Chema Gutiérrez | Socio número 1

«Este ascenso ha superado todo lo habido y por haber»

El Bar Chema lleva abierto desde el 14 de agosto de 1944. Con las mismas estampas montañesas en las paredes, el mismo blanco de solera y las mismas columnas de madera. Más allá del mantenimiento, está casi igual que cuando abrió en plena posguerra. «Esto era una taberna antigua que se cerró en 1936, cuando la guerra y mi padre, que tenía un bar cerca de aquí desde 1929 en el 42 lo cogió. Estuvimos dos años haciendo la reforma tranquilamente con unas pinturas de escenas montañesas de Padilla», explica José María Gutiérrez (Torrelavega, 1932), también conocido como Chema, que aún pasa horas en un negocio en el que ya dio el relevo a la tercera generación, la de su sobrino, que ahora dirige el local. Sus blancos de solera tienen fama en Torrelavega y sus paredes han sido testigos de mil historias. Una de ellas, la de su dueño, socio número uno de la Gimnástica.Desde 1945 ha visto al equipo en Segunda,Segunda B yTercera. Lo lleva con orgullo:«Hace ya muchos años. El anterior era Toño Barca, que trabajaba en el Banesto, y yo era el número dos, pero desde que falleció soy el uno. El primer carné es de 1948, pero ya llevaba yo tres años de socio».

Su primer recuerdo gimnástico es polémico, cuando el equipo aún se denominaba oficialmenteDeportivo Torrelavega: «En 1941 jugamos contra elLangreo, que nos ganó 2-1 aquí.Fue algo horroroso, porque el árbitro –Eduardo Iturralde, abuelo de Iturralde González– se portó fatal, entraron desde más de un metro fuera de la línea y nos metieron un gol, pitó un penalti que no era... Total, que fue un desastre. Varios seguidores fueron con él en el tren hasta Adarzo camino de Santander y le dieron una paliza tal que estuvo como tres meses enValdecilla». El resultado, un año de sanción sin competir por el cierre de El Malecón y una multa de 5.000 pesetas. Traducido, 30 euros, una cantidad irrisoria si no fuera porque en 1932 aquello constituía una pequeña fortuna. «He tenido muchas emociones : cuando se ha ascendido, cuando ganamos al Racing 3-2 en Santander, que entonces estaba yo estudiando Derecho en Santander. El último gol lo marcó Madrazo, que era de aquí, de Torrelavega».

Más de setenta años de socio y lo de este ascenso le llama la atención: «Creo que esta vez ha superado todo lo habido y por haber, y eso habiendo tan pocos socios como hay ahora.Aver si la directiva tiene habilidad y se encarga de aprovecharlo para aumentarlo». Aquí ya me han venido varios diciendo que hay que hacerse socios». Pero nada comparable con la histórica Gimnástica que militó por última vez en Segunda División: «Había mucho ambiente; daba gusto verlo. Ibas andando y desde Torres a El Malecón era una riada de gente. En aquella época iba mucha gente a los partidos. Había fácilmente 3.000 personas todos los domingos, muchos en aquella época».

Chema Gutiérrez.
Chema Gutiérrez.

Pepe Ingelmo | Exjugador

«Empecé a jugar de portero en la Gimnástica a los 17 años»

Torrelavega es la Gimnástica y la Bolística. Y es Pepe Ingelmo (Torrelavega, 1945). El suyo es un ejemplo único. Estos días guarda orgulloso en la cartera un pequeño cromo que le regaló un aficionado hace un par de semanas, con el último ascenso. El del entonces jovencísimo portero de la Gimnástica, un Ingelmo que con 21 años llegó a debutar enSegunda con los blanquiazules cuando aún estaba en la mili.Una dislocación mal curada del hombro izquierdo truncó su carrera y una segunda le hizo retirarse y centrarse en su otra carrera deportiva: la bolística. El resultado, cuatro veces subcampeón de España y un titulo de Cantabria.

Jugó una promoción de ascenso con Juan Carlos Pérez, después capitán del Barça de Cruyff, y compitió conSalas y Cabello. «En la Gimnástica empecé a jugar con 17 años. Se lesionó un portero de la Gimnástica y otro se declaró en rebeldía. Fui de suplente para jugar contra el Fabril el partido de ascenso a Segunda y a los seis minutos se lesionó el portero titular, que era Amador, y entré yo. También jugué un amistoso contra el Peñarol de Montevideo , que me metieron un gol que todavía estoy mirando a ver por dónde entró».

Una foto de la Gimnástica con él como portero preside precisamente el Bar Chema en una conjunción de clásicos torrelaveguenses. «Trabajaba, jugaba al fútbol y jugaba a los bolos. Empecé en la Bolística con siete años. La bolera estaba al revés, pero en el mismo sitio.Yo vivía en el cuartel viejo de la Guardia Civil», recuerda.Pero lo que él quería era labrarse una carrera en el fútbol, por mucho que a los catorce años fichara por la Peña Mallavia:«Empatamos a puntos conLas Higueras de Cabello,Salas, Ramiro y Escalante; nos ganaron por los chicos».Tenía entonces 18 años.

«Me fui a la mili voluntario a Madrid aunque la Gimnástica no quería, pero a mi me interesaba quitármela cuanto antes». Recibió un permiso para jugar, pero también se perdió otros partidos, como el ascenso a Segunda.

En los últimos años se había desvinculado bastante de los dos deportes, que seguía desde la distancia, pero la Bolística primero, que reflotó como presidente, y la Gimnástica ahora con su ascenso le han devuelto el interés, sorprendido como se confiesa por la efervescencia de los homenajes tras este último ascenso. Una mala praxis, jugando infiltrado con una luxación de hombro que le pasó factura, le impidió también fichar por el Racing, pero no destacar en los bolos, porque conservaba intacta la movilidad del brazo derecho... Y su trabajo en la serrería familiar.

«El fútbol últimamente no lo sigo mucho, ha habido muchísima gente». Un sentimiento que no nuevo en Torrelavega, sino recuperado: «El campo era una fiesta; todos los domingos era impresionante, también porque teníamos un gran equipo» evoca un histórico blanquiazul.

Pepe Ingelmo
Pepe Ingelmo

Nando Vidiella | Excapitán

«El ascenso me ha vuelto a enganchar a la Gimnástica»

El nombre de Fernando Vidiella Selaya (Torrelavega, 1977) tal vez no diga mucho al aficionado común, pero si en Torrelavega se habla de Nando de inmediato se evoca la figura del eterno capitán de la Gimnástica. En total, 487 partidos oficiales para un extremo izquierdo reconvertido en técnico para la gestión de mercancías en Renfe a quien el ascenso ha devuelto la ilusión tras un final de carrera al que llego algo«saturado» y no descargar regresar al club. «El tiempo ha pasado muy rápido.Cinco años sin ser jugador que se han pasado volando», recuerda quien vivió tres ascensos como blanquiazul y estuvo a punto de llevar al equipo a Segunda aquel histórico 2000 en el que se quedaron a un solo tanto de conseguirlo.

Viviéndolo desde fuera, ve las celebraciones como la liberación tras un lustro de dificultades: «Los otros ascensos también fueron importantes, pero este igual lo ha sido un poquito más, porque eran ya cinco años sin ascender. Con la dinámica que llevaba el club hace cinco años esto no tenía muy buena pinta, pero se dio un cambio radical y el equipo ha ido creciendo», celebra con la perspectiva del aficionado: «El gimnástico de toda la vida lo ve con la alegría del aficionado, del forofo de toda la vida».

Se retiró con la amargura del descenso administrativo. Con 36 años y uno más de contrato. «Iba a entrenar al equipo Loza, que es amigo mío, y me pidió que siguiese, pero lo tenía mascado desde hacía tiempo. Llevaba muchos años en la capitanía, había habido muchos problemas y mentalmente no estaba para vivir un año más, y encima con problemas.Decidí que lo mejor era terminar el año habiendo salvado deportivamente al equipo y dejarlo».

Evoca emocionado los ascensos anteriores y su más de década y media en el primer equipo gimnástico, con un fugaz paso por el Racing y Osasuna, para mirar con optimismo al nuevo ciclo: «Parecía que se había apagado un poco la afición hacia la Gimnástica; que habíamos entrado en desánimo, pero este año ha cambiado. Ahora, sabiendo además que el Racing, con la rivalidad que hay, va a estar en la misma categoría y que se está dando un nuevo impulso a la afición, que parece que la gente se puede volver a enganchar.Son una serie de alicientes que hay que aprovechar».

Aprovechar en todos los sentidos, porque defiende que con la actual base y trabajando por la estabilidad el club puede seguir creciendo en los próximos años, en especial tras ser testigo de un ilusionante ascenso que «desde fuera se ve diferente. Con la perspectiva del aficionado siempre parece más fácil».

Se ha contagiado, en definitiva, de la ilusión que inunda Torrelavega: «Terminé un poco saturado, pero me he vuelto a enganchar». Y no descarta volver, pero «no es una obsesión».

Nando Vidiella.
Nando Vidiella.

Álvaro Ruiz | Exjugador

«Espero que el club no se empeñe económicamente»

Aún con 18 años, Álvaro Ruiz Ruiz, conocido familiarmente como 'Alvarito' (Torrelavega, 1952) vestía la camiseta de la Gimnástica tanto en la categoría juvenil como en la Tercera División. Pero a esa edad tan temprana, 'Alvarito' se convirtió, sin saberlo, en un caso único en la historia blanquiazul. El seleccionador nacional juvenil, Emilio Santamaría, le convocó para jugar ante Portugal en Cádiz. Debut y dos goles con la camiseta de España. Su segundo partido como internacional tuvo aún más empaque. Fue frente a Francia en el Parque de los Príncipes en París. «Yo aquella vez no marqué, pero la delantera la formábamos tres cántabros, Sebas, Santillana y yo», recuerda. 'Alvarito' es, por el momento, el único gimnástico que ha sido internacional con España. Tuvo incluso la oportunidad de ganar un título, pero la selección perdió en el Campeonato de Europa Universitario (1-0) frente a la URSS.

El Elche –que pagó un millón de pesetas por él–, el Rayo Vallecano, el Almería... Fueron sus clubes antes de regresar a casa. El 1 de marzo de 1992 se convirtió en el presidente número veintidós de la Gimnástica, sucediendo en el cargo a Alejandro Campo. Y su estreno casi fue a lo grande. En esa temporada, la Gimnástica juega la fase de ascenso a Segunda División. «Pero era muy difícil ascender, nos enfrentábamos a Las Palmas, Hércules y Salamanca. Eran equipos de Primera».

Fueron años difíciles, donde el superávit económico menguó rápidamente. «Estaba todo muy mal», apunta, lo que le obligo a reestructurar el club y a prescindir de personal. «Nos salvó la vida el traspaso de Luis Fernández al Betis. Primero se lo vendimos nosotros al Racing, con una cláusula de traspaso del 20% y como lo hicieron, nos dieron el dinero que nos correspondía. El Racing se portó muy bien con nosotros, así como Caja Cantabria», recuerda.

Sus anécdotas como futbolista y también como presidente de la Gimnástica son incontables. «El tesorero del club, Pepe, se cabreó mucho porque encargué treinta relojes con el nombre de cada jugador tras conseguir un ascenso. Cuando hubo que pagarlos en la relojería Obregón me dijo que no había dinero. Y yo le dije que él sabía cómo hacerlo. No sé cómo lo haría pero los pagó y cada uno se llevó su reloj».

En su último año como presidente quiso que todos los jugadores del equipo blanquiazul fueran cántabros. «Veía mucho fútbol junto con los técnicos del club y quise que todos fueran de la tierra. Me traje a Herrero del Langreo, a Iñaki del Laredo o a Luis Fernández del Cayón, entre otros. Fue una temporada muy bonita». Por eso quiere que «con lo que ya hemos pasado en el club en años anteriores espero que esta directiva sea consciente de que no se pueden empeñar económicamente. Eso es lo primero para que todo salga bien».

Álvaro Ruiz.
Álvaro Ruiz.

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