El Hockey Sardinero vuelve a lo más alto
Los cántabros, que la temporada pasada se quedaron con la miel en los labios, regresan a la División de Honor después de ocho años
Sienta fenomenal! Verte poco a poco cada vez más arriba y al final conseguir el ascenso con la mayor parte del equipo con gente de Santander, da mucha alegría», exclama Juan Martínez, el capitán del Hockey Sardinero, que no puede ocultar su regocijo. «La verdad es que sienta muy bien, cada día mejor», le secunda Alejandro Siri, el entrenador del equipo. Y no es para menos. El domingo pasado lograron proclamarse campeones de División de Honor B al ganar al Taburiente (2-1) a falta de una jornada para que termine el campeonato, pero es que además ese título trae consigo un premio gordo: el ascenso a la máxima categoría, la División de Honor. Algo que los cántabros hacía ocho años que no conseguían.
El domingo lo celebraron como pudieron, porque el covid carga contra todo, sin comprobar qué o quién puede caer. «Los festejamos como locos en la pista nada más terminar el partido, con mucha alegría e incluso aupamos a Alejandro, el entrenador, y al resto del cuerpo técnico, pero con cuidado, que con el covid ya no se puede ni celebrar», explica Juan, y sus ojos sonríen al recordarlo. Aunque después también sacaron un ratito para «tomar algo en la terraza del Complejo todos juntos, aunque nos teníamos que contener porque claro, todos queríamos abrazarnos», ríe. El ascenso tiene detrás mucho mérito y trabajo. Y más después del chasco que el equipo se llevó la temporada pasada. Con la pandemia irrumpiendo en el panorama deportivo y trastocando todo ni siquiera pudieron terminar la Liga.
«La Federación resolvió que solo los dos primeros subían y nosotros nos quedamos un poco con cara de tontos», cuenta Alejandro. Y es que se jugaron 15 jornadas y el equipo estuvo las 13 primeras arriba, en los puestos de ascenso «menos las dos últimas, y justo ahí se paró la Liga. Fue un palo duro, primero deportivamente y también por lo que vino después con la pandemia», recuerda el entrenador. A Juan también le deja cierto sabor agridulce el recuerdo. «La verdad es que nos quedamos con la miel en los labios, porque estuvimos la mayor parte de las jornadas en los puestos de ascenso y al final perdimos dos o tres partidos en el momento clave. Cuando se suspendió la Liga nos quedamos fuera sin posibilidad de competir». Pero este año se han sacudido de encima el mal sabor de boca. «Cogimos la revancha al covid y pudimos desde el principio competir con ese objetivo y conseguirlo», dice Juan y recupera su buen humor.
El equipo santanderino certificó el ascenso al ganar el domingo al Taburiente
El Hockey Sardinero se había marcado el objetivo de ascender desde principio de temporada y como si el destino les debiese una, los astros se alineaban jornada a jornada para que lo consiguieran. Así lo piensa al menos Alejandro. «Desde el inicio la sensación fui muy buena. Cuando perdíamos puntos también los perdían los rivales. Es como que todo se fue dando para siempre estar enganchados en los puestos de ascenso». Pero nada es casualidad. Además de confiar en la suerte el grupo también ha dado la cara sobre la pista, muchas veces remontando incluso sobre la bocina. «Nos hemos visto en situaciones complicadas y el equipo ha mostrado ahí una madurez de competir todos los partidos hasta el último minuto. Hemos ganado dos o tres partidos con el tiempo prácticamente acabado porque en ningún momento nos hemos rendido», recuerda Juan. El domingo ante el Taburiente lo demostraron una vez más. «Recibimos un gol a los tres minutos de empezar, pero nos pusimos a funcionar, a trabajar y sin ceder en ningún momento se consiguió dar la vuelta al marcador». Por eso tanto entrenador, como capitán están más que satisfechos con el balance de la temporada. «Es muy bueno. Llevamos muchos años en el Sardinero marcándonos esos objetivos y teniendo dificultades para cumplirlo, y cuando te pones un objetivo ambicioso y se cumple, el balance siempre es bueno», sentencia Juan.
Y eso que antes de enfrentarse a los canarios Alejandro no las tenía todas consigo. Sabía que era mejor certificar el ascenso a falta de una jornada para estar tranquilos, pero algo le decía que habría que pelearlo. «Sabía que era posible que nos costase entrar en el partido por las sensaciones que tenía. Empezamos mal y nos metieron un gol, pero a partir de ahí los chicos se dieron cuenta de que había que reaccionar y lo hicieron»,
Resiliencia
Como capitán del equipo Juan arengó a sus compañeros a los que además conoce muy bien. No solo por todos los años que llevan jugando juntos, sino porque incluso les ha dado clase hace años. «Soy de los mas veteranos y los que ahora son mis compañeros les entrené yo en la Escuela cuando eran pequeños. Ha pasado el tiempo y la cantera y el trabajo ha dado resultado», señala. Antes del partido no dudó en dar un valioso consejo al resto. «Me acuerdo que les dije que de este partido se iban a acordar toda la vida para bien o para mal, y que es mucho mejor acordarse para bien. Para había ayudar al equipo cada uno en lo que pudiera». Dicho y hecho. Los goles de Íñigo Burgos y Matías Bustos pusieron la guinda al trabajo de toda una temporada.
Para su presidente, Chani Galán, este logro es «un orgullo»; pero dinero y deporte son dos protagonistas de una relación de amor-odio. Industrias como la del fútbol generan y mueven grandes cantidades. Mientras que otros deportes sufren cada vez que miran sus cuentas corrientes. «Estoy muy orgulloso de lo que hacemos, pero siempre estoy muy preocupado porque estamos al filo de la navaja. Tenemos pocos patrocinadores y es duro salir adelante», se lamenta. Pero que las cifras no distorsionen la realidad. A resiliencia al Hockey Sardinero no le gana nadie. Optimización máxima de los recursos y un grupo comprometido. «Conseguir otra vez con muy pocos medios volver a la máxima categoría es un satisfacción muy grande, de las mayores», dice Chani.
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