Racing, de la modestia a la aristocracia
Fruto de su exponencial crecimiento económico, el equipo verdiblanco ha cambiado en tres años de forma radical su estatus en Segunda División
Cuando cumple su cuarto año consecutivo en Segunda, en la que, tras más de una década negra, ya se ha consolidado, el Racing ha pasado de ser uno de los modestos de la categoría de plata, al menos en lo que a límite salarial se refiere, a estar entre la aristocracia liguera. Formalmente tiene el cuarto techo de gasto de Segunda, aunque en realidad es el quinto por el empeño de LaLiga de maquillar las cuentas y ocultar los grandes presupuestos que manejan los que han perdido la categoría de forma reciente. En este caso, del Almería. Resulta irrisorio que el límite salarial de los andaluces sea de menos de cuatro millones de euros. Por mucho que de acuerdo con sus ratios y normas se pueda argumentar, el hecho es que su plantilla es mucho más cara.
Pero más allá de las juegos estadísticos de la patronal, lo cierto es que el Racing tiene un tope salarial que le coloca en una teórica posición de fase de ascenso. Máxime cuando en esta temporada, sin llegar a apurarlo completamente, sí que ha incrementado el gasto respecto a otros cursos en los que dejaba un margen más amplio para contener el gasto y poder reforzarse en invierno.
Este verano las últimas incorporaciones –aunque en el caso de varios de los cedidos sus equipos de procedencia pagan parte del salario– han incrementado la inversión, aunque, eso sí, el club dispone aún de margen de actuación. De hecho, en el último día de mercado fue el propio Manolo Higuera quien decidió, poco después de las nueve de la noche, terminar con las gestiones y no buscar otro refuerzo más de última hora, que en aquel caso hubiera sido para la delantera.
Cuentas
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Una deuda histórica con su propiedad El incremento en el límite salarial se debe al incremento de ingresos del Racing en todas las partidas: abonos, taquilla, marketing, televisión... Pero a pesar de este crecimiento y al hecho de haber salido oficialmente del proceso concursal, lo que simplifica y suaviza los criterios de cálculo, el club sigue arrastrando una deuda histórica con sus propietarios, como antes la tuvo con el Grupo Pitma, que según el momento de tesorería ronda entre los más de veinte y los cerca de treinta millones de euros. Es la última mochila de la que el Racing aún debe desprenderse.
Con ese quinto techo salarial (oficialmente el cuarto) el Racing solo tiene por delante a Leganés, Las Palmas, Real Valladolid (de modo oficial) y Almería (de facto). Una situación que contrasta en extremo con la de hace tres años, cuando solo el traspaso de PabloTorre permitió a los verdiblancos tener un margen relativamente amplio (para el objetivo de la permanencia) y la ampliación de capital de cinco millones de euros que un año después Sebman, la firma a través de la que Ceria e Higuera gestionan el club, tuvo que acometer a las pocas semanas de su compra para poder inscribir a todos los futbolistas y a partir de ahí, acometer fichajes.
El incremento del límite de gasto trae consigo, como de facto los resultados deportivos de los cursos anteriores, una mayor exigencia tanto interna como externa. En él también incide la política a largo plazo del equipo, con importantes inversiones no ya en traspasos (ya las hubo), sino en renovaciones para mantener el bloque, caso de los Íñigo Vicente, Juan Carlos Arana, Jokin Ezkieta e incluso Aritz Aldasoro, además de la probable de Andrés Martín, para la que el club ya se ha puesto en marcha.
Todo ello ha redundado en un verano sin grandes traspasos... hasta la última jornada y en el corto plazo, porque el club sí afrontó un gasto, menor de tres millones de euros, en palabras del director deportivo, Chema Aragón, por el colombiano Gustavo Puerta y tiene opciones de compra sobre dos de sus cedidos: Asier Villalibre (apunta a algo más de un millón de euros, pero no se ha hecho pública) y Facu González.
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