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La nostalgia gira a 33 revoluciones
Vinilos, rarezas musicales, memorabilia cinematográfica y conciertos convierten, hasta este domingo, la Plaza Alfonso XIII en un santuario sonoro
La plaza Alfonso XIII de Santander vuelve a ser el punto de partida de un viaje sonoro al pasado y al presente. El enclave santanderino acoge desde ayer la IX Feria Internacional del Disco y el Coleccionismo, una cita que permanecerá abierta hasta este domingo y que reúne a 16 expositores nacionales e internacionales con miles de referencias musicales y objetos de memorabilia.
La apertura oficial contó con la presencia de la alcaldesa Gema Igual; la concejala de Cultura, Noemí Méndez, y los organizadores, Nacho Digón y Mara Ferreño, de la promotora musical Los huesos de Portobello, impulsores de un evento que ha consolidado a la capital de Cantabria en el mapa de las ferias del disco más destacadas del norte de España y que, como le gusta destacar a Gema Igual, está llena de «joyas y tesoros» para todo tipo de públicos.
El recorrido por los expositores, como pudieron comprobar ayer los primeros visitantes, es un festín para la vista y el oído: vinilos, CD, casetes, DVD, Blu-ray, libros, camisetas, chapas, pósters y láminas conviven en un mosaico donde cada portada encierra una historia. Durante esta ruta musical el visitante puede encontrarse tanto con primeras ediciones de rock clásico como con rarezas de jazz, folk, flamenco o música indie, lo que hace que, un año más, los coleccionistas aprovechen la cita para completar discografías imposibles, mientras que los más jóvenes descubren un formato que, lejos de ser un objeto del pasado, vive una segunda vida en plena era digital.
Un auge inesperado
El vinilo, con su sonido cálido y envolvente, ha dejado de ser patrimonio exclusivo de nostálgicos. En los últimos años ha experimentado un auge inesperado, convirtiéndose en uno de los formatos que más crece en ventas a nivel internacional y en esta feria es el rey. Ese resurgir se respira en cada rincón de la plaza santanderina: en las conversaciones sobre prensajes limitados, en la emoción de encontrar un LP descatalogado o en el simple gesto de pasar las manos por las cubetas repletas de discos con más o menos antigüedad.
Este año, como novedad, se ha incorporado un expositor dedicado al cine, con discos de bandas sonoras, merchandising, carteles, fotocromos y piezas de coleccionismo firmadas por actores y directores. Una parada obligada para quienes ven en el séptimo arte otra forma de escuchar música.
La cita se completa con un programa de actividades paralelas que arrancó días antes. El concierto del grupo japonés de rock psicodélico Tō Yō llenó el pasado martes día 12 la Sala Niágara, mientras que en la Librería Gil se presentó 'Honky Tonk Heroes. Los forajidos del country', con la presencia de su autor, Javier Márquez Sánchez. Durante la semana la programación seguirá extendiéndose por distintos rincones de la ciudad y, junto a las casetas, en la misma Plaza Alfonso XIII cada día, tanto por la mañana como por la tarde, distintos DJ animarán el recorrido. ¿El horario para hacerlo? De 11.00 a 14.00 y de 17.30 a 21.30 horas.
La Feria Internacional del Disco y Coleccionismo de Santander, además, se vive como un lugar de encuentro generacional. Padres que enseñan a sus hijos a manejar un vinilo, jóvenes que se sorprenden ante ediciones en casete, melómanos que recuerdan su primer tocadiscos o turistas que descubren en Santander un mercado cultural vibrante. Todo ello convierte el evento en algo más que una feria de compraventa: es un espacio para compartir recuerdos, descubrir tesoros y mantener viva la pasión por la música en formato físico.
Entre cajas de vinilos, olor a cartón envejecido y portadas que son pequeñas obras de arte, esta Feria es mucho más que un mercado: es un ritual de encuentro entre generaciones que, a 33 revoluciones por minuto, sigue girando sin perder ritmo.
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