Sánchez coge aire con Trump y Netanyahu ante un temporal en casa que no amaina
En el PSOE respiran por haber superado una semana sin más revelaciones del 'caso Cerdán', pero admiten un «alivio pasajero»
Todo es tan provisional que el mero hecho de haber logrado superar una semana sin nuevos sobresaltos relativos al escándalo de corrupción que azota al ... Gobierno ya ha supuesto en el PSOE un «alivio». Aunque haya quien no dude en adjetivarlo como «pasajero». El mantra es ya tratar de «llegar vivos al verano». ¿Y luego? «Dios dirá». Pedro Sánchez volvió a dejar claro este miércoles –tras protagonizar un choque (contenido) con Donald Trump en la trascendental cumbre de la OTAN en La Haya – que tiene intención de volver a ser el candidato de su partido en unas elecciones generales que situó cuando tocan, en 2027. Pero, solo un día después, desde Bruselas, matizó sus palabras y replicó con un «sobre futuribles no me puedo pronunciar» a la pregunta de si cambiará algo en caso de comprobarse que el 'caso Koldo' no acaba en Santos Cerdán, secretario de Organización hasta el pasado 12 de junio.
Esa es, desde hace poco más de dos semanas, la espada de Damocles que pende sobre el Ejecutivo. Nadie se atreve a perimetrar hasta dónde llega la mancha de una trama presuntamente dirigida por quien resultó ser un lobo vestido de cordero o el zorro que cuidaba el corral. Y el temor a nuevos informes de la UCO, nuevas grabaciones o incluso a lo que puedan desvelar los propios investigados si deciden cambiar de estrategia procesal genera una angustia difícil de apaciguar.
En el entorno del presidente se felicitaban este viernes por lo que consideran una «muy buena» semana. La declaración de José Luis Ábalos y Koldo García ante el Supremo pasó el lunes sin sustos inmanejables; el jueves, el Tribunal Constitucional dio su aval a la controvertida ley de amnistía y, entre medias, Sánchez reforzó, de cara a sus socios y al electorado de la izquierda, su perfil como uno de los escasos líderes internacionales dispuestos a plantar cara al presidente de los Estados Unidos, por un lado, y a Benjamín Netanyahu, por otro, con su petición en el Consejo de Europeo de que la UE rompa el Acuerdo de Asociación con Israel en represalia por la masacre de Gaza.
Aunque en La Haya Sánchez evitara defender cara a cara frente al líder de la primera potencia mundial su negativa a dedicar un 5% del PIB al gasto en defensa, el exabrupto con el que éste abandonó los Países Bajos –«Haré que España pague el doble»– supone, paradójicamente, un balón de oxígeno. «Trump nos ha hecho grandes», ironiza un miembro de la dirección socialista. A todo lo anterior, un ministro añade lo que podrían considerarse errores del contrario. «Feijóo sacando la lengua a pasear, desastre siempre», dice en alusión a las declaraciones del presidente del PP en contra del salario mínimo o del gasto militar». Y «Felipe (González) arrimándonos más votos…», añade. «¡Que siga así!».
En el partido, sin embargo, son muchos los que admiten su escepticismo. «Es cierto que, al no haber más novedades, otras cosas copan la atención mediática, pero la procesión va por dentro», advierte un cargo institucional. «La cosa no ha empeorado, pero de ahí a la mejoría hay mucho trecho», suscribe un dirigente territorial que cuestiona que la formación haya entrado ya, como apuntan en el núcleo duro del Gobierno, en la fase de «aceptación del duelo».
Remodelación
Esta semana, el jefe del Ejecutivo continuará centrado en la política exterior, aunque solo parcialmente. De lunes a jueves se celebra en Sevilla la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de Naciones Unidas con una agenda que le permitirá cultivar su imagen de líder progresista en un mundo cada vez más escorado hacia la derecha, el relato con el que logró salvar los muebles en las generales de 2023. El sábado, sin embargo, tendrá lugar el comité federal en el que prometió ofrecer una respuesta al difícil escenario, con una remodelación (aún no se sabe si de toda la ejecutiva o solo de la secretaría de Organización) y propuestas de lucha contra la corrupción. Pero este lunes declara Cerdán ante Leopoldo Puente, el instructor del 'caso Delorme', hasta ahora popularmente conocido como 'caso Koldo'.
Nadie espera, pese al bajo estado de ánimo que se respira en el PSOE, que salvo alguna intervención aislada –probablemente, la del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien ya advirtió hace días que no ve «salida digna» a esta crisis–, asome contestación interna. En las semanas previas, Sánchez ha mantenido contacto con diversos dirigentes para sondear el clima y tomar decisiones. Lo que la mayoría prevé es que sitúe al frente de Organización, esta vez –tras los sonrojantes audios sobre prostitutas de Ábalos y Koldo– , a una mujer. Y las quinielas ya apuntan a nombres como el de la secretaria general del grupo parlamentario, Montse Mínguez, el que con más fuerza suena pese a que algunos ven un impedimento (que otros desdeñan) en el hecho de que pertenezca al PSC.
También se ha hablado de la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, azote de Carlos Mazón por la gestión de la dana; de la de Castilla-la Mancha, Milagros Tolón (opuesta a Page); o de la secretaria de Estado de Telecomunicaciones, María González Veracruz. Pero de todas ellas es Mínguez la que más contacto mantiene estos días, según fuentes del partido, con los territorios. En todo caso, y al margen de lo interno, lo determinante es cuánto van a estar dispuestos los socios parlamentarios a aguantar. Y eso también está al albur de nuevos descubrimientos judiciales.
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