La última broma de un profundo conocedor de Cantabria y sus gentes

Recuerdas lo que nos reímos cuando... y aquel día que... Porque nos hemos reído mucho y bien con tus historiucas, repetidas mil veces, de personajes que sólo tú veías singulares, y cuanto más nos las contabas más gracia nos hacían. ¡Que buenos ratos nos hacías pasar!, como nos quitabas de encima la tristeza con ese don que alguien te dio para mejorar el ánimo de quienes te rodeaban.

Te sacaste del sombrero, como un mago se saca un conejo, a Don Tertulio; Él y sus inseparables nos han enseñado que hay cosas y tradiciones que no se deben olvidar.

Cuando te hemos acompañado por tu querida Montaña para descubrir belleza donde los demás sólo veíamos piedras, árboles y prados, nos hemos dado cuenta de tu amor por la tierruca y del extraordinario conocimiento de ella que, me atrevería decir, nadie puede igualar. No hay en Cantabria rincón, vereda, casona o paisano cuya historia no nos hayas desgranado con todo detalle. Que maravilla poseer ese arsenal de sabiduría con la que nos hacías disfrutar. No hay palabras para agradecerte lo que tu gran corazón nos regaló.

No es extraño que cuando los querubines agitaron sus alas plateadas para bajar a buscarte llevasen puesta una sonrisa de oreja a oreja; ¡menudo regalo de reyes que se encontraron!. Ahora serán ellos los que lean Don Tertulio y escuchen tus relatos.

Cuando oigamos los truenos de una tormenta ya no diremos que son los ángeles jugando a los bolos, a partir de ahora serán las carcajadas con las que celebran tus anécdotas.

Hasta siempre, padre, esposo, abuelo, tío, periodista, amigo, hermano, cicerone, y artista. Hasta siempre Mann .

Joaquín Celada Sierra es familiar de Mann Sierra