Pelea de gallos en la Casa Blanca
Asusta un mundo en manos de hombres poderosos y excéntricos como Trump y Musk. Anticipa la pugna entre el poder de las plataformas y el de los Estados
Los amores y desamores entre los presidentes estadounidenses y los empresarios que les ayudan a alcanzar el poder no son ninguna novedad, pero la violenta ... ruptura entre el actual mandatario y el hombre más rico del mundo asusta. Tras la llegada de Trump, el millonario aparece en sus reuniones más importantes y llega a recibir el apelativo de 'tío Elon'. Pronto se pone en marcha con un grupo de jóvenes ejecutivos, que entran a saco en la información sensible de las organizaciones que analizan, cerrando alguna de las agencias públicas y generando miles de despidos en pocos días, lo que provoca cierto malestar con los vehículos Tesla.
Lo cierto es que el romance no podía durar mucho. Trump utiliza al millonario para apoyar su mandato, mientras Musk impulsa sus negocios. Pero, poco después de su juramento, el presidente anuncia un programa de impulso de la Inteligencia Artificial (IA), sin contar con Musk y de la mano de su rival Altman, lo que le enfurece. Caen las ventas de Tesla y su aventura espacial tiene un par de tropiezos, lo que le reclama atender sus negocios. Surgen tensiones internas y la cosa se complica con el recorte al crédito fiscal del vehículo eléctrico y la resistencia del Gobierno a adoptar su sistema de satélites Starlink para el control del tráfico aéreo. Trump da el golpe de gracia al echarse atrás en la designación, como nuevo administrador de la NASA, de Jared Isaacman, aliado y amigo de Musk. La suerte está echada, así que se escenifica una salida amable y Musk recibe una simbólica llave dorada de la Casa Blanca.
Buenas palabras, que no duran, porque el 'tío Elon' arremete contra el presupuesto, que eleva el techo de gasto y reduce ayudas al vehículo eléctrico. Contrario a los aranceles, no se cree el ingreso previsto y teme una recesión, por lo que alerta del déficit, que muchos republicanos creen posible compensar con los aranceles. En todo caso, elige bien su diana porque el proyecto se tramita ahora en el Senado, donde provoca las primeras fisuras en el bando republicano, que solo puede permitirse tres senadores díscolos.
El asunto excede de la política para entrar en la economía, porque el déficit asusta al propio mercado de EE UU, que teme por la salud de sus bonos e inversiones. Además, recuerda que en noviembre de 2026 habrá elecciones de medio mandato. El rifirrafe está servido y Trump amaga con cancelar sus contratos, lo que provoca una caída del valor de Tesla. Musk suelta entonces su bomba, acusando al presidente de estar en los registros de Epstein. Le recuerda que, sin su ayuda, no estaría en el Despacho Oval y amaga con fundar un nuevo partido
El choque de trenes está servido, porque ambos disponen de su propia plataforma de noticias para seguir disparando, hasta que el mercado pide calma y ambos bajan el tono, porque tienen mucho que perder en el envite. Trump ama el conflicto, pero hablamos del dueño de Stalink, líder en tecnología, la antigua Twitter, que puede controlar el discurso público, el fabricante aeroespacial Space X, encargado del transporte espacial, y de Tesla, líder del vehículo eléctrico y la conducción autónoma. Además, es cofundador de Open AI y de Neuralink, dedicada a la interfaz entre el chip implantable y el cerebro humano. Empresas estratégicas, con gran influencia en nuestra sociedad y su comportamiento. Trump teme además el impacto de su plataforma de noticias.
Por su parte, el empresario sabe que debe mantener los contratos. El asunto puede reconducirse o afectar mucho a ambos. En cuanto al presidente, siempre me ha sorprendido que la sociedad femenina local no le penalizara y, quizás ahora esta acusación le pase factura. En todo caso será critica la votación del presupuesto en el Senado, porque si no pasa, Trump se verá limitado por su propio partido, la justicia podría sentirse menos sola y si, algún día, el Partido Demócrata despierta de su traumático 'shock', quizás las cosas puedan volver a encauzarse. Mientras tanto, seguiremos a la expectativa del carrusel de decisiones que tienen al mundo en vilo.
Un par de reflexiones generales para concluir. Primero: asusta un mundo tan impredecible en manos de hombres tan poderosos y excéntricos. Segundo: quizás estemos ante la primera manifestación del conflicto que viene, entre el poder de las plataformas y el de los Estados, que no es exclusivo de las democracias, como se pudo comprobar cuando el presidente chino Xi cortó las alas al empresario Jack Ma, dueño de Alibaba, Finalmente, una alerta europea, porque todo este torbellino llega unas semanas antes de la reunión de la OTAN en La Haya, con asistencia de Trump, donde la UE se enfrenta a un trío simultaneo de retos : Ucrania, el acuerdo sobre aranceles y la propia OTAN. Trump puede mezclarlo todo y la UE necesitará mucha firmeza y no poca cintura para salir indemne.
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