Miércoles, 25 de enero 2023, 13:52
En los pisos más bajos, y por ello más propensos a ser okupados, se han instalado rejas para impedir nuevos episodios.
Sane
El edificio Ballestas es uno de los inmuebles que más ha sufrido la okupación en el municipio.
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Los okupas han causado numerosos desperfectos en los pisos de los que han sido desalojados.
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Los inmuebles presentan una gran acumulación de basura y desperdicios.
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Se han instalado rejas y barreras para impedir la entrada de nuevos okupas.
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Basura, juguetes, ropa... son las huellas de los okupas en las propiedades en las que han habitado.
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Las puertas y las ventanas han sido protegidas con verjas de metal para disuadir a posibles okupas.
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Las medidas de seguridad se han instalado en los bajos y en los primeros pisos del inmueble.
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Detalles de las verjas instaladas en las puertas de los pisos situados en la planta baja.
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El rastro del paso de los okupas es evidente en los pisos de los que han sido desalojados.
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Los destrozos en los pisos llevaron a los propios okupas a buscar soluciones, como este bote de spray que sostiene una persiana.
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Vista exterior del edificio Ballestas.
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Los okupas han dejado atrás gran cantidad de basura y material tras el desalojo.
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Las muestras de suciedad y abandono caracterizan los inmuebles okupados.
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Los bajos del edificio han sido los pisos más afectados por la okupación.
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Las terrazas de los jardines también han sido protegidas con barras metálicas para impedir nuevas okupaciones.
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Juguetes, neumáticos, restos de un carrito, bolsas de basura... Los enseres abandonados por los okupas.
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