Una iglesia nonagenaria
Valle de Villaverde ·
El templo de Valle de Villaverde rinde homenaje a la Virgen del PilarEl pasado perdura en el presente a través de los testimonios. La cultura y los edificios que la albergan son testigos de las vivencias de cada época. Algunas construcciones, surgidas del pueblo y venidas a bajo por la oscuridad de la guerra, resurgen de las cenizas para quedarse para siempre, persistiendo a los años y a las adversidades. Eso le sucede a la iglesia de Nuestra Señora del Pilar de Valle de Villaverde, un templo que cumple 90 años y que se yergue en el barrio de La Matanza. Es una iglesia al que sus vecinos tienen especial cariño, pues sus paredes son testigo de numerosas celebraciones a lo largo del año. La del Pilar es la única iglesia que se mantiene en pie en el valle y pertenece al Obispado de Bilbao por razones de conveniencia pastoral.
La construcción, de estilo ecléctico, se vistió de celebración de este lunes para rendir homenaje a su virgen. Los feligreses se acercaron hasta el templo, recientemente reparado, para disfrutar de una solemne misa en la que estuvieron presentes el Obispo de Bilbao, Mario Iceta, y el párroco de Villaverde, Miguel Vera e Isabel Elosua, encargada de la Junta Parroquial. El acto, amenizado por el armonio de la Parroquia y el tenor José Antonio Urdiain, fue «muy emotivo». Así lo describe la encargada de la Junta Parroquial. «El aforo estuvo completo, los bancos llenos», cuenta satisfecha, pues es un trabajo añadido organizar una celebración respetando las medidas sanitarias frente al covid-19. «Marcamos en cada banco dónde podían sentarse los asistentes. Fue un acto sencillo, pero la gente quedó entusiasmada. Es una pena las circunstancias en las que estábamos, porque si no, hubiese habido mucha más gente», explica Elosua.
Tras la misa, el Obispo recibió un obsequio, pues, además de celebrar el día de la patrona del valle, la misa fue el último evento que celebraría Iceta antes de ocupar el puesto de Arzobispo de Burgos. «Entre todas las parroquias de la zona le regalamos un cuadro de la Virgen, San José y el Niño y lo agradeció mucho», cuenta. A continuación, Elosua recordó al público la historia de la iglesia. «La misa de ayer se salió de lo ordinario por la presencia de Don Mario, por el 75 aniversario de la reparación de la iglesia y por los 90 años desde la construcción original. Además, hace poco los vecinos hicimos obras de rehabilitación. Celebramos todo esto», señala.
El resurgir del templo
Recuerda la encargada de la Junta Parroquial que en 1928 hubo un señor que tenía un chalé en Villaverde, una casa que aún existe. Éste, conocido como San Román, comentó al alcalde de entonces, Juan Prado, la necesidad de construir una iglesia en el centro del pueblo, pues no había ninguna y los vecinos tenían que desplazarse para acudir a cualquier acto religioso. «Si donas unos terrenos, me comprometo a hacer una iglesia», comentó San Román al alcalde, quien donó el espacio para la construcción del templo. «Cuando se terminó la iglesia, San Román quiso que honrase a la Virgen del Pilar, pues su hija tenía el mismo nombre. Así, en el año 30 se inauguró», explica Elosua.
Siete años después, la guerra destruyó el templo, pero la gente de los pueblos quiso reconstruir la iglesia. «Sacaron una rifa con unas papeletas que valían dos pesetas. El premio consistía en productos donados por los comercios y los ganaderos de la zona», indica, y así fue como el 16 de septiembre de 1945 la iglesia volvió a ser lugar de culto. Después, las familias del pueblo donaron las imágenes que hoy visten el templo y quien fuera alcalde de Bilbao y veraneante del pueblo, Tomás Pero-Sanz, donó la talla del Cristo de la Expiración, obra del escultor Manual Cacicedo, vecino de Rasines.
El tiempo pasa factura en los edificios. El Obispado de Bilbao realizó hace dos años varias actuaciones en el tejado a causa de las goteras que presentaba y, recientemente, los vecinos del pueblo se unieron de nuevo para recaudar fondos y hacer posible que la iglesia muestre su mejor cara, reparando las bóvedas y las paredes, pues la humedad pasaba factura en la estructura del edificio.
«La iglesia del Pilar es la única que tenemos en el municipio. La de Santa María, construida hace muchísimos años se hundió hace unos 40, la empezaron a reparar, pero se quedó en nada. También tenemos ermitas, pero son muy pequeñas para una celebración y no se puede hacer uso de ellas», apunta Elosua.
Ahora, en el presente toca continuar con la conservación de tan querido templo, planificando para un futuro no muy lejano la reparación del suelo de madera de esta singular iglesia que cuenta con la generosidad de su pueblo.
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