La Cántabra, el corazón histórico de Potes

Hace unos días, la Dirección General de Patrimonio ordenaba al Ayuntamiento de Potes la paralización de las obras que se estaban realizando en la popular calle Cántabra, debido al cambio del empedrado del suelo por losetas. Se trata de una calle que es la principal referencia turística de las personas que se acercan a la villa lebaniega. Allí se concentran, en pocos metros, un gran número de establecimientos hosteleros y comerciales, además de viviendas. La calle Cántabra ha sido, desde el siglo pasado, lugar de encuentro de vecinos y posteriormente también de los turistas, que disfrutan tomando un blanco, degustando la tradicional cocina de los establecimientos hosteleros, adquiriendo productos en las tiendas del lugar o, simplemente, recorriendo la vía y contemplando su ambiente.

Dos fueron los núcleos de población que formaron el conjunto de la villa lebaniega, cuyo primer documento escrito data del año 847. Uno se originó en la zona más alta, al sur del río Quiviesa, en las cercanías de la calle San Pedro, teniendo muy cerca el barrio de La Solana. El otro núcleo se formó en la ribera izquierda del Quiviesa, de gran interés estratégico para el control de las comunicaciones. Este núcleo dio origen al actual barrio del Sol, una de las referencias más significativas del actual conjunto histórico, y, posteriormente, al barrio de La Serna, en cuyas inmediaciones se construyó la antigua iglesia de San Vicente, actual Centro de Estudios Lebaniegos. Por el centro de la villa se llegaba a la Plaza, desde donde, por dos barbacanas, se bajaba al puente de la Cárcel y a la Torre del Infantado, llegando hasta el lugar en el que, desde época medieval, se encontraban el cementerio y la iglesia.

De ese primer núcleo de población de la zona alta, al ir aumentando la población y construyendo más viviendas, surgió, entre otras, la calle Cántabra. Comunicaba principalmente la Plaza con el puente medieval de San Cayetano y el barrio del Sol, y también con otras calles a su alrededor, ya que el actual puente nuevo sobre el río Quiviesa se construyó por Regiones Devastadas una vez concluida la guerra civil española.

La calle Cántabra se libró por poco del incendio que provocaron las tropas republicanas antes de su huida de la villa, ya que buena parte de los edificios fueron quemados en la noche del 31 de agosto de 1937 por una compañía de dinamiteros. Con una imagen de la localidad derruida en buena parte por el fuego, el 31 de enero de 1940 se aprobó el Plan de Reconstrucción de la villa por Regiones Devastadas. En septiembre de 1944 quedaron inauguradas la mayoría de las obras realizadas.

A la calle Cántabra se accede principalmente desde los soportales de la Plaza o desde la calle que desde la zona alta de la villa discurre al finalizar la misma.

Desde la Plaza, Tejidos Benjamín Rodríguez y Peluquería Pepín eran la puerta de entrada a la singular calle, y, a su derecha, la farmacia Soberón, otro referente en Liébana. Desde aquí se accede al bar restaurante Matesanz, con hosteleros de tercera generación familiar; al Horno de Luisa, con panadería y repostería; a la cafetería restaurante Casa Ángel; y también a la cafetería hamburguesería Anybun.

Después, encontramos Casa Cayo, con bar, restaurante y hotel, actualmente. Fundado en 1936, es un referente en la calle, un negocio familiar que en la actualidad llevan los hermanos Gómez Dosal, que son la tercera generación. Frente a este establecimiento se encuentra Casa Susa, otro establecimiento antiguo y familiar. Ambos gozan de una excelente cocina tradicional.

Seguido a Casa Cayo, concluida la Guerra Civil, estaba la tienda del Tiucu, un lugar donde se podía adquirir cualquier producto, y que después pasaría a ser el punto de encuentro de jóvenes y mayores durante muchos años, al abrirse el bar La Luz, donde había recreativos y, sobre todo, una máquina de discos en la que se conocían las últimas novedades de las canciones del momento. Actualmente, se encuentra allí la bodega restaurante Aguilar.

Ya casi al finalizar la calle, otra referencia desde 1936 fue Marcos Ruiz, comerciante que tenía mueblería, tienda de ultramarinos y tienda de confecciones, donde ahora se encuentra La Abuela Taly, tienda de degustación y productos típicos. Y, en frente, Productos Artesanos El Tarugu y Posada La Antigua, que llevan los nietos de Manolo y Taly.

Finalmente, el último establecimiento es el bar restaurante La Tasca Cántabra, abierto hace más de 40 años, que anteriormente se denominó Casa Luli.