Organistas por amor al arte

El presidente de la Asociación para la Conservación de los Órganos de Cantabria, Enrique Campuzano, que ha llevado a cabo junto a otros expertos de este instrumento un proyecto novedoso para rehabilitar el órgano de Novales, ha explicado que, aunque el instrumento funciona bien y ya se utiliza como acompañamiento musical en misas y eventos religiosos, aún necesita más tubos, entre otros elementos, para su restauración integral. El aparato, considerado Bien de Interés Cultural (BIC), fue puesto en marcha por primera vez, y «después de cien años sin tocarse», según relató Campuzano, hace unos meses, después de un costoso y duro trabajo, que ha realizado un equipo multidisciplinar de voluntarios. Entre ellos hay técnicos en organería, arquitectos, historiadores de arte, profesores de música, compositores, organistas o restauradores, entre otros. Los implicados apenas han contado con financiación pública para llevar a cabo esta actuación, «salvo lo que nos ha dado el Gobierno de Cantabria para comprar el motor, las pieles y la chapa con la que construir los tubos del instrumento y los 150 euros que ha aportado una vecina de Novales». Aparte de eso, «llevamos muchos miles de euros gastados de nuestro bolsillo» desde que comenzó el proyecto hace tres años. Un proyecto pionero en Cantabria, ya que «en vez de dejar que sean otros, ajenos al conocimiento de los órganos, quienes decidan qué es lo que hay que hacer para restaurarlo, hemos decidido tener en cuenta a los organeros y empezar desde la base, estudiando el instrumento, para ver qué es lo que se puede hacer y demostrar que este es el procedimiento adecuado», señaló Campuzano.

Y como había que empezar por el principio, Campuzano y el restaurador oficial, Fermín Trueba, decidieron hace tres años recorrer la provincia de Burgos, ya que es allí donde residió el autor del órgano de Novales, un alemán llamado Thomas Hesse, que también había construido algún órgano en esta ciudad. «Encontramos un órgano en un pueblo cerca de Aranda del Duero del mismo autor, que tenía más o menos la misma estructura que el órgano de Novales, lo que nos ayudó mucho», detallaba ayer el restaurador.

Tras la investigación, determinaron que el órgano de Novales pertenece al Barroco y que es, de hecho, «el único de Cantabria con estética de sonido barroca que está funcionando ahora mismo». Una pieza única del patrimonio cántabro que se encuentra en este pueblo de Alfoz de Lloredo. Y que ha llevado, eso sí, mucho esfuerzo reparar. Tras la visita a Burgos, los expertos realizaron «un informe en el que se recogían los daños sufridos por el aparato musical».

«De los 500 tubos del órgano, la mayoría había desaparecido y encontramos destrozados más de 80», explica Campuzano. «Estaba más que quemado», relata el restaurador. «Tenía poco más de la mitad de los tubos en la fachada y ninguno en el interior». Tras comprar los materiales necesarios y reconstruir más de cien tubos «con nuestras propias manos», han logrado recuperar tres juegos completos (cada juego tiene 54 tubos). Pero aún faltarían dos juegos más «para restaurar toda la trompetería, que en caso de que no estuvieran disponibles en España, tendríamos que pedir a Alemania», concretaron, lo que supone un mayor gasto. Por eso precisamente piden «ayuda para finalizar este interesante proyecto, que consiste en la recuperación del patrimonio cántabro», insiste Campuzano, quien asegura que los vecinos «también deberían ser conscientes del interés de este instrumento».

A pesar de todo, el restaurador Fermín Trueba, natural de Castilla y León, se siente «contento» por haber podido participar en esta iniciativa. «Es muy enriquecedor, porque además nos ha permitido conocer las diferentes técnicas que empleaba el autor del órgano y efectuar comparaciones». La recuperación del patrimonio, asegura, «siempre es algo bueno para todos». Debería recordarse en Cantabria.