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Solidaridad por un tubo en Novales
El nombre de los vecinos que ayuden a restaurar el órgano de la iglesia se serigrafiará en el instrumento
El equipo multidisciplinar de expertos que está llevando a cabo la restauración del órgano de la iglesia de la Asunción, en Novales (Alfoz de Lloredo), ha lanzado una campaña de recaudación entre los vecinos del pueblo de forma que cada persona ha tenido la oportunidad de adquirir uno de los tubos que conforman el aparato musical al accesible coste de 20 euros. A cambio, su nombre se grabará en la superficie del tubo como testimonio del compromiso de los ciudadanos con el patrimonio cultural y artístico.
El órgano de Novales lleva encima de la mesa de operaciones dos años, desde que un equipo de voluntarios formado por técnicos en organería, arquitectos, historiadores de arte, profesores de música, compositores, organistas o restauradores, entre otros, decidiesen llevar a cabo de forma desinteresada un análisis histórico y documental del instrumento con el objetivo de recuperar su estado original.
El presidente de la Asociación para la Conservación de los Órganos de Cantabria y de la Asociación del Órgano Hispano, Enrique Campuzano, es el artífice de este proyecto. «Se trata de un Bien de Interés Cultural (BIC) que fue diseñado por el músico alemán Thomas Hesse en el siglo XIX bajo los principios compositivos del barroco, por lo que tiene una sonoridad única y, probablemente, ahora mismo, es de lo mejor que tenemos en Cantabria en este sentido», relata.
Sin embargo, cuando decidieron poner en marcha este proyecto de mejora experimental se dieron cuenta de que el órgano «tan solo tenía once tubos, de los 680 originales, debido al expolio de una buena parte ellos». Después «fueron apareciendo algunos más, hasta ochenta, muy machacados, en las trasteras de la iglesia. Hemos ido restaurándolos hasta completar los dos juegos (principal y octava) que funcionan en la actualidad».
El año pasado, una vez finalizada esta primera intervención, el órgano volvió a sonar después de cien años en silencio y ha seguido haciéndolo en las fiestas populares, pero aún queda la parte más importante: «Consiste en continuar recuperando los tubos de la fachada, los más espectaculares desde el punto de vista sonoro, ya que se trata de las trompetas y los clarines». De momento, gracias a esta particular campaña de micromecenazgo, el órgano sonará esta Navidad con 160 tubos, «que están siendo preparados en un taller de Valladolid».
Ya hay 90 donaciones
Benjamín Gutiérrez, encargado de la venta entre los lugareños, no cabe en sí de alegría. «Se han realizado cerca de noventa donaciones y lograr que vuelva a sonar es un lujo», asegura. Su nombre figurará en uno de los tubos junto al de su pareja «y quedará grabado para la posteridad», dice contento. Luego se realizará una lista en la que aparecerán todos los donantes, «ya que no todo el mundo que ha comprado un tubo ha querido que se grabe su nombre».
Que cada tubo se haya podido comprar por tan sólo 20 euros se debe a la labor de restauración desinteresada que realiza este equipo de expertos (y a una subvención que concedió en su momento la Consejería de Cultura), ya que «si este exhaustivo trabajo hubiese seguido los cauces habituales de restauración, habría sido realizado por profesionales no tan entendidos en el sector y por un coste mucho mayor, que podría alcanzar los 100.000 euros».
Se trata de perpetuar el patrimonio cultural, «porque no estábamos dispuestos a hacer un órgano nuevo, ya que queríamos conservar el valor histórico del actual», aclara Campuzano. Así se continúa con un «proyecto novedoso para evitar que sean otros elementos ajenos al conocimiento de los órganos quienes decidan qué es lo que se haga con ellos». El resultado es «muy satisfactorio, pues las ganas y el tiempo nos han dado la razón».
A la vez, Campuzano recuerda que en el equipo que participa en este proyecto «están los mejores de cada especialidad, por lo que el éxito está asegurado». De eso se podrá dar buena cuenta esta Navidad, cuando suene los primeros latidos del instrumento, cada vez más rejuvenecido.
El objetivo, ahora, es ampliar el abanico geográfico de la recaudación. «Hasta ahora sólo han participado en la compra de tubos los vecinos de Novales, pero nos gustaría que también pudieran adquirirlo otras personas de fuera interesadas o a las que les gusten los órganos». La oferta sigue en pie.
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