El covid se convierte en el malo del cuento

Cuando en marzo tuvimos que echar los cerrojos, hubo que ser originales para dar con nuevas formas de entretenimiento y vías de escape que, sin sacarnos de las cuatro paredes, permitieran a nuestra mente volar. Dar con una nueva rutina, juegos de mesa y tradicionales, no dejar de lado los deberes o incluso disfrazarse fue algunas de las actividades en las que los pequeños invirtieron su tiempo en cuarentena, y los lápices de pintar también fueron uno de los salvavidas. Ahora, con todos esos dibujos realizados durante el confinamiento, Medio Cudeyo acaba de publicar un libro bajo el título '¿Te cuento un secreto?', que propone un viaje emocional a través de las ilustraciones trazadas por más de una treintena de niños y niñas de entre 2 y 12 años.

«¿Te imaginas no poder salir de casa en mucho, mucho tiempo...? Pues a mí me paso», así, recordando el inusitado marzo del año pasando y que dio arranque a meses aislados empieza el pequeño libro confeccionado desde la Concejalía de Educación, Cultura, Infancia y Juventud del Ayuntamiento de Medio Cudeyo. Ese «a mí me paso» engloba a Deva, Martín, Hugo, Azaila, Eric, Salma, Henar, Lena, Irene, Alicia, Lucas... 38 Niños de Medio Cudeyo que han participado en este pequeño gran proyecto en el reflejan la realidad que atravesaron en su encierro.

En sus páginas hay muchas interpretaciones de cómo se imaginan ellos al covid: como un monstruo, como un virus microscópico o, todo lo contrario, y lo han hecho a gran escala para representar el gran daño que ha afligido. Otros como Antonio Vázquez, de 10 años, prefirieron centrarse en las armas que teníamos a nuestro alcance y dibujó un gran 'tanke desinfectante', tal y como él escribió en su creación. Mientras que, por ejemplo, Laía Pérez prefirió anticiparse y reflejar «el momento en el que matemos al covid», dice la niña, de 10 años también, al tiempo que valora que «me gusta mucho cómo ha quedado el cuento».

También alguno quiso reflejar lo harto que estaba de hacer tantos deberes en casa, porque si de algo le ha servido a más de uno todo lo vivido en 2020 es a valorar más la escuela, «prefiero ir al colegio para ver las caras de la gente», dice Juan Vicente Diego, de 9 años, aunque todos dan una respuesta similar. También aprendieron a valorar el día a día, y por ejemplo Salma Fernández, de 11 años, se dibujó a sí misma, en la calle, junto al perro de su abuela, Rookie, al que no pudo ver durante el confinamiento «y echaba mucho de menos». Mientras que Eric Piñal, de nueve años, directamente optó por garabatear un caracol que representaba la primavera que empezaba a florecer al otro lado de los muros de casa.

No fue fácil, pero los pequeños demostraron ser como el hierro ante la adversidad, y utilizaron sus propias herramientas. «La niña se pasó el confinamiento disfrazada de superheroína, con capa y antifaz, decía que eso le ayudaba contra el virus», explica María Diego, madre de Irene. Por su parte, su hermano Juan tenía en su hogar todo lo que necesitaba «por eso mandó para el libro un dibujo de una casa, en la que se siente seguro», comenta María, que ve que sus hijos «han cogido algo de miedo a salir de casa con todo esto, se han vuelto más caseros». Mientras que Ana, madre de Alejando y Eric, dice que «ellos nos recuerdan siempre que cojamos la mascarilla, y sí que es verdad que se han vuelto más cómodos y les da más pereza salir a la calle».

Con todo, estar más tristes, enfadados o alicaídos no tiene por qué ser algo malo, así lo explica Lucía Romero, de Fagus Psicología, que ha colaborado con la publicación del libro. La experta señala que «lo que comenzó siendo un obsequio para los niños por compartir sus sentimientos, se ha convertido en una posible herramienta para ayudar a las familias a enseñar a sus hijos a gestionar sus emociones», y añade que «este cuento quiere transmitir que las emociones son algo natural. Que mostrar nuestro enfado, nuestra tristeza o nuestro miedo no es portarse mal ni nos hace más débiles. Expresarlas es la mejor forma de conseguir sentirse bien tras una experiencia emocionante».

A Romero le han ayudado a dar sentido a los dibujos los ilustradores Palo Pez y Marta Romero. «Este cuento ha sido rememorar un viaje al pasado, un viaje a la infancia y redescubrir cosas que hemos olvidado, formas de pensar y de crear que se difuminan con la edad. Mi trabajo ha sido más bien 'de búsqueda' que de ilustración, porque sólo se trataba de extraer las perlas que ya había, bucear para conseguir sacarlas a flote y darles ese acabado técnico», comparte Pez.

Ante el resultado, la concejala de Educación, Cultura, Infancia y Juventud, Yolanda Valle, valora que «cuando en abril me planteé hacer algo digno e importante con los dibujos que iban llegando y pensé en un cuento no imaginé que conseguiríamos un resultado tan increíble, estoy tan emocionada como los pequeños». El libro fue presentado en el Centro Cultural Ramón Pelayo la pasada semana. Se harán llegar ejemplares del cuento ilustrado a cada centro educativo de Medio Cudeyo y formará parte de los fondos bibliográficos de la Biblioteca Municipal, para que esté disponible para todos los usuarios. El cuento podrá adquirirse en las librerías del municipio y de otras zonas de la región por un precio de 10 euros, de los cuales el 50% se donará a un proyecto social para la infancia a través de Unicef.