15 fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
15 fotos
Lunes, 31 de mayo 2021, 07:16
De la mar, La Maruca. Es un apelativo popular que une su pequeña extensión de mar accesible por los bañistas con el diminutivo ‘-uca’, muy utilizado en Cantabria. Pero no se llamó siempre así. Aunque el paso del tiempo y el boca a boca han sustituido su nombre original y ya casi nadie se refiere a este arenal de otra manera, antes se llamaba la playa de San Pedro del Mar, ya que en los alrededores –en un mazo– se erguía una ermita que rendía culto a este santo.
El origen del nombre de la playa de El Camello es otro de los más populares. En el mar, se erige una peculiar roca con una forma similar a la de este animal que le da nombre al arenal. El escritor Benito Pérez Galdós habló de ello en su obra ‘Gloria’. En uno de los muros de la playa se puede encontrar un mosaico con un fragmento del libro en el que se lee: «... Uno de los peñascos tiene forma parecida a un camello y de aquí le vino dado el nombre a todo el arrecife».
¿Dónde estaba la ermita de La Magdalena? Unos apuntan que cerca del Palacio, algunos creen que en entornos cercanos a la península y otros llegan a ubicarla donde hoy está el Ayuntamiento, antes de que se ampliase en los años 60. Sea en un lugar u otro, esta playa recibe su nombre, al igual que su entorno, de esta santa. A un lado tiene Bikinis, que formó parte de ella antes de que la prenda se popularizase, y al otro está Los Peligros.
El origen de su nombre es uno de los más conocidos de todas las playas santanderinas. En este arenal se pescaban sardinas hasta la década de los 60, por lo que la gente ya se refería al arenal con el nombre de su actividad más frecuente. Así, hay testigos que apuntan que en torno a 1060 se veían los últimos barcos de pescadores que realizaban esta actividad. La denominación no se quedó sólo en esta playa, sino que se extendió por toda la zona.
Separada de la primera por los Jardines de Piquío –aunque contactan peatonalmente–, no siempre se llamó así. De hecho, algunos vecinos aún se refieren a ella por su anterior denominación: playa de Castañeda. Este nombre hacía referencia a la avenida que aún serpentea a su lado y que recibe el mismo nombre. Dedicada al general Castañeda, dejó de llamarse así a la playa en los años 70-80, cuando se ‘alargó’ el nombre del arenal de al lado hasta esta.
A simple vista, el nombre de Los Peligros parece ironía. El mar de esta playa se caracteriza por estar tan liso como un plato y, por si fuera poco, las boyas que lo rodean incrementan aún más la seguridad de este arenal. Pero no siempre fue así. Antes de que se instalasen escolleras y comenzase a rellenarse todos los años, esta playa era sólo rocas. El acceso era complicado y el baño en esta zona de Santander no estaba aconsejado porque era peligroso.
Esta pequeña playa ubicada en el barrio de Monte-Corbanera, que apenas tiene arena cuando la marea está alta, debe su nombre a la semejanza de su geografía con la boca o bocal de los caballos. Además de este parecido, en su entorno hay un centro hípico con el que comparte nombre y que permite, en ocasiones, ver caballos por las inmediaciones de la playa. Como muchas de las playas de su entorno, predominan las rocas y las piedras sobre la arena.
Aunque muchos no la consideran playa, lo cierto es que cada vez crece más. Aquí hay dos teorías. La de Sánchez Landeras indica que en los años 60 se colocó en este arenal un muelle de cuatro metros de alto al que los chavales trepaban para tirarse y al que consideraban «un fenómeno». Otras voces hablan de una mujer, con seis dedos, que vivía cerca de esta playa y a la que niños y jóvenes bautizaron así para reírse de ella, aunque la mayoría le tenían miedo.
Es una de las denominaciones con menos misterio de todas las playas de Santander. Debe su nombre, ni más ni menos, a su forma arqueada que recuerda a una concha. Este arenal está seguido de la primera de El Sardinero y, en primera línea frente a ella, está el balneario de La Concha, que hereda su nombre. Aunque otras teorías apuntan a que aquí se concentran muchas conchas de moluscos, su nombre procede únicamente de su geografía.
Es una pequeña playa que atrae, sobre todo, a vecinos de la zona y no es tan conocida por el turismo. Se denomina playa de Las Canteras porque está formada por blancas rocas calizas en lugar de por arena, lo que la distingue de otras playas de la zona con otro tipo de formaciones rocosas. Este desconocido arenal, en el margen norte de la senda que une el faro de Cabo Mayor con el Bocal, es de aguas tranquilas y el baño en ella no entraña peligro.
Aunque durante mucho tiempo era parte de la playa de La Magdalena, esta parte de la península empezó a recibir otro nombre en los años 60. En aquellos años, muchas francesas viajaban hasta Santander para realizar cursos de la UIMP y se alojaban en las caballerizas. A los pies del edificio, tomaban el sol en la arena utilizando bikinis, una prenda que todavía no se había visto en España y que llamó la atención e impactó a todos los santanderinos.
Esta playa, una de las más populares de la ciudad, comparte nombre con el parque que la rodea y con algunas instalaciones de la zona, como el campo de golf. Así, la gran extensión de terreno que se observa en el entorno del arenal fue la responsable de darle el nombre, ya que era un campo que estaba compuesto fundamentalmente de matas (lo que le aporta el inicio de su denominación) y arbustos y árboles (representados en el final de la palabra, ‘-leñas’).
En los terrenos que se extienden sobre la playa de Los Molinucos, en Cabo Menor, hubo hace dos siglos molinos de viento para aprovechar la energía de las fuertes rachas que soplaban en la zona. Eso, junto al cántabro diminutivo ‘-uco’, hicieron el resto y dieron nombre al arenal y a su entorno. No era el único punto con molinos que había en este área de Santander. Donde hoy se levanta la residencia Cantabria, había otro que era el más importante de todos.
No tiene nada que ver ni con el color ni con la flor. ‘Rosa-’ proviene de ‘roza-’, que hace referencia al rozo (helechos, escajos, brezo...) que había en los montes de su alrededor. Y precisamente ‘-munda’ se refiere a monte. A través de los años, la ‘o’ se ha transformado en ‘u’ y la ‘t’ en ‘d’. Algo que, según Sánchez Landeras, es una evolución propia de Cantabria. Este arenal también se conoce como playa de Las Piedras porque está formada de ellas.
La ermita de la Virgen del Mar preside la isla y la playa que heredan su nombre en San Román de la Llanilla. Por la cercanía del edificio religioso, los vecinos decidieron darle la misma denominación al conjunto. Esta playa acoge un milagro. Hace siglos, unos corsarios saquearon la ermita y se llevaron todo, incluida la imagen de la virgen. A pocos metros de la costa, el barco se hundió y unos pescadores localizaron al cabo de unos días la talla de madera flotando en el agua.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.