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Domingo, 8 de octubre 2017
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«Aquí tienen un problema todos. Primero, los moteros, porque cuando vamos a aparcar en algunos sitios no queda más remedio que invadir la acera. Y segundo, los transeúntes, porque tienen que salir a la carretera y se la juegan». José Antonio Fernández-Divar plantea este desaguisado al estacionar su motocicleta en la calle Pancho Cossío, junto a la plaza de Cañadío. Allí el espacio habilitado para las motos es tan diminuto que solo una scooter puede respetar las líneas marcadas en el suelo. Otras más grandes se ven obligadas a invadir la acera para no dejar parte de la rueda trasera en la calzada. «Es peligrosísimo», observa Rosa Gandarillas, una de las vecinas del barrio. «Tienes que caminar por la carretera y hay que estar muy pendiente de si viene un coche porque encima en esta zona no te ven cruzar», advierte.
Dos simples datos son suficientes para comprender todo el problema. Por Santander circulan unos 15.000 ciclomotores y solo existen en la capital cántabra 2.700 aparcamientos para unos vehículos que están ganando la batalla al coche. Para resumirlo, hay una plaza por cada 5 motos y esta equivalencia sitúa a la ciudad en posición privilegiada respecto a otras capitales similares, porque este problema es generalizado en toda España. En Zaragoza, por ejemplo, hay solo una plaza por cada 16; y en Gijón, una por cada 9. Los moteros denuncian las dificultades diarias que encuentran para estacionar y proponen habilitar nuevos espacios en aceras anchas y plazas, como sucede en otras ciudades. Los viandantes, por su lado, protestan porque ese hacinamiento de motocicletas está invadiendo muchas aceras hasta dejarlas impracticables.
José Antonio Fernández-divar (Motero)
La ley no estipula la dimensión que debe tener un aparcamiento y eso está trayendo problemas en la calle Pancho Cossío y otras vías del centro de la ciudad. Suerte que justo en esa vía los peatones tienen prioridad sobre el coche. Precisamente por eso no existen pasos de cebra, pero no todos los conductores lo saben. «Lo peor no es una persona andando, que de una manera u otra puede sortear los obstáculos. Lo que no puede ser es que, al estar la acera ocupada por las motos, una silla de ruedas o una madre con el cochecito de su niño no caben y tienen que salir a la carretera. Me parece que eso es muy peligroso», agrega María José Romero, que vive en Tetuán pero atraviesa esa calle a diario.
María José Romero (Vecina de tetuán)
Buena parte de las críticas recaen en el nuevo Metro-TUS, el carril de reciente creación que atraviesa el centro de la ciudad y que ha terminado con decenas de aparcamientos. «Es una tontería, no hacía falta para nada y lo que se ha hecho ha sido agravar el problema que tenía la ciudad y que es el de la falta de estacionamientos», critica Gerardo Muriedas. Él aparca su moto junto a la plaza Porticada, en una acera, donde no estorba a nadie; pero se expone a ser sancionado. Por ley Santander no permite aparcar motocicletas en la acera. Algo que no ocurre en otras ciudades. Madrid o Barcelona estipulan que se puede hacer en espacios de más de cuatro metros de ancho. Precisamente porque se considera que una persona necesita al menos dos metros para circular con comodidad, y una moto solo ocupa otros dos.
Alberto Diego (motero)
Al final, «si vienes en scooter puedes defenderte, pero si utilizas una moto grande, te da lo mismo venir en coche», denuncia Emilio Cobo, otro motero afectado por la escasez de plazas. Igual que él, Alberto Diego aguarda frente a las nuevas plazas que se han pintado en el suelo junto a la fachada oeste del Mercado del Este. Allí, en una acera ancha, no cabe una más; pero ese hacinamiento no impide el paso al viandante. «Espero a que alguien salga y me cuelo», explica. «Santander tiene muchas motos, muchas. Y muy pocos aparcamientos. Esto es un problema que se nota en verano, y cada vez más también en invierno. Hay que darle solución porque la moto es el único medio de transporte que te garantiza moverte con un poco de soltura por esta ciudad que cada vez tiene más atascos», remarca. «Esto que han hecho en esta acera está muy bien, y se podría reproducir en otras sin problema», añade.
La mayor parte de las críticas de los conductores recaen en el carril Metro-TUS, que ha obligado a perder 132 plazas de aparcamiento para motos. Pero el consistorio santanderino remarca que, a día de hoy, hay más plazas en el centro que antes de que se realizaran las obras del carril exclusivo, puesto que se han creado nuevos estacionamientos junto al Mercado del Este (40), calle Cádiz (45) y en la parcela de la antigua Tabacalera en la Calle Alta (106). En conjunto, hay casi 70 plazas más. Y se siguen evaluando posibilidades de generar más aparcamientos. Además, se han incorporado alrededor de otras 50 nuevas en las calles Juan de la Cosa y Marino Fernández Fontecha. Y la promesa del Ayuntamiento es que se seguirán estudiando nuevas ubicaciones para ampliar esos espacios.
Las soluciones que proponen los conductores son variadas y se fijan en los ejemplos puestos ya en marcha en otras grandes urbes españolas y europeas. «Hay quien dice que aparquemos en la OLA, pero no tiene sentido. Claro que podemos, es legal, y encima no pagamos, al menos de momento. Pero es un agravio comparativo para el coche, por eso no lo hacemos», justifica Jesús Álvarez.
Se pueden hacer más cosas: «Por ejemplo, no pasaría nada por poner más aparcamientos en grandes espacios. Hay plazas muy grandes que podrían albergarlos y no molestaría a nadie», explica F.N., un agente de movilidad del Ayuntamiento de Santander que conoce bien el problema, pero prefiere el anonimato. «Un ejemplo sería Pombo, o Correos. En Tetuán mismo, que es una zona de vinos y no hay ni un aparcamiento...».
César Lucas (motero y conductor de autobuses)
Desde el autobús, César Lucas experimenta el día a día de rompecabezas. Él conduce uno de los autocares municipales. «No pasaría nada si dejaran circular a las motos por el carril del Metro-TUS. Es algo que se hace en otros sitios y no pasa nada. No impide la circulación a nadie y descongestiona el tráfico». Luego existen medidas que resuelven un problema y además añaden cierta seguridad a las carreteras. «En muchas ciudades se han pintado estacionamientos para motos junto a los pasos de cebra. Tiene todo el sentido porque muchas veces aparca un vehículo grande en el borde de las rayas y no hay visibilidad ni para el peatón, ni para el conductor. Si por el contrario se limita el aparcamiento a motos, el problema queda automáticamente resuelto», razona Lucas. Tal vez parte de las solución a todo sea importar medidas como estas, que se han demostrado eficaces en otras capitales españolas. Aunque vistos los problemas similares que sufren otras urbes, este caso parece tan generalizado en todo el país que resultará complicado encontrar ejemplos.
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