Santander mantiene su programación festiva para la Semana Grande

Según apunta Lorena Gutiérrez, concejala de Dinamización Social, Inmigración y Cooperación al Desarrollo, el Ayuntamiento santanderino lleva «varias semanas» trabajando en la organización de un programa de actos para su Semana Grande, adaptado a la actual situación y que puede variar, como es lógico, en función de la situación del covid en la que se encuentre la región a finales de julio. «El escenario lo marca Salud Pública, con quien me voy a reunir esta semana para plantear el esqueleto que tenemos previsto y que dependerá de los aforos que nos permitan», avanza.

La idea que tiene la edil es «dinamizar distintos puntos de la ciudad con diferentes eventos musicales, de ocio para niños... Con aforos limitados. No vamos a hacer una Semana Grande al uso, ya me gustaría a mí».

Gutiérrez reconoce que después de ver los datos de contagios que ha arrojado la Semana Santa, ha sido cuando se han «enfriado» y «nos hemos convencido de que eventos como el chupinazo y los fuegos artificiales no se podrán celebrar». Asimismo, quiere dejar claro que todo lo que se organice «será autorizado por Salud Pública» y se informará de ello a los vecinos. También apunta que, a la hora de organizar algunos conciertos, «vamos a apoyar a las empresas locales y de Cantabria, porque es un sector muy machacado, que se ha visto totalmente paralizado». «La idea es que esas empresas puedan trabajar algo. Siempre con mucho respeto, con muchísima cabeza y con aforos muy controlados, con las medidas covid que se nos imponga. Nada de eventos que atraigan mucho público porque no es el momento», dice.

Frente a este planteamiento, está el de aquellos municipios que ya se han visto obligados a renunciar a sus fiestas. Al igual que ocurrió el año pasado y pese a que nos encontramos en medio de la campaña de vacunación (aunque el porcentaje de inmunizados sigue estando lejos de ese 70% que se anhela), algunos eventos están descartados por movilizar grandes aglomeraciones de personas y por requerir de varios meses de organización previa. Es el caso de la Virgen Grande de Torrelavega, que se celebra en agosto, pero que este año tampoco podrá desarrollarse, según anuncia la edil de Festejos, Patricia Portilla. Sin embargo, desde el departamento que dirige están trabajando en una programación cultural alternativa «que sea compatible con las medidas preventivas que se imponen actualmente y que sea susceptible de cambios en función de cómo vaya evolucionando la pandemia, modificando formatos, aforos u otros criterios».

A esto se suma el ciclo de conciertos que se celebrará entre los meses de julio y agosto en los jardines de La Lechera. «Las fiestas de La Patrona son muy multitudinarias, de ahí que no nos planteemos celebrarlas con la actual situación sanitaria».

Otro de los eventos que se ha caído de la agenda, el pasado marzo, es la Batalla de Flores de Laredo, fiesta declarada de interés turístico nacional y que se celebra el último viernes de agosto. En un primer momento, el pasado diciembre, el Ayuntamiento pejino anunció que el evento se celebraría este año «para que no muera la fiesta», entendiendo que dos años sin desarrollarse podía perjudicar al concurso de carrozas. Pero hace dos meses, el Consistorio, de la mano de los carrocistas, artífices del evento, dio marcha atrás y canceló la celebración por las «dificultades organizativas». Y es que hay que tener en cuenta que la elaboración de una carroza de flores lleva prácticamente un año y requiere de la participación de mucha gente.

En una situación idéntica se encuentran en Castro Urdiales, donde el concejal de Festejos, Gorka Linaza, avanza que este año tampoco se podrá celebrar la Semana Grande (última semana de junio), al menos como se ha conocido hasta antes de la pandemia, ni el Coso Blanco, fiesta de interés turístico regional que tiene lugar el primer viernes de julio, y que reúne a miles de personas. Como ocurre con la Batalla de Flores, el evento principal del Coso Blanco es el concurso de carrozas, en este caso elaboradas con papel en lugar de flor, pero que también requiere un trabajo previo de meses. «Ya dábamos por hecho que este año tampoco se iba a celebrar la fiesta», reconoce un carrocista.

Teniendo en cuenta que todavía hay algo de margen para tomar una decisión, la gran mayoría de municipios aún no ha decidido qué pasará con sus fiestas. Algunos, como es el caso de Colindres (San Juan y San Ginés) ya avanzan que no renuncian a la celebración de algunos eventos, «pero siempre de una manera adaptada a la situación sanitaria que se dé cuando tenga lugar la fiesta». «Tenemos la experiencia del año pasado, en el que se pudieron hacer algunas actividades controladas, evitando en todo momento las aglomeraciones. Y este año intentaremos hacer algo parecido, en espacios cerrados para controlar los aforos», dice el alcalde, Javier Incera.

Entre las fiestas populares de la región, hay unas cuantas que se celebran en los meses de agosto y septiembre, con lo que los organizadores tienen más margen de maniobra. Es el caso del Día de Cantabria (Cabezón de la Sal), las Guerras Cántabras (Los Corrales), San Mateo (Reinosa), Las Encerronas (Ampuero) y las fiestas de la Virgen del Puerto (Santoña).

Los ediles de Festejos de estos dos últimos municipios, Borja Aguado (Ampuero) y Andrés Peña (Santoña), coinciden a la hora de señalar que aún es «pronto» para saber si podrán organizar algún tipo de evento o no. Eso sí, dan por hecho que no podrá ser en la mismas circunstancias que antes de llegar el coronavirus. «Los Encierros no creo que podamos hacerlos», asume Aguado, que, como su homólogo santoñés, puede tener la opción de utilizar la plaza de toros para organizar algún otro evento alternativo.