Borrar
El Mediterráneo al amanecer, desde la Estación Espacial Internacional. Una de las fotografías que difunde el astronauta Luca Parmitiano, de la misión Beyond de observación del planeta.

Ver fotos

El Mediterráneo al amanecer, desde la Estación Espacial Internacional. Una de las fotografías que difunde el astronauta Luca Parmitiano, de la misión Beyond de observación del planeta. @astro_luca

40 'OJOS' PUESTOS EN EL CAMBIO CLIMÁTICO

La Agencia Europa del Espacio destina 15 satélites a vigilar los síntomas del calentamiento globlal y trabaja en el desarrollo de otros 25 | En noviembre celebra su convención internacional en Sevilla para establecer los proyectos de los próximos años con el clima como prioridad

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 4 de noviembre 2019, 00:16

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Dicen que, a veces, para comprender la dimensión de un problema hay que tomar distancia. 800 kilómetros en perpendicular hacia el espacio exterior, desde la superficie de la Tierra, es exactamente la que toma Europa para calibrar los síntomas y consecuencias del cambio climático. En este punto de la órbita terrestre se encuentran los quince satélites que mantiene operativos la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés).

Quince 'ojos' puestos en un problema de tal dimensión que, desde el suelo, sería imposible medir. Estas pequeñas 'naves' que recopilan datos de forma constante son la única forma de vigilar las denominadas 'variables climáticas esenciales' (ECV), o lo que es lo mismo, los síntomas que desarrolla el planeta de una enfermedad conocida por todos: el calentamiento global. Las ECV son muchas. Más de 50. Pero las más relevantes son el nivel y la salinidad de los océanos, la concentración de gases invernadero y el grosor del hielo marino. Constantes vitales del planeta que, de no ser observadas por el espacio, serían imposibles de controlar.

Simonetta Cheli, jefa de Estrategia, Programas y Coordination en la Dirección de Observación de la Tierra de la ESA, cuenta desde su oficina en Italia que la lucha contra el cambio climático es una de las grandes prioridades de la Agencia en la actualidad. «Estamos desarrollando otros 25 satélites de observación más para su lanzamiento en los años venideros destinados al monitoreo del medio ambiente del planeta», apunta. En total serían 40 satélites. Más del doble.

El peso que tiene esta tarea se refleja también en los presupuestos. Un 30% de los programas espaciales están destinados a la recopilación de este tipo de datos, para los que se destinas 2 mil millones de los 5,7 mil millones totales de presupuesto. «En los últimos años el tema medioambiental ha adquirido mucha relevancia», valora Cheli.

A finales de este mes de noviembre, la ESA celebra en Sevilla su Conferencia Ministerial. Un encuentro internacional en el que se tomarán decisiones sobre la estrategia y la financiación de programas para los próximos tres o cuatro años. «En este encuentro tenemos varios programas de observación del clima que también van a ser decididos en Sevilla. En particular, referidos a Copérnicus, el programa europeo de observación, y la nueva generación de Sentinels (el nombre que reciben los satélites de este programa)», explica la directora de la ESA en la materia.

Sobre la nueva generación de satélites, Cheli detalla que hay varios para ser lanzados a corto plazo. Uno de ellos estará destinado a la agricultura, otro para la observación de los polos y otro se dedica a la recopilación de datos relativos al cumplimiento de los acuerdos de París, esto es, a la reducción de los gases de efecto invernadero. En esta reunión también se tomarán «decisiones importantes sobre programas científicos y nuevas formas de cofinanciación entre la ESA y empresas privadas para llevar la inteligencia artificial a la observación desde el espacio».

Sobre esto, uno de los lanzamientos previstos para el año 2020 contempla adjuntar un chip de inteligencia artificial al equeño satélite Vega. Algo «muy novedoso» para la ESA y muy necesario. «Con esta tecnología procesaríamos los datos más rápidamente, de forma más selectiva y en tiempo real», apunta la directora de la ESA. Si se tiene en cuenta que solo la misión Copérnicus genera a diario 250 terabytes de datos recabados sobre distintos parámetros medioambientales del planeta y que esto va en aumento, (en 2018 esta cifra rondó los 5 petabytes), la inversión en tecnología que gestione este 'big data' (gratuito y abierto, para todo el mundo científico además) es imprescindible.

Vídeo. Así son los datos obetnidos por los satélites. ESA

Para esta ingente tarea de procesar los datos que reciben los tres segmentos terresres ubicados en Matera (Italia), Más Palomas (España) y Sbalvard (Noruega), la ESA contrata a empresas externas que desarrollan, bajo la supervisión de la oficina central italiana, este complejo trabajo de 'big data'.

El próximo año 2020 también serán lanzados SEOSAT Ingenius, que captará imágenes de alta precisión multiespectrales y que es de fabricación española, y el Sentinel 6, del programa Copérnicus, que va dotado con un altímetro y medirá el nivel de los mares.

Sus predecesores, como el Envisat (AATSR), mantiene, por ejemplo, un registro preciso de la temperatura global de la superficie del mar. Lleva recopilando datos más de una década.

Los datos recopilados son de muy distinta índole. Y sus aplicaciones prácticas más. Se mira la contaminación del atmósfera, la expansión urbana, los grandes incendios, la deforestación, la evolución del hielo marino en el ártico y el antártico, el estado de los 'sumideros' de carbono, como son los bosques tropicales y las turberas... También se utilizan datos para la agricultura. Mapeos con el que se toman decisiones de política agraria a nivel europeo. O, por último, uno de los temas que también está adquiriendo relevancia: la vigilancia de la contaminación marina.

El astronauta de la EEI Luca Parmitiano realiza una de sus populares fotografías. ESA

Un 'astro' en la lucha desde la Estación Espacial Internacional

Cada vez que miran a la Tierra desde la gran ventana panorámica de la Estación Espacial, desde la cúpula, los astronautas de la Estación Espacial tienen «una vista nueva e increíble», de el astronauta Luca Parmitiano, que publica casi a diario fotografías de la tierra para recordar cuán «precioso y frágil es nuestro planeta, desde los atolones de las Maldivas que están desapareciendo en los glaciares árticos cada vez más pequeños, los bosques en llamas y las olas de calor que azotaron Europa este verano», recuerda. El impacto humano, subraya Parmitano, es «visible y tangible», dice mientras sigue concienciando con sus maravillosas fotos para repetir una y otra vez el mensaje de que «el planeta Tierra no nos pertenece, pero el futuro está en nuestras manos».

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios