«No tenemos saneamiento, pero nos cobran el recibo igual»

No tiene que recibir una factura cada tres meses para recordarlo. Todos los días desde que tiene memoria, siempre que camina los tres metros que separan su casa de sus tomates, lechugas y calabacines, José Luis Bolado, de 73 años, pasa por encima del pozo negro y se acuerda del «sinsentido» que él y su mujer, Pilar, junto con «una decena de hogares más», padecen en el barrio Caseríos de Torrelavega: «No tenemos red de saneamiento, pero nos cobran el recibo igual». Situado a cinco minutos del centro urbano, este vecindario integra uno de los puntos ciegos de la red pública encargada de las aguas negras. Y no es el único.

En su lugar, ambos han recurrido siempre a la autogestión. «Una vez cada dos años» una cisterna se encarga de vaciar el pozo y reiniciar el ciclo otra vez, lo que tampoco supondría un problema para ellos si no fuera porque, además, tienen que abonar el mismo canon de saneamiento que aquellos ciudadanos que sí gozan de la prestación. «Es que no lo entiendo. He presentado más de diez reclamaciones y me dicen que no a todo», se cruza de brazos en otra de las idas y vueltas hacia la huerta, donde Pilar ultima unas tareas con la azada. En la distancia, siempre atentos, sus dos fieles canes, Thor y Zeus, se turnan para hacer guardia en la entrada de la vivienda, que preside el famoso pozo y, sobre él, las ramas de un melocotonero al que le faltan unas semanas para inaugurar la temporada.

Para cuando esos frutos ya estén maduros, la Consejería de Obras Públicas del Gobierno de Cantabria ya debería haber encauzado una actuación para ampliar la red de saneamiento a hogares como los de José Luis y Pilar. Así lo avanza el concejal de Economía, Hacienda y Seguridad Ciudadana en el Ayuntamiento de Torrelavega, Pedro Pérez Noriega, también presidente del Consejo de Administración de Aguas Torrelavega y, como tal, uno de los responsables municipales volcados en que el sistema de saneamiento llegue a todos los ciudadanos de la capital del Besaya. «Extender la red por este tipo de zonas es complejo, pero se va haciendo», declara el edil, antes de cifrar esta actuación en cerca de 200.000 euros.

Pero, obras y plazos al margen, ¿por qué estos vecinos tienen que pagar por una prestación que no reciben? Pérez Noriega se empeña en arrojar luz sobre la confusión alrededor de esta tasa: «Lo llaman canon de saneamiento, pero se trata de un impuesto que se cobra en base al consumo de agua». O, dicho de otra manera: se paga siempre, se tenga o no acceso a la red de saneamiento del Gobierno regional. Esa es otra de las aclaraciones en las que insiste el concejal de Economía, Hacienda y Seguridad Ciudadana. «El impuesto es autonómico y el Ayuntamiento de Torrelavega actúa únicamente como recaudador o intermediario», informa, antes de disipar cualquier suspicacia sobre el papel del equipo de gobierno en este asunto: «El Consistorio no se beneficia en nada con este cobro».

El crecimiento de la red de tuberías y su funcionamiento al servicio de todos los vecinos censados en el Ayuntamiento es uno de esos desafíos que, al margen de colores, tratan de ir enderezando todos los equipos municipales que agarran el bastón de mando. Y los de los barrios Caseríos o San Ramón -evidenciados por la agrupación Torrelavega Sí en un comunicado publicado la semana pasada- no son los únicos tramos pendientes de crear. Hay otras zonas «complejas» que, si bien están a cinco minutos del centro, siguen a la espera de conquistar este derecho. Para hacerse una idea, algunos hogares de Barreda estaban en esta situación hasta la última legislatura.

Pero el 'oasis del saneamiento' sigue extendido por diferentes localizaciones de Torrelavega. Tanos o La Montaña son algunas de las que informa el concejal de Economía y Hacienda. «Son zonas en las que quedan algunas casas que están aisladas, pero en las que queremos seguir extendiendo la red», revela, no sin dejar clara la colaboración necesaria por parte de los vecinos en este tipo de actuaciones: «El saneamiento también obliga a ejecutar una obra en su propio hogar. Nosotros podemos llevar la tubería hasta la entrada de la casa, pero, de puertas hacia dentro, es el propietario el que tiene que concluir la actuación».

La cuestión del saneamiento no es la única 'tara' que los barrios como Caseríos tienen pendiente de arreglar. Aguas negras al margen, las zonas más rurales de Cantabria comparten un síntoma habitual cuando las precipitaciones son intensas: las inundaciones. José Luis y Pilar echan mano del teléfono móvil para enseñar las fotos que documentan estas riadas a las puertas de su casa. «Se convierte en una zona impracticable», expresan los dos, «hartos» de la situación precaria que presentan las carreteras de acceso a su vecindario.

Ese es el tipo de problema que, junto al del saneamiento, se proponen subsanar el Ayuntamiento y el Ejecutivo regional con las actuaciones que están por llegar. «Nosotros acudimos al Gobierno de Cantabria para mejorar toda la red, pero queremos aprovechar todas estas labores para hacer una obra integral», avanza Pérez Noriega, antes de mencionar los proyectos que, desde Obras Públicas, se destinan específicamente a las zonas más rurales de Cantabria.

Ese es el tipo de plan que espera a barrios como Caseríos de aquí a los próximos meses, una actuación financiada al 60 y 40 por ciento desde Peña Herbosa y Torrelavega y orientada a dar un lavado de cara completo a los desagües, cunetas y todos los puntos «conflictivos» del alcantarillado. Estamos trabajando en ello para mejorar todas estas zonas», declara el edil, antes de recordar que, a veces, basta con garantizar el «mantenimiento y la limpieza» de las cañerías.

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