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Manolo Ballesteros, hermano de Seve, abre el portón de la casa de Pedreña. Al fondo, familiares y amigos del deportista.:: CELEDONIO MARTÍNEZ
Eterno seve

«Os quiero»

Seve se despidió uno a uno de los suyos y les susurró palabras llenas de cariño... «Supo que se moría y lo hizo con entereza»

JUAN CARLOS FLORES-GISPERT

Domingo, 8 de mayo 2011, 16:16

Estaba sedado y todos esperaban el desenlace fatal. Pero él, que tenía a gala no rendirse, volvió a la consciencia y a los suyos durante unos minutos. Quería despedirse. Postrado en su cama y agarrado a la mano de su hermano mayor, acariciándola, Seve Ballesteros susurró el último legado de «una persona sencilla y una gloria del golf»: «Yo también te quiero», le musitó a 'Merín', Baldomero, en respuesta a otras palabras llenas de amor de éste. Minutos después, pasadas las dos y diez de la madrugada de ayer, Severiano Ballesteros fallecía rodeado de los suyos en su casa de Pedreña.

Un deselance esperado que había mantenido en vilo a millones de personas en todo el mundo desde que a media mañana del viernes su familia hizo público que el estado neurológico del deportista había empeorado. Hora tras hora y con cuentagotas, se fue adivinando lo que era una agonía sin vuelta atrás: recibió el sacramento de Unción, fueron llegando sus próximos hasta Pedreña, se supo que se le había administrado morfina y que estada sedado. Por la noche, Cantabria lloraba ya por la pérdida que temía.

Terminaba así un largo proceso, iniciado en 2008, de lucha contra un tumor que en los últimos días había obligado al ingreso de Ballesteros en el hospital Valdecilla. Nada se supo de su recaída por expreso deseo del golfista.

Ayer, a las puertas de la casa de Pedreña, un Baldomero Ballesteros emocionado relataba los últimos momentos de la vida de su hermano. Tuvo palabras de cariño para todos los suyos, de los que «se despidió uno a uno. Nos agarraba las manos, nos susurraba al oído. Seve supo que se moría, y lo hizo con total entereza», remachaba Baldomero.

Murió como quiso, en su casa y tranquilo, a los 54 años, de una insuficiencia respiratoria consecuencia del deterioro ocasionado por un tumor cerebral. A partir del óbito, en Pedreña se cumplió el mandato del propio Severiano. Y es que la gran leyenda del golf mundial dejó dicho cómo tenía que ser todo lo que siguiera a su muerte: debían celebrarse en la más absoluta intimidad tanto el velatorio, en su luminosa casa de Pedreña, como la incineración de sus restos mortales. Y sus cenizas se esparcirían por «este paraíso», en alusión a la casa de Pedreña y a su entorno, según desveló ayer su tío, el también golfista Ramón Sota.

«Nos lo dejo dicho todo. Sólo un funeral, en la Iglesia de su pueblo, y nada más. El resto de cuestiones quedan ceñidas al más íntimo ámbito familiar», esa fue la consigna y la comunicación oficial de la familia, a la que le sucedieron las explicaciones: «No va con su personalidad. Seve es un chico de pueblo. Hemos pensado que era lo mejor. Sus exequias serán igual de sencillas que las de un vecino del pueblo. Como uno más. Él nació aquí y aquí se va a quedar».El funeral se celebrará el próximo miércoles, día 11, a partir de las 13.00 horas en la Iglesia Parroquial de San Pedro, en Pedreña. La misa será oficiada por el párroco, Juan Cuevas Gutiérrez.

También con cuentagotas se fueron conociendo detalles íntimos de la dura jornada vivida ayer en Pedreña. Fue el primogénito de la familia, Baldomero, quien decidió que lo adecuado era vestir el cadáver de su hermano con el atuendo con el que fue feliz, el mismo que le convirtió en un grande del golf, en una leyenda del deporte. «Pensé que era lo mejor. Todos asintieron después con la cabeza». Por eso Seve fue vestido con la misma camiseta blanca, el mismo jersey de color azul e idéntico pantalón, también azul, con los que afrontaba los domingos de campeonatos.

Y junto a esas decripciones brotadas desde Pedreña, los íntimos no dejaron de transmitir emociones... «Se va algo más que un hermano o un hijo o un padre. Se va una gloria», explicaba con la voz entrecortada Baldomero Ballesteros. «Le agarré las manos, las acaricié y pensé: ¡lo que han hecho estas manos en el mundo!», añadía en el mismo relato.

Su tío, Ramón Sota, se sumaba también a las reflexiones y los recuerdos, incluyendo un lamento: «La vida no le ha tratado demasiado bien, es triste irse con 54 años». Sota destacó lo que el universal golfista «ha luchado» desde que se le detectó el tumor que ha provocado su muerte. Hacía gimnasia y natación, e iba a pasear a la playa de Somo hasta que la enfermedad se lo impidió, aunque pudo librarse del dolor y las molestias.

Sota desveló que últimamente Seve se comunicaba con sus amigos a través de Internet, «hasta que dejó de hacerlo» al avanzar su enfermedad. A partir de entonces tampoco quería que «le llamaran», lo que era una «mala señal».

En el velatorio íntimo Seve dejó dicho que solamente estuvieran sus tres hijos, sus hermanos,primos, cuñadas y familiares más cercanos. La vivienda familiar, donde permaneció el cadáver del golfista durante toda la mañana, fue visitada ayer por la exmujer de Seve, Carmen Botín, acompañada de su hermana Paloma; sus primos Toñín y Gabriel Sota; el alcalde de Marina de Cudeyo y primo de fallecido, con quien compartía nombre y apellido, Severiano Ballesteros. El velatorio en la casa se mantuvo hasta las dos de la tarde de ayer, sábado. Luego, a las 14.16 horas, un vehículo trasladó el féretro con los restos del genio del golf de todos los tiempos hasta el tanatorio de El Alisal en Santander para después ser incinerado. Ni un dato más referido a la jornada de ayer.

Mientras en el interior de la casa de Pedreña se vivía el duelo, en el exterior todo era movimiento de periodistas y de algunas personas anónimas. Muchos querían darle al golfista su particular despedida. Uno de ellos colocó ante la puerta exterior del inmueble una vela, una pelota y un palo de golf; un segundo aficionado dejó en la finca una bandera de Escocia y una bufanda del campo de golf de Saint Andrews, cuna de este deporte... No dijo quien era, pero sí que Seve le 'abrió' muchas puertas...

Y de los anónimos, a lo público. Severiano era Hijo Predilecto de Cantabria y una calle de Santander llevará su nombre, tal como confirmó ayer el alcalde de la ciudad, Íñigo de la Serna. Un vial, al que se le unirá un futuro campo de gol, ya que el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, marcado por la emoción, anunció que Seve tendrá «el mejor campo de golf del mundo y un museo».

El Gobierno de Cantabria destacó ayer en nota oficial el compromiso personal y profesional del golfista Seve con Cantabria y declaró tres días de luto oficial por su muerte, hasta el próximo lunes, a medianoche. Lo anunció el presidente de Cantabria, que recordó que Severiano recibió en 1999 el título de Hijo Predilecto de Cantabria. Todas las banderas de las sedes institucionales lucen desde ayer a media asta, al igual que la gran bandera de España en Puertochico.

También el Racing, al igual que decenas de clubes, está de luto. Sus banderas en el estadio de El Sardinero también están a media asta y lucen crespón negro. Antes del encuentro que enfrentó ayer al equipo santanderino con el Hércules, en Alicante, se guardó un minuto de silencio, a petición de los racinguistas. Durante el partido permanecieron sobre el césped del estadio Rico Pérez unos palos de golf cruzados, un ramo de flores y una camiseta verdiblanca, amarrada a una bolsa de palos, con la leyenda 'Seve para siempre'.

Además, los jugadores del Racing lucieron un brazalete de luto, de color blanco, al ir ayer vestidos con camiseta negra. Y anunciaron que se prepara un gran acto para el encuentro del Racing-Atlético de Madrid del próximo martes en El Sardinero. Un homenaje póstumo a Seve en el mismo marco donde él quiso reaparecer en público tras ganar la primera partida a su enfermedad, allá por mayo de 2009.

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