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Lunes, 7 de julio 2014, 08:27
Cualquier responsable de branding estaría encantado de trabajar con una marca comoUIMP. En un contexto, el de los últimos veinte años, en el que el modelo de cursos de verano se ha cuestionado desde diversos sectores, el centro que prácticamente implantó el concepto enEspaña ha sabido reinventarse para mantener interés y vigencia sin caer en la cultura de la obsolescencia programada.
Una universidad que nació como foro vivo de debate e intercambio de conocimiento se ha afanado en mantener siempre esta filosofía mientras aprovechaba otros puntos fuertes: su sede estival enSantander, todo un gancho para unos alumnos que quieren combinar docencia y playa, las becas completas, que favorecen la presencia de estudiantes foráneos, y un profesorado de referencia.
La reestructuración de los planes de estudios pre Bolonia en los noventa también ayudó a consolidar el modelo dotando a las universidades de verano de un atractivo añadido: los créditos de libre configuración con los que se reconocen los cursos oficiales, lo que en cierto modo introdujo instituciones como la UIMP en la estructura docente tradicional.
Pero si algo ha conseguido el foro de La Magdalena es trascender el tópico. Ni el sol, ni el turismo, ni una acumulación de créditos que permitan cursar una asignatura menos durante el invierno. La principal motivación de los alumnos para acudir a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo son, según sus propias palabras, la propuesta docente, la posibilidad de relacionarse con colegas y expertos y la oportunidad de hacer contactos que pueden resultar muy útiles en su vida laboral.
Resulta evidente que el gancho turístico y la propuesta de Santander contribuye al éxito, pero no menos que una marca consolidada, la de UIMP, que por sí misma ya convence tanto a estudiantes como a ponentes. Y es que pese a las críticas a las universidades estivales cada año se recibe un aluvión de propuestas para impartir docencia en La Magdalena, muchas de ellas de la mano de importantes patrocinadores que financian incluso íntegramente los seminarios.
A partir de ese momento, el rendimiento que obtenga cada alumno de los cursos depende ya de sí mismo, como destaca el consultor y director de Relaciones Humanas Alfonso Alcántara, uno de los ponentes de la semana pasada.
En una línea bastante similar se expresa un rostro habitual de los cursos como la escritora y gestora cultural Espido Freire: «Yo soy una gran fan, no me queda más remedio.Como directora, invitada o ponente me paso los últimos quince años en universidades de verano.Son señal de una sociedad educativamente madura; más allá de los créditos de libre configuración hay gente que considera que bien su afición o bien su profesión o formación tienen que ser completadas por esta vía. Es una señal de bienestar educativo».
También enriquece la visión de conjunto la perspectiva de los alumnos, cuya principal motivación (aunque no la única) es la formación académica) y, sobre todo en el caso de los profesionales ya en activo, tejer una red de relaciones
Carmen Zárate, vitoriana de 26 años que trabaja como médico residente de segundo año en el Hospipital de la Princesa,en Madrid, reflexionaba sobre el foro en el que participó la semana pasada: «Elegí un curso relacionado con mi trabajo y opté por la UIMP porque ya la conocía.Mis padres y mi hermana ya habían venido a Santander, me habían hablado muy bien y además tenía un buen entorno».
Unas motivaciones similares trajeron a Cantabria a Elena Arraez, madrileña de 28 años estudiante Ingeniería de Telecomunicaciones: «El curso versa sobre mi proyecto de fin de carrera.Es un proyecto multidisciplinar, así que me parecía interesante conocer a otros compañeros que trabajan en sectores relacionados, aunque no sea en el mío estrictamente». Así ha redescubierto un ambiente «algo más informal, pero muy bueno para el intercambio» muy positiva para toda una experta en estos eventos: «Es la primera vez que vengo a los cursos de Santander, pero sí que lo había hecho en otras ciudades».
Los estudiantes sí que llegan en algunas ocasiones motivados por los créditos.Pero no es el caso de Naomi González, estudiante de Enfermería procedente de Ponferrada: «Lo que quiero es coger ideas para el trabajo de fin de grado, señalaba al salir de una de las aulas del Palacio. «Santander ofrece becas completas que te da una posibilidad más económica de acceder a este tipo de cursos. Aunque tengas que asumir el desplazamientos, tienes la manutención y el curso pagados, y eso facilita las cosas». A su juicio, lo más interesante es, de nuevo, el intercambio, «conocer a gente de otros lugares y otros puntos de vista te da una visión más amplia».
Más de 4.000 alumnos
La UIMP acogió el año pasado a 4.220 alumnos en sus actividades de verano. Entre ellos, los cursos de español para extranjeros y los cursos de formación al profesorado de ELE, que se desarrollan en el campus de Las Llamas de forma paralela a los seminarios, cursos y encuentros de La Magdalena, reunieron a 714 alumnos en total.
Las convocatorias que más interés despertaron fueron los cursos magistrales de Valentín Fuster (From a Cardiovascular Disease to Health) y Eduardo Mendoza (Los libros que hay que leer), el Máster Interuniversitario de Historia Contemporánea, y el Encuentro de Posicionamiento terapéutico de los medicamentos. Todos ellos superaron el centenar de alumnos.
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