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El concierto de Jarre en los aledaños del monasterio, que dio comienzo a la programación del Año Jubilar, registró un lleno total
"Es lo más universal que ha ocurrido en Liébana desde Beato"

"Es lo más universal que ha ocurrido en Liébana desde Beato"

El concierto de Jean-Michel Jarre, emitido "desde Canadá a Japón", fue "grandioso", dice el consejero de Turismo

Gonzalo Sellers

Lunes, 1 de mayo 2017, 09:10

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A la espera de conocer la audiencia del concierto de Jean-Michel Jarre en Liébana, emitido en directo por RTVE a todo el mundo, el espectáculo de música electrónica desplegado por el artista francés junto al Monasterio de Santo Toribio no dejó a nadie indiferente. "Es difícil resumirlo, pero si tuviese que aplicarle un adjetivo sería grandioso. Se vio desde Canadá hasta Japón. Probablemente es lo más universal que ha ocurrido en Liébana desde Beato. Un pequeño hito más a sumar a la magnificencia del lugar y su historia", valoró eufórico el consejero de Turismo, Francisco Martín, al que ahora le espera por delante un año entero de programación cultural y el reto de conseguir ese millón de peregrinos.

El padre de la música electrónica, como se le conoce al francés, utilizó la fachada del monasterio como parte del escenario, integrando así el Año Jubilar con el espectáculo de luces e imágenes en tres dimensiones que acompañan siempre sus conciertos. Los 6.000 asistentes que abarrotaron el aparcamiento le recibieron con una ovación, repetida con mayor intensidad todavía cuando se colocó una microcámara en las gafas para mostrar en primera persona todo lo que hace sobre el escenario al tocar un tema.

Un chamán de poder

Uno de los más extasiados por la orgía de rayos láser y sintetizadores fue Iker Jiménez, famoso presentador de Cuarto Milenio y reconocido fan de Jarre, que ayer pudo conocerle en persona por primera vez y regalarle un chamán de poder en forma de león. "Ha sido muy especial estar con él en este lugar tan impresionante, donde el pasado más remoto se mezcla con la tecnología", reconoció Jiménez, visiblemente emocionado. "Puedo entrar en trance tipo Garabandal en cualquier momento, con los ojos en blanco y hieratismo, cuando en la noche y en la montaña empiece a sonar una de las músicas que más me han hecho amar el misterio", dijo pocos minutos antes del arranque del concierto.

Otro de los momentos más emotivos fue provocado por el propio Jarre, cuando sacó su teléfono y pidió a los espectadores que cogieran el suyo para usar todos las linternas de los móviles al ritmo de la música y, así, "conectar con el mundo". Incluso, hizo una encendida defensa de Edward Snowden por mostrar "la verdad" de los servicios de vigilancia del Gobierno de EE UU.

El artista francés quiso despedirse con Glory y el mayor despliegue de luces e imágenes del show, pero ante la insistencia del público se vio obligado a reconectar los sintetizadores. "One more for the road" ("una más para el camino"), dijo. Y comenzaron los acordes de Stardust a retumbar por el valle de Liébana.

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