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Yo te digo dónde azotar

Yo te digo dónde azotar

Entramos en la única sala de Cantabria con licencia para aprender y practicar sadomasoquismo

Ana del Castillo

Miércoles, 30 de marzo 2016, 10:50

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Curiosamente no huele a nada. La sala de paredes rosadas está iluminada con velas y candelabros. Muy porno todo, de no ser porque en esta ocasión se trata de BDSM, o lo que es lo mismo, sadomasoquismo. Según su propietaria o ama, que viene muy al pelo en este asunto, La Mazmorra de Dómina Lilian es la única sala con licencia en Cantabria para la práctica de 'bondage' (ataduras), dominación, sumisión y masoquismo. "En parte la trilogía de 'Cincuenta Sombras de Grey' ha tenido algo que ver con la apertura de esta sala. Fue un 'boom' que dio a conocer el BDSM, aunque de forma edulcorada, y levantó interés en el público en general", explica la dómina.

El local de entretenimiento, donde no se practica sexo a no ser que sea con tu pareja, se ubica en Los Corrales de Buelna y los vecinos están que se mueren por conocer la dirección exacta. Por la curiosidad, no por otra cosa. Algunos incluso creen que es fruto de una invención, sin embargo las cámaras de El Diario han estado dentro para mostrar que de todo en esta vida se aprende.

En el interior, Domina Lilian enseña a sumisos y sus parejas las técnicas de la dominación, como "no mirar a los ojos, tratar de usted, posturas que significan sometimiento, protocolo o cómo azotar de forma segura". Todas esas 'maniobras' que el injustificadamente endiosado Cristian Grey hace a la supuestamente inocente Anastasia Steele.

En resumidas cuentas, la Mazmorra es casi un centro de estudios. Hasta convocan concursos de relatos sexuales con premio. Una estancia para dos en el local con los utensilios (que parecen atrezzo pero no lo son) propios de un lugar como este: esposas, fustas, máscaras de gas, una camilla ginecológica, un cepo, una jaula o un trono, entre otros muchos objetos curiosos (y lujuriosos).

No hay un perfil

"En Cantabria son un poco... parados. No es una sociedad muy abierta, es más tradicional. Se lleva más en ciudades grandes donde tienen mucho más de todo. Más oportunidades de probar cosas diferentes", explica la dominatrix. La sala abrió hace un año y por la zona de juegos para adultos han pasado clientes "de todo tipo y de todas las edades. He tenido chicos de 23 y hombres de 60. No hay prototipo de usuario, ni económico, ni cultural".

"Todo está consensuado entre personas adultas", deja claro la ama, en el sentido de 'mujer que tiene sumisos a su disposición'. "Y si viene a una clase", no hay relación sexual.

Fuera de las cuatro paredes de la mazmorra, la dómina lleva una vida normal, pero dentro se transforma. Es como una puesta en escena. Se trata de interpretar. Hablas con la otra persona y, de forma consensuada, realizáis juntos una fantasía. Ahí está la magia, en la transformación".

Imaginen el anecdotario de esta mujer que ha visto en un año de todo. "Me han pedido muchas cosas extrañas pero algunas no realizo, como los juegos con agujas... Siempre hay gente que desvaría un poco, como en todos los gremios. Muchos hombres me piden 'femdom' (dominación femenina) porque están cansados de que toda su vida a los hombres siempre se les obligue a dar el primer paso".

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