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Tres modelos de comunión muy diferentes para niñas. BLANCA CASTILLO
Las niñas ya no quieren ser princesas en su Primera Comunión

Las niñas ya no quieren ser princesas en su Primera Comunión

Los vestidos pomposos que ocupaban media iglesia son cosa del pasado, ahora triunfa el plumeti, los fajines de colores y las coronas en el pelo

MARÍA REGO

Viernes, 26 de abril 2019, 16:57

Lo sentimos por Cenicienta, Bella o, la más moderna, Elsa, pero las niñas ya no sueñan con ser princesas. Ni en su Primera Comunión, cuando la mayoría de ellas se visten de largo por primera vez, se quieren ver dentro de un traje pomposo, lleno de florituras, como la mismísima Lady Di en su boda. Los vestidos que ocupaban media iglesia son cosa del pasado aunque todavía hay quien los pide.

Quien prefiera lo clásico lo encontrará y aquéllas que busquen un estilo más informal, incluso de inspiración hippy, también pues de los talleres de algunas marcas especializadas salen centenares de modelos diferentes para cada primavera. En los catálogos se ve cómo va entrando poco a poco el color, aunque muy suave, en forros en pastel, gasas en salmón... y, sobre todo, en fajines que, junto a las flores, arrasan alrededor de la cintura de las niñas. Pero si hay un tono que triunfa en la paleta es el blanco roto, y en esto se contagian de la moda nupcial. Un vestido 'normal' de niña, por ejemplo, ronda los 300 euros, aunque hay opciones en el 'outlet' por la mitad y diseños de firma, desde Roberto Torretta a Francis Montesinos, que llegan a los 600.

El siglo XXI no sólo ha fulminado los diseños de volúmenes imposibles sino que también ha traído inventos como el vestido con dos faldas. Una por encima de la rodilla y otra larga unidas por el mismo fajín. A las niñas les encanta ir de largo a la ceremonia pero luego, en el banquete o a la hora de jugar, están mucho más cómodas de corto.

Las fllores son las protagonistas de este diseño en plumeti y con encajes donde se cuelan los tonos empolvados. BLANCA CASTILLO

Más extendidos están los adornos para la cabeza, como casquetes y coronas florales, una tendencia que amenaza con convertirse en plaga y que por mucho que guste no queda bien a todas las caras.

¿Y los niños?

Si quien va a tomar la comunión es un niño, olvide todo lo anterior y respire, porque la elección resultará bastante más sencilla. Las opciones se reducen y al mirar por el retrovisor se comprueba que los modelos han cambiado menos que los diseños femeninos. Diferencias, eso sí, haberlas haylas. Antes todos querían ir de almirante y cuantos más galones llevaran, mejor, y ahora reina el traje de calle con americanas y pantalones no tan de vestir que después podrán usar más. Los más estilosos podrán dar un toque diferente al conjunto, por ejemplo, en forma de coderas semiocultas en las chaquetas.

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