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Hoy ya no estoy de boda, pero de fiesta sí que sigo. Y es que, a estas alturas de agosto, se celebran las fiestas en honor a los Santos Mártires, San Emeterio y San Celedonio en mi localidad natal, Calahorra (al sur de La Rioja). Y aquí me encuentro, disfrutando con mis hojas de la gastronomía y del buen ambiente que se generan en las fiestas de localidades no muy grandes, en las que todo es compartir, comer beber y bailar. Vamos divirtiéndome un poco que también uno tiene derecho.

Hoy no me ha dado tiempo a prepararos una nueva receta de café, pero hurgando en mis creaciones del pasado sí que he descubierto una que me encanto en su día, época en la que andaba jugando con lo que se conoce como trampantojo. Y así cree esta receta que bautice como angulas de café.

Lo primero es conocer que son las angulas claro. Son alevines que son pescados en la época de invierno, y que ahora no hay mucho y son bastante caras (aunque han aparecido hace algún tiempo las gulas, que es un sucedáneo elaborado a partir de pescado, que similar a estas famosas angulas). Bueno, se puede decir que esto también es un sucedáneo, pero de café espresso y de leche avainillada, que, con la ayuda de un catéter, y de gelificante vegetal neutro, hemos conseguido ese aspecto tan similar a las angulas.

Para rematar el plato, he añadido almendra en trozos a modo de ajo, bayas de Goji como si guindilla se tratase y zumo de fruta de la pasión para simular el aceite. Un trampantojo que salta al ojo, con una pinta muy apetecible y con sabor ligeramente dulce, más bien podría considerarse un postre.

Os abandono por hoy, que he quedado para comer. Hasta la semana que viene. Un saludo y un espresso, por favor.

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