Picoteo informal en un marco con sabor añejo en Casa Sampedro

En el Barrio de Adarzo, cerca del Parque Tecnológico, se ubica este bar-tienda con sabor añejo, con un escenario que recuerda a las antiguas tiendas de ultramarinos, donde se vendía «de todo». Según reza en su imagen, su fundación se remonta a los años treinta del siglo pasado, pero su actual propietaria, María Ángeles Araujo lo regenta desde 2000.

Típico sitio para tomar el aperitivo, su barra convive en armonía con un pequeño comedor donde los clientes comparten raciones, porque no se trabaja el menú del día. La carta es muy generosa en propuestas y sin grandes ambiciones gastronómicas: son platos y conceptos tradicionales, donde el producto es quien tiene el protagonismo.

La oferta se divide en siete bloques. El primer es el de ensaladas, en el que realmente hay una gran variedad, con precios entre 8 y 10 euros, salvo los tomatitos con queso fresco y orégano que están en 6,80 euros.

Luego hay tablas de embutidos, con ibéricos, cecina y chorizo picante de León y morcilla ibérica. En quesos destacan el pasiego Divirín y los quesucos de Cantabria, junto a otros italianos para fundir.

El apartado más importante es el de las raciones, donde tienen cabida todo tipo de fritos: jijas, callos, conservas, elaboraciones con foie, gambas, langostinos, pollo o morcilla. Igualmente es generosa la oferta en huevos, ya sean fritos con... (picadillo, morcilla, callos, gulas...) o en revuelto. De carne, hay solomillo de cerdo, lomo adobado, chuletillas de pavo y escalopines de canguro.

Finalmente, en postres, recomendables el tiramisú casero con chocolate blanco o la tarta de queso.