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Dos jóvenes catan unos vinos frente a un viñedo. Adobe Stock
Cantabria en la Mesa

El sector del vino afronta el desafío de crecer pese al contexto

Cantabria cuenta con 49 viticultores, 18 bodegas y 74 hectáreas inscritas, así como una producción de 300.000 litros

José Luis Pérez

Santander

Martes, 9 de septiembre 2025, 15:22

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Han transcurrido ya dos décadas desde que vio la luz en 2005 el libro «La vid en Cantabria. Prospección y caracterización de variedades autóctonas», editado por el CIFA y obra de Juan Ignacio de Sebastián, José Ignacio Ruiz de Galarreta, Enrique Ritter y Egoi Martioda. Y tres años más desde que la Sociedad Económica de Amigos del País de Liébana editó el libro de Mª Teresa de la Fuente y Sergio Martínez titulado «De la viña a la bodega. Doce siglos de viñedo en Liébana». Y, aunque el panorama vitivinícola haya cambiado diametralmente, ambas obras siguen siendo fundamentales para introducirse en un sector que en los últimos años está cogiendo protagonismo y está creciendo de forma paulatina, pese a que Cantabria siga siendo una gota en el océano si se comparan sus cifras con las de otras regiones de España.

Pequeños pero con ganas

En un sector joven y muy atomizado como es el del vino en Cantabria, con tres zonas de producción focalizadas en Liébana, la Costa de Cantabria y Valderredible, los empresarios –dotados de grandes dosis de entusiasmo y también de paciencia y resilencia– afrontan el reto de crecer para hacer viables –e incluso rentables– sus pequeñas explotaciones en un contexto que no acompaña. Uno de sus principales avales son los sellos de calidad, IGP Vino de la Tierra de Liébana e IGP Vino de la Tierra de la Costa de Cantabria– con los que se reconocen unos vinos que han evolucionado notablemente desde hace dos décadas en calidad y regularidad. La experiencia es un grado..., y en este caso no alcohólico.

A falta de proyectos sólidos y de grandes dimensiones, han surgido nuevas iniciativas, más referencias y poco a poco se han ido superando algunas vallas, como que los vinos de Cantabria ganen presencia en las cartas de los restaurantes. En este sentido, sin que se haya conseguido llegar a la mesa, sí que se ha avanzado notablemente y los vinos de Cantabria ya se piden por el cliente y son recomendados por los jefes de sala y los sumilleres más profesionales.

No hay datos de consumo de vinos de Cantabria, pero en la mayoría de los casos las bodegas acaban vendiendo todo su vino antes de que se reponga con la nueva añada. Y esto es un buen dato, lo que ha animado a muchas empresas a elaborar vinos nuevos, a experimentar e incluso a dar el salto para poner en el mercado vinos de alta gama, de una calidad superior y a unos precios que por sí mismos ya generan un respeto. Y, luego, en la mesa, estos nuevos vinos, no solo no defraudan, sino que son capaces de generar optimismo.

Aunque el consumo a nivel general de vino desciende, en Cantabria la producción de la mayoría de las bodegas se agota

¿Más hectáreas?

Si estos factores tienen su peso en la balanza, hay otros que generan cierto recelo en los viticultores para crecer en superficie. A nivel local, Cantabria apenas recibe derechos para plantar más superficie cuando en otras regiones se plantean arrancar viñas. Para conseguirlos, hay que salir al mercado y adquirirlos a un precio que pone en entredicho la viabilidad de unos proyectos que tardan cuatro o cinco años en dar sus primeros ingresos desde el momento en que se plantan las viñas.

Vino de la tierra de Liébana

26 viticultores inscritos

5 bodegas embotelladoras

15 hectáreas; 26.500 litros

Por otro lado, están los problemas que genera la actividad viticultora propiamente dicha en el campo. Los problemas con las enfermedades de la vid, oídio, mildiu, botritis, exigen en un clima húmedo como el de Cantabria numerosos tratamientos a lo largo del año, con lo que ello supone en inversión, no solo en lo relativo a la mano de obra, que, por cierto, también escasea.

Estos problemas han abierto un debate con posturas diferentes sobre las variedades con las que trabajar. Mientras hay quienes defienden la experimentación e introducción de variedades resistentes a las enfermedades, clones de laboratorio, otros son partidarios de no avanzar en este sentido salvo que se profundice en la recuperación de variedades tradicionales. En este sentido, también hay quien defiende que es necesario avanzar en el cultivo y explotación de variedades tintas en la zona de la costa con el fin de conseguir nuevos vinos.

Vino T. costa de Cantabria

23 viticultores inscritos

13 bodegas embotelladoras

59 hectáreas; 273.500 litros

Otro factor que puede marcar el futuro del sector vitivinícola de Cantabria es la evolución del clima, el denominado popularmente como «cambio climático». Una subida de las temperaturas puede cambiar las condiciones y contribuir a que la maduración de la uva concluya con mejores resultados en la copa final.

Enoturismo y oportunidades

Para hacer más sostenibles los proyectos empresariales, han surgido en los últimos años interesantes iniciativas que han puesto el foco en el enoturismo, con buenos resultados.

También, aprovechando la experiencia, se han elaborado otras bebidas como vermuts, destilados o espumosos, con el fin de seguir el hilo de las tendencias de consumo.

Problemas comunes

Pero el vino en Cantabria no puede estar ajeno a la problemática que acecha al sector del vino en España. Los jóvenes prefieren vinos más ligeros frente a los tintos tradicionales y, a nivel general, el consumo de vino está descendiendo de forma preocupante por cambios de estilo de vida y hábitos de consumo.

Al citado cambio climático y a las sequías, se suman la caída de las exportaciones y el riesgo de los aranceles. También se arrastra un exceso de producción y un desequilibrio con la demanda que explica la abundancia de vino a granel, lo que mantiene los precios en niveles muy bajos con las consiguientes consecuencias negativas en rentabilidad de las bodegas.

A todo ello se suman los altos costes y problemas de competitividad por el precio de la energía, la carga normativa y la escasez de mano de obra cualificada.

Se impulsa una Agrupación de Productores de Vino

El Gobierno de Cantabria, a través de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Alimentación está trabajando desde hace unos meses en la constitución y regulación de una Agrupación de Productores de Vino de Cantabria, que asuma las funciones de los antiguos consejos reguladores con el fin de impulsar con un sello de calidad diferenciada un sector viable y con un futuro prometedor.

Esta nueva figura, que también se impulsa para otros sector del ámbito agroalimentario, deberán permitir a los productores, tras contar con el acompañamiento y guía necesarios en el proceso de la propia Consejería de Desarrollo Rural y de la Oficina de Calidad Alimentaria de Cantabria (Odeca), tomar sus propias decisiones de forma autónoma, definir estrategias de comunicación y promoción, proponer aspectos regulatorios a la administración y establecer pautas para poder ser más competitivos en su conjunto.

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