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Víctor Puente
Martes, 24 de marzo 2015, 20:01
El presidente del Parlamento de Cantabria, José Antonio Cagigas, ha pedido un «esfuerzo» a los diputados regionales para que se comporten dentro de las normas que establece la cortesía parlamentaria durante los debates en la Cámara. Cagigas, un día después de alertar a los diputados de que «están haciendo el ridículo total» con tanta intervención espontánea sin respetar los turnos establecidos por el reglamento, volvió a mostrarse contundente en sus apreciaciones: «Las constantes interrupciones que provocan desde sus escaños están convirtiendo el Parlamento en una tertulia de bar», afirmó a preguntas de los periodistas en un acto celebrado en el Parlamento. «Cuando yo intervengo en el hemiciclo para llamar al orden a los diputados es cuando hay algún problema», explicó.
El último aviso de Cagigas llegó a raíz del tenso debate que mantuvieron este lunes la consejera de Presidencia,Leticia Díaz, y el diputado socialista Francisco Fernández Mañanes con motivo de la bendición de los nuevos juzgados de Santoña. «No es pertinente que cuando el orador está en el uso de la palabra, desde los escaños se esté interviniendo continuamente», lamentó el presidente de la Cámara en referencia a la última interrupción parlamentaria.
No es la primera vez que el presidente riñe a los diputados cántabros por su actitud. El año pasado ya llegó a instarles a que no fueran a los debates en el pleno por el runrún que se produjo en el transcurso de las intervenciones. Hace dos semanas también se vio obligado a mediar para censurar el «ego» de su compañero del PP Iñigo Fernández.
Partidario de un «diálogo constante en el que todos los diputados se escuchen», Cagigas opinó que actitudes como «hablar por encima del otro» o «tratarse a gritos» solo llevan a «no escuchar» y a «no entenderse».
El presidente del Parlamento regional recordó en su mensaje dirigido a los parlamentarios que las reglas del juego de todo debate político han de basarse en una máxima: «Cada uno tiene que escuchar lo que el otro diga, y luego ya tendrá tiempo su turno para decir lo que crea oportuno y demostrar que el otro está equivocado en sus planteamientos». La crispación de algunos debates llevó el año pasado a la Mesa del Parlamento y a la Junta de Portavoces a analizar la situación. Los diferentes grupos firmaron entonces un acuerdo de «buena voluntad» para alejarse de las tanganas que llegaron a protagonizar durante los debates celebrados hace ya un año.
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