68 compromisarios aún sin asignar pueden decidir el congreso del PP

Ignacio Diego y María José Sáenz de Buruaga buscan consolidar sus apoyos para ganar la segunda vuelta de las primarias de las que saldrá el nuevo líder del PP cántabro. El día 25 de marzo en el Congreso votarán 975 compromisarios. 780 de ellos fueron elegidos el miércoles pasado en las urnas, mientras que los otros 195 son los llamados miembros natos que forman parte de la junta directiva regional.

Cada equipo calcula con estrategia militar sus apoyos en función de los resultados obtenidos, pero hay 68 de esos delegados aún sin asignar, sin nombre ni rostro a cuya puerta llamar, que pueden decantar la balanza. Se trata de las plazas de compromisario que quedaron vacantes en algunos municipios al haberse presentado menos aspirantes de los que le correspondían en el reparto.

Ahora esos restos pasan a una bolsa común y se distribuyen entre los grandes núcleos de población donde hay bastantes afiliados que no pudieron ser elegidos al existir más demanda que oferta. La redistribución de estos 68 compromisarios se notará especialmente en Laredo, Castro Urdiales y Torrelavega, donde hubo más solicitudes y donde los resultados fueron más igualados.

Aunque es muy difícil calcular cómo quedará el reparto, desde la candidatura de Diego sostienen que, en principio, como María José Sáenz de Buruaga se impuso en votos y delegados en Laredo y Torrelavega ahora el presidente se verá más beneficiado. En Castro Urdiales, en cambio, pasó al revés y creen que la secretaria autonómica se llevará los restos. Lo cierto es que las candidaturas estiman que estas 68 personas tienen la clave de un duelo que ambas consideran que será muy ajustado. Este entramado de porcentajes, nombres y números será el escenario en el que ambas candidaturas pelearán durante las dos próximas semanas para ganarse el apoyo del mayor número de delegados.

Precisamente ayer el presidente del PP cántabro y candidato a la reelección, Ignacio Diego, se reunió con compromisarios de la zona oriental para afianzar su posición. Un encuentro en el que solicitó de nuevo a su rival que «acepte el veredicto de las bases», según el cual «ha perdido». Al tiempo, le pidió que asuma «el cambio tranquilo y la unidad». «El no por el no que he vuelto a escuchar esta semana me parece una rabieta muy inmadura», afirmó Diego, para quien, si los militantes «han dicho» qué opción prefieren, «no tiene sentido ya seguir cuestionando lo que ellos han resuelto en las urnas».

También anunció su intención de crear la figura del coordinador regional, una idea que hace un par de semanas desechó públicamente y que finalmente ha decidido recuperar. «La idea es trasladar a Cantabria los cambios que diseñamos entre todos en Génova durante el Congreso Nacional y reforzar la estructura de mando del partido para que no se vuelvan a repetir los vacíos que desgraciadamente vivimos entre 2011 y 2015. Ya lo he dicho: esta cita congresual debe servir para que corrijamos los errores y profundicemos en las fortalezas de un partido que tiene que contar con el mejor equipo». Con este anuncio, Diego comenzó a desgranar su hoja de ruta para «fortalecer» el PP cántabro y «traducir en 2019 la mayoría social en nuevas responsabilidades de gobierno».

Desde la candidatura de la secretaria general, el diputado Íñigo Fernández consideró que el presidente del partido «», por lo que apeló a su «generosidad» y le invitó a «marcharse» como han hecho homólogos suyos en otras comunidades. Según este parlamentario, «no tiene sentido» lo que está haciendo Diego: «Dividir un partido por la mitad», algo que ni las siglas ni la militancia se «merecían». «Lo que no tiene sentido es lo de Ignacio Diego: dividir el partido por la mitad, llegar a esto solo para seguir una etapa que dura ya 13 años y que quiere llevar hasta los 17» años, manifestó el diputado, quien recordó que Gonzalo Piñeiro «se fue en mejores circunstancias» y «sin que nadie se lo pidiera», con lo que su relevo fue «ejemplar»; como también lo fue, añadió, el de José Joaquín Martínez-Sieso.